Minerva y Ben fueron recibidos en la habitación de lord Brarthoroz casi de inmediato. La daga que había extraído de la escena de la desaparición de Aoife estaba encima de una losa rectangular de cuarzo en el centro de la mesita, justo al lado de una gran tetera humeante de algo que llamaba al alma de Minerva.Ben puso los ojos en blanco y se rió para sus adentros al oír el chillido de placer de Minerva, que correteó excitada por la habitación, dirigiéndose directamente a la tetera, levantó la tapa e inhaló profundamente.‘¡Dios mío! Esto huele a Navidad…’ Exclamó vertiginosamente mientras Ben miraba por encima de su hombro el líquido de aspecto cremoso que había en su interior antes de que sus ojos se desviaran hacia el desagradable objeto que había justo al lado.‘No te preocupes Ben, las dos cosas no están relacionadas de ninguna manera’. Retumbó Lord Brarthoroz mientras colocaba tres tazas de café de buen tamaño sobre la mesa frente a ellos y se sentaba pesadamente en la silla de e
'No entiendo cómo han podido desaparecer tantos hombres tan fácilmente. No tiene ningún sentido que no haya rastro de ninguno de ellos’ continuó Bertram con el ceño profundamente fruncido.Ben notó que la tensión de Minerva aumentaba a medida que Bertram hablaba, así que le cogió la mano y se la apretó para tranquilizarla.Sabía muy bien que su ansiedad se debía más que nada a su preocupación por Greyson, y por mucho que deseara que su relación se limitara a ellos dos, hacía tiempo que había aceptado que la Diosa de la Luna tenía planes para todos ellos, y que era cuestión de confiar en su sabiduría y no en sus propios deseos egoístas.‘¿Crees que tienen algún problema?’ Preguntó Minerva en voz baja.‘Quién sabe’ resopló Bertram. ‘Toda la zona es un punto muerto para las comunicaciones. El último contacto que tuve con ellos fue aquí’ dijo mientras señalaba una zona en el mapa’, y con el segundo equipo aquí’ continuó, moviendo el dedo índice hacia un lugar situado ligeramente al oeste
Minerva y Ben bajaron a las celdas, con Minerva todavía refunfuñando en voz alta por la incompetencia de Bertram. Todo lo que quería eran respuestas y el hecho de que a cada paso que daba parecía haber otro obstáculo que salvar estaba empezando a cabrearla.Aoife no merecía sufrir como lo había hecho y ninguno de ellos sabía realmente si estaba viva o muerta. Especialmente con la implicación de su tío. Si Eromaug estaba detrás tanto de la muerte de Aoife como de la de su propia madre, odiaba pensar qué más sería capaz de hacerles pasar.Minerva lo recordaba vagamente de las pocas ocasiones en que se habían visto, cuando ella era niña, e incluso entonces se había sentido abrumada por lo incómoda que la hacía sentir a ella y a su madre. Se estremeció involuntariamente y apartó aquellos recuerdos mientras su rostro se endurecía.Al menos ahora sabía por qué su madre desconfiaba de él y le disgustaba el tiempo que Minerva había pasado con él, y por qué su padre siempre parecía ocultar su
‘¿Eromaug?’ repitió Linus sorprendido a Ben. ‘¿Por qué necesitas saber de él?’.Ben guardó silencio mientras estudiaba su rostro. La expresión de asombro y sorpresa que se reflejó en sus ojos, seguida de la expresión de preocupación que se dibujó en su rostro, indicaron a Ben que Linus sabía algo sobre el Señor de los Demonios. Quedaba por ver si le sería útil o no.‘Me complace ver que el tiempo que llevas aquí no te ha afectado al oído’ comentó Ben secamente mientras se apoyaba en la pared con indiferencia ‘quiero saber qué sabes de él’.Linus tragó saliva con nerviosismo y sus ojos recorrieron la celda.‘Es un tema peligroso para hablar tan abiertamente...’, tartamudeó temeroso.‘Yo no diría que tu celda es un lugar abierto, Linus’. Linus chasqueó la lengua y entrecerró los ojos.‘No tienes ni idea de lo que estás hablando. Incluso en lugares que consideras seguros, no tardas en reevaluar tus temas de conversación’. Linus siseó: ‘Aún no me has dicho por qué necesitas saberlo’.‘Y s
Ben gruñó furioso mientras empujaba hacia atrás la fuerza que lo sujetaba a la pared mientras Jasper se reía burlonamente.‘Bueno, mírate, ¿no has crecido?’ Jasper ronroneó: ‘Parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que te vi’.‘¡Si no volviera a verte sería demasiado pronto!’ espetó Ben mientras se esforzaba sin poder evitarlo.Jasper suspiró teatralmente.‘Bueno, eso no es muy agradable, ¿verdad?’ exclamó mientras acariciaba la parte posterior del pelo de Ben, peinando casi con cariño los mechones con los dedos. ‘Y yo que pensaba que podíamos dejar lo pasado en el pasado y tal vez... no sé... besarnos y reconciliarnos...’ murmuró casi seductoramente al oído de Ben, provocando un involuntario escalofrío de asco que recorrió su cuerpo mientras resoplaba con desprecio.‘Jódete Jasper. Eres un psicópata y un delirante. ¿Qué demonios te hace pensar que estoy dispuesto a olvidar el hecho de que asesinaste brutalmente a mi hermana pequeña?’‘Oh, no sé si brutalmente, Ben, por
Una expresión de puro terror se apoderó del rostro de Jasper cuando las manos de Minerva se cerraron de golpe sobre cada sien y él se quedó inmóvil, la daga que había estado avanzando dolorosamente alrededor de la cara de Ben se le escapó de las manos y cayó estrepitosamente al suelo.‘No... esto...’, chilló Jasper aterrorizado, con la incredulidad dibujada en el rostro al verse completamente incapaz de moverse.‘Sí, Jasper. Resulta irónico que mi tío y yo seamos tan extrañamente parecidos y a la vez tan terroríficamente diferentes...’ ronroneó en su oído mientras sus ojos parpadeaban entre un furioso fuego carmesí y un violento brillo azul electrizante al obligar a Jasper a mirarla cara a cara.Apoyó las palmas de las manos en las sienes de Jasper y le clavó las uñas en el cuero cabelludo con los dedos mientras lo miraba sin inmutarse y se lamía los labios peligrosamente.‘Él... Eromaug... ¡Trabajo para él! No puedes hacer esto’. exclamó Jasper, con un tono de pánico en la voz, mient
Amaris y Dave estaban discutiendo sobre los posibles nombres para cada uno de los cachorros cuando un frenético Félix prácticamente cayó a través de las puertas y entró en su habitación.‘Ellos... joder... Jasper... ¡era él! Estaba aquí... ¡aún está aquí!’, se apresuró a decir entre jadeos casi incoherentes mientras se apoyaba en la mesa para intentar recuperar el aliento.Amaris y Dave se congelaron en medio de la conversación al ver su aspecto aterrorizado e intercambiaron una mirada de preocupación.‘¿Qué coño se le ha metido por el culo?’ Maena hizo una mueca de fastidio.Amaris ignoró el comentario sarcástico de Maena y se incorporó, empujando un poco la sábana hacia atrás mientras extendía las manos delante de ella en un gesto apaciguador.‘Félix, cálmate...’, empezó a decir Amaris en tono tranquilizador, pero la mirada furiosa de Félix la interrumpió.‘No, no lo entiendes’. Gritó impaciente mientras Dave gruñía advirtiendo su tono.'Gruñe todo lo que quieras Dave, esto es maldi
‘No puedo creer que aceptaras traerla con nosotros’. le espetó Baldur a Dave.‘No es como si ella o Maena aceptaran un no por respuesta’, replicó Dave mientras reajustaba su agarre sobre las piernas de Amaris y cambiaba su posición sobre su espalda.‘Eres un Alfa, Dave... si no puedes controlar a tu compañera...’ Baldur resopló burlonamente.‘Ella es la Reina Alfa por una razón’. Dave respondió con un suspiro: ‘Si estás tan enfadado, ¿qué tal si nos cambiamos y te peleas con Maena? A ver si le gusta que le des órdenes’.Baldur gimoteó casi al instante y Dave pudo ver cómo se le metía el rabo entre las piernas por reflejo.‘Sí, eso es lo que pensé’. Dave resopló mientras Baldur se escabullía al rincón de su mente y se acurrucaba hoscamente en la esquina.‘¿Va todo bien?’ preguntó Amaris en voz baja mientras estrechaba los brazos alrededor del cuello de Dave.‘Baldur está enfadado porque te he traído con nosotros’. gruñó Dave.‘Te dije que podía caminar’, frunció el ceño Amaris.‘Sí, pe