No puedo evitar mirar a esta mujer con sorpresa. ¿Cuántos miembros más de la familia van a aparecer al azar? "Pase. Malachi está por aquí", le informo, y ella me sigue hasta la sala de estar. Malachi levanta la vista para ver quién está detrás de mí, y su sonrisa se desvanece. "¿Por qué estás aquí?", él gruñe, mirando a su madre de manera amenazante. "He venido a ver por mí misma que mi hijo va a tener un bebé", ella dice en tono monótono. "Bueno, ya lo has visto, así que ya puedes irte", replica Malachi poniéndose en pie y caminando hacia nosotros. "¿Qué? ¿No quieres que tu madre te arruine la fiesta?", ella se ríe. "¡VETE YA!", grita Malachi en su tono alfa y su madre retrocede. Cuando la miro puedo ver el miedo en sus ojos. Ella vuelve a caminar lentamente hacia la puerta, la abre para salir, se gira con un brillo maligno en los ojos. "Por cierto, sé lo de Alaric. Esta no será la última vez que me veas", ella promete, lanzando una mirada hacia mí mientras sale. Paso junto a Mala
El lobo me tiene inmovilizada y lo único que le impide arrancarme un trozo de la cara son mis manos sujetando su hocico, pero es demasiado fuerte. Justo cuando estoy a punto de rendirme, el lobo pardo de Malachi lo aparta de mí. Se pelean en el suelo, clavándose ferozmente los dientes el uno al otro, pero no tengo tiempo de concentrarme en la pelea. Corro hacia Marley e intento levantarla del suelo para sacarla de aquí, pero ella aún está tan conmocionada que debo obligarla a moverse. "¡Marley, tenemos que irnos ya!", grito, agarrándola de la mano, ella finalmente reacciona y empuja a los niños para correr hacia la entrada de la casa de la manada. De repente, un lobo marrón oscuro se mueve para bloquear la puerta, atrapándonos a todos fuera. Reconozco a este lobo inmediatamente. "Evadean", susurro en voz baja, encontrándome con sus ojos. Ella gruñe al oír su nombre, enseñándome los dientes en señal de advertencia. "Marley, tú y Ben tienen que llevar a los niños dentro y esconderse",
Punto de vista de MalachiSostengo a Chloe en mis brazos, todavía sacudiéndola con dulzura para despertarla. Los paramédicos llegan y piden a todo el mundo que retroceda para dejarles espacio. Me siento como si estuviera bajo el agua, todo el mundo se ve borroso con voces apagadas como si estuvieran hablando a cámara lenta. Sólo puedo distinguir la forma de un paramédico que se arrodilla a mi lado para comprobar el pulso de Chloe. "Señor, su pulso es débil", él comienza a decirme; sus palabras son claras como el agua. "Parece que ha perdido mucha sangre". El paramédico dice, casi como si me dijera que es demasiado tarde."AYÚDELA", gruño, haciendo que él salte, pero no me importa. Miro hacia abajo para ver la cara de Chloe, que se está poniendo azul y su piel, antes cálida, está ahora fría al tacto. "Chloe, por favor, no me dejes", grito, abrazándola a mi cuerpo mientras la acuno. Las lágrimas caen incontroladamente de mis ojos y toda la habitación empieza a llorar mientras sostengo
Al entrar en la casa de la bruja, sigo teniendo a Chloe en brazos. "Acuéstala en esta mesa", me dice Sukie, señalando una mesa de madera con un paño blanco. Hago lo que me dice y acuesto a Chloe, y vuelvo a mirar a Sukie. "Entonces, ¿qué hacemos?", pregunto, necesitando algún tipo de señal de que esto va a funcionar. "¿Vas a dar tu vida por la de ella?", pregunta Sukie, con una ceja levantada. "No, he traído a otra persona", afirmo, saliendo hacia mi coche. Abro el maletero y saco a una Evadean atada, echándomela al hombro. Vuelvo a entrar en la casa y dejo a Evadean en el suelo. "Aquí tienes tu vida", digo sin emoción y Sukie asiente sin decir nada. "Ponla en la silla. Tengo que buscar mi daga", me informa, y se va a la habitación de atrás. Pongo a Evadean en la silla y me encuentro con sus ojos con una mirada asesina, a pocos centímetros de su cara. "Me has quitado la única cosa por la que haría cualquier cosa, así que me la devolverás", gruño, manteniendo mis rasgos inexpresivos.
'Esta mujer mayor me acaba de decir que tengo que convertirme en hombre lobo para seguir viva me repito a mí mismo, dejando que sus palabras se hundan. "¡Qué demonios! ¿Cuándo es la próxima luna llena?", grito, mirando a Malachi. "En 7 días", él murmura, con la cabeza baja. Me levanto de la mesa y empiezo a pasearme por la habitación. Malachi llega a mi lado y me detengo para ver sus ojos. "Luna, todo saldrá bien. Podemos transformarte esta noche, o mañana si necesitas un día para descansar", él me dice. Me acerco a él, lo miró de reojo, y no puedo evitar fijarme en lo guapo que es su rostro. Solo quiero besarlo, pero entonces lucho contra el trance en el que me tiene su preciosa cara. "¡NO! No quiero ser un lobo", grito, viendo cómo se le borra la sonrisa. "¿Qué quieres decir? Es la única manera de que te quedes con nosotros", él me explica con una mirada confusa. "No quiero perder mi humanidad. Eso es lo que me hace ser quien soy", razono con lágrimas en mi rostro. Malachi me coge
Han pasado cinco días desde que volví a la vida. Ahora estoy preparando el desayuno para Malachi mientras doy de comer a Paisley. La casa está en silencio desde que Marley y los niños regresaron a Nueva York. Todos prometieron no hablar nunca de lo que vieron. Solo faltan dos días hasta la luna llena para que me transformen, y me aterra ser una mujer lobo. Todavía me preocupa que eso cambie lo que soy como persona y que pierda mi humanidad. Me dirijo al columpio de Paisley para dejarla en el suelo y poder terminar de cocinar y, cuando vuelvo a los fogones, le doy la vuelta a la tocineta y remuevo los huevos. Malachi entra, se acerca por detrás de mí y me rodea la cintura con sus tonificados brazos. Siento que mis pezones se endurecen al instante al sentir su pecho cincelado contra mi espalda. "¿Cómo están mis chicas esta mañana?", pregunta Malachi, besando mi nuca. "Hombre lobo, te lo estás buscando, ¿verdad?", digo, dándome la vuelta para mirarlo. "Puede que sí", él dice con una s
Hoy es el día de la luna llena, y la ceremonia será esta noche. Me siento tan nerviosa que apenas si pude dormir. Me doy la vuelta y veo a Malachi durmiendo como un bebé. 'Debe estar cómodo', pienso, con el ceño fruncido, y me levanto lentamente para no despertarlo. Un pensamiento travieso pasa por mi mente. Me dirijo al baño, agarro su crema de afeitar y regreso a la cama, donde Malachi está roncando como un bebé. Suspiro y volteo los ojos con exasperación, pero sonrío al darme cuenta que su mano está en la posición perfecta.Rocío un poco de crema de afeitar en su mano, rezando que no se despierte por el ruido. Me congelo cuando Malachi se mueve un poco, pero no se despierta, así que tomo el extremo de mi trenza de cabello y le hago cosquillas en la nariz unas cuantas veces. Él arruga la nariz, como si quisiera estornudar. Le hago cosquillas de nuevo y… ¡pam! Salpica la crema de afeitar por toda su cara. '¡Jajajaj, síííí!', me digo en celebración, tapándome la boca mientras caigo ha
Doblo en la esquina y veo a Paisley durmiendo en su columpio. La levanto, acurrucándola en mi pecho mientras tomo asiento en la mesa. En el momento en el que bajo la parte superior de mi vestido y revelo uno de mis pechos, para alimentar a Paisley, Malachi entra a la cocina; se puso a mirar a su alrededor, como buscando algo, hasta que me encontró sentada. Levanto la mirada para encontrarme con la suya, claramente nada feliz de verlo. "Luna, lo siento. No fue gracioso, no sé por qué dije eso", dice Malachi tartamudeando, mirándome como pidiendo perdón. "Eso sucedió hace poco, es demasiado pronto para hacer bromas", lo regaño con voz severa, todavía mirando a Paisley. "¿Qué pasa si la transformación no funciona y hoy termina siendo mi último día?", exclamo, con una lágrima rodando por mi mejilla.Malachi me mira con cara de arrepentimiento. "Lo siento Chloe. Por favor, perdóname. No lo dije en serio", él suplica, arrodillándose frente a mí. "Luna, esto funcionará. Serás más poderosa, y