Capítulo 30
Han pasado cinco días desde que volví a la vida. Ahora estoy preparando el desayuno para Malachi mientras doy de comer a Paisley. La casa está en silencio desde que Marley y los niños regresaron a Nueva York. Todos prometieron no hablar nunca de lo que vieron. Solo faltan dos días hasta la luna llena para que me transformen, y me aterra ser una mujer lobo. Todavía me preocupa que eso cambie lo que soy como persona y que pierda mi humanidad.

Me dirijo al columpio de Paisley para dejarla en el suelo y poder terminar de cocinar y, cuando vuelvo a los fogones, le doy la vuelta a la tocineta y remuevo los huevos. Malachi entra, se acerca por detrás de mí y me rodea la cintura con sus tonificados brazos. Siento que mis pezones se endurecen al instante al sentir su pecho cincelado contra mi espalda. "¿Cómo están mis chicas esta mañana?", pregunta Malachi, besando mi nuca. "Hombre lobo, te lo estás buscando, ¿verdad?", digo, dándome la vuelta para mirarlo. "Puede que sí", él dice con una s
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