Iban en el auto de Osiris. Micah en el asiento del copiloto, Cielle e Idan detrás. Movía el abogado nerviosamente su pie contra el suelo, jugaba con sus manos sobre su regazo y era incapaz de mirar la cara a su acompañante. «¿Y si lo defraudo?»Aquella pregunta inundaba su mente, sin dejarlo pensar en nada más. Tenía miedo de no ser capaz, de defraudar la confianza que Idan tenía en él. Se veía tan calmado el criminal, como si no estuviera a una hora de ser juzgado, como si su vida no dependiera de ello. Idan sería condenado a muerte si eran probados todos sus delitos, solamente los asesinatos cargados a su cuenta por culpa del narcotráfico, serían suficientes para mandarlo a la silla eléctrica. Y si se probaba que era hijo de Leonardo Lombardi, uno de los líderes de la 'Ndrangheta, entonces estaban perdidos sin lugar a dudas. Quería llorar, sus ojos picaban. Lo detestaba tanto y sin embargo, en los últimos años era lo único que había hecho. Era débil, se sentía débil y actuaba com
En aquel momento parecía que todo transcurría en cámara lenta. El auto pasó a una velocidad demasiado rápida como para que Cielle pudiera siquiera notarlo a tiempo. El grito de Idan resonó y el abogado lo miró por unos instantes, por breves segundos sus ojos conectaron, entonces se escuchó el sonido del impacto. El cuerpo del abogado chocó contra el parabrisas y rodó por encima del auto para caer en la calle. Todos los que presenciaron ese instante se quedaron atónitos. Micah, siendo el que más cerca se encontraba, junto al auto, fue capaz de escuchar el sonido de los huesos rompiéndose al caer al suelo y ahogó un grito para cubrirse la boca con las manos, horrorizado. El auto se dio a la fuga, las personas que transitaban por la calle corrieron todas en esa dirección, poco después se vio el área rodeada de una gran muchedumbre, varias personas llamando a la policía y a una ambulancia. Los pies de Idan no se movían, parecían estar pegados sobre el concreto de la acera, tampoco res
Las primeras veinticuatro horas serían cruciales para Cielle, estaba inconsciente pero luchaba por su vida como todo un guerrero. Micah y Osiris se habían quedado con él, sin embargo cuando Selene llegó al hospital les dijo que los reemplazaría, para que fueran a casa a descansar y comer. La abogada se había enterado por las noticias del accidente de su amigo, así que había ido sin perder tiempo al hospital. La joven lloraba mientas Micah le explicaba lo que había sucedido. —¿A dónde crees que vaya Idan? —preguntó Micah a Osiris mientras este conducía a su casa. —No lo sé pero me preocupa, está totalmente desesperado y así no se piensa bien. —Espero que no se meta en líos, acaba de ganar el juicio y ha sido un milagro. —Que va —negó el asesino —, yo no creo en los milagros. Algo pasó esta mañana en el tribunal, los testigos cambiaron su declaración y las pruebas desparecieron. —¿Los habrá sobornado?—No lo sé....Idan caminaba con rapidez adentrándose en aquel alejado y solitar
El médico les permitió darle una visita rápida a Cielle, pues tendría que someterse a un gran número de exámenes luego de despertar. Micah y Osiris entraron en la habitación, no sin antes avisarle a Selene que finalmente había despertado. —¿Cómo te sientes? —preguntó Micah con una sonrisa de labios. —Sovsem zaputalsya. (Completamente confundido) —respondió haciendo una mueca de dolor. —Está hablando ruso. —Micah abrió los ojos sorprendido. —Oh no, se restableció de fábrica —comentó Osiris negando —. Quizás si volvemos a golpearlo en la cabeza recuerde como hablar nuestro idioma. —Dime que estás bromeando —pidió Micah, pero al ver a Osiris buscado en la habitación algún objeto contundente lo reprendió —. ¡No puedo creer que lo digas en serio! —¿Por qué no? —se encogió de hombros. —Debemos decirle al doctor. —Cállense de una vez —pidió Cielle y ambos voltearon rápido a verlo —. No olvidé como hablar, pero mi cabeza me está matando y ustedes estorban. —¿Nos recuerdas?
Los días transcurrieron fugaces, después de innumerables terapias Cielle había recuperado la movilidad de las piernas y sus citas con el psiquiatra había dado frutos, la cuestión era... ¿Qué tipo de frutos? Durante aquel período de semanas no permitió que nadie más lo visitara, siendo así que Idan se veía en la obligación de mantenerse alejado, cosa que aceptó sin muchas quejas. Él quería darle tiempo suficiente a Cielle para sanar todo el dolor que debía estar experimentando en aquellos momentos, sin embargo, no podía negar que se preocupaba bastante luego de las primeras palabras que escuchó salir de los labios de Cielle después de que este despertara. Quizás estaba paranoico pero cuando vio aquella mirada y la manera en la que se expresó, sintió que lidiaba con una persona totalmente diferente y eso le causó un terrible temor. Dado a que Idan pagaba los gastos del hospital, le fue avisado con antelación el día en que sería dado de alta el abogado, así que no dudó en ir a buscarl
Idan estaba estupefacto, y para cuando Cielle llegó frente a él aún no había podido asimilar aquella situación sin que pareciera totalmente descabellada. —¿Por qué? —preguntó en un casi quejido, su voz abandonó sus labios tan rota que daba lástima. —El porqué es algo que no entenderías —respondió el abogado encogiéndose de hombros. —Tenías tantas opciones y los elegiste a ellos. Ellos que por años han sido tu perdición —dijo incrédulo Idan. —¿Qué opción debía elegir entonces? ¿A ti, el hijo del asesino de mis padres? Yo sé que tienes conocimiento de lo que hizo, aún así tu reacción no fue la que esperé, mientras sigas aliado a su mundo serás mi enemigo. —Han pasado muchas cosas que desconoces, Cielle. —¿Cielle? —arrugó la frente y negó con el dedo —. Cielle D' La Fontaine no existe, de hecho nunca fue real. Mi nombre es Maxim Stepanov, recordar fue bueno para mí. Los disparos se detuvieron, al parecer la invasión de Fenith al lugar había tenido éxito total, ellos ganaron.
Con el paso de los días, Idan perdió cada esperanza que albergaba de salvar a Cielle. Incluso había desistido de su idea de averiguar dónde se hallaba el escondite de Fenith, pues sentía que arriesgaría su vida en vano al trata de rescatar a alguien que sin duda no quería ser rescatado. Gracias a Micah se mantenía al tanto de todos los movimientos que estaba haciendo Fenith y con cada nueva noticia se sorprendía más, la organización se había tornado increíblemente agresiva, atacando sin piedad alguna todas las bases y a los líderes del crimen organizado que regían en New York. Sin lugar a dudas sabía que aquello era obra del abogado, su odio hacia la mafia era notorio y estaba tomando venganza incluso contra aquellos que no tuvieron una participación en la muerte de sus padres, quizás era su manera de hallar consuelo, de encontrar la paz. Porque después de días Idan al fin logró entender lo que le había sucedido realmente a Cielle; al recuperar el pasado el abogado había perdido la p
¿Renunciar a él? Idan ni siquiera tuvo que pensar demasiado aquella petición, la respuesta era no, en todas las maneras posibles. Él jamás renunciaría a Cielle, ni siquiera cuando pasaron siete años sin verse, ni siquiera cuando albergó tanto resentimiento, ni aun así dejó de amarlo. —Nunca —se limitó a responder negando con la cabeza —. No me pidas algo como eso porque sabes que es imposible. —No puedes impedirlo. —Puedo y lo haré si es necesario. Es irónico, hubo un momento en que tuve dudas —confesó en un suspiro —. Hasta esta mañana creí que debía dejarte con ellos, darme por vencido pues era el camino que elegías, pero ahora que sé que no es verdad no dejaré que tomes esa decisión. —Esto no es solo por tí, amenazan la vida de mis padres —bajó la mirada mordiendo su labio frustrado. —Déjame ayudarte. —No hay nada que puedas hacer, tampoco aceptaría la ayuda de tu gente —dijo está última palabra con asco. Él jamás perdonaría a Leonardo y su séquito por lo que sucedió