CAPITULO 36: HIJA DE MI PEOR ENEMIGO.En Chicago, Enzo caminaba de un lado a otro en su estudio como un león enjaulado, con las manos entrelazadas detrás de la espalda, los músculos de su mandíbula tensos y la furia contenida en sus pasos. André, Santino y Cassio lo miraban desde el sofá, intercambiando miradas nerviosas. Sabían que intentar calmarlo era como intentar tocar un volcán en plena erupción.—Enzo... creo que... —André fue el primero en atreverse a hablar, pero apenas su amigo giró la cabeza y lo miró con esos ojos oscuros y asesinos, se tragó el resto de las palabras. Levantó las manos como en señal de rendición—. Sí, mejor me callo.Santino suspiró y se levantó del sillón, cruzándose de brazos. Había sido suficiente silencio.—¿Crees que pueda tratarse de un secuestro? Quizás Fiodor quiera algo tuyo y esté usando a Lana para presionarte.Enzo negó lentamente, con la mirada fija en el mueble de las bebidas. Caminó hacia él y tomó la botella de whisky. Sirvió un trago sin d
CAPÍTULO 37: REGRESARÁ A CASA, PASE LO QUE PASE.San Petersburgo, Rusia.Lana se detuvo frente a la imponente propiedad que Iván le había mostrado. Era una mansión majestuosa, claramente de estilo ruso. Sus altos muros de piedra, los detalles en hierro forjado de las ventanas y el techo cubierto de tejuelas verdes le daban un aire de elegancia intemporal. Pero lo más atrapante de todo eran los jardines perfectamente cuidados, que parecían sacados de un cuento.Svetlana sintió algo extraño al verla: no sabía por qué, pero algo en ese lugar le resultaba familiar, como si perteneciera allí. Y, sin poder evitarlo, se sintió en casa.Sin embargo, no confiaba plenamente en Iván. Había algo en él que la ponía en alerta, pero al mismo tiempo, no podía ignorar la sensación de que lo que él decía era cierto. Quizás era la idea de tener finalmente un padre y una madre biológicos lo que empezaba a nublar su juicio.—Vamos —dijo Iván, acercándose a su lado.Ella lo miró de reojo, con desconfianza,
CAPÍTULO 38: MATRIMONIO INVALIDO. El silencio llenó la habitación. Fiódor la observó con expresión calmada, como si supiera que la pregunta llegaría, pero aún sopesaba la mejor manera de responder. Y cuando abrió la boca para hablar, la puerta de la sala se abrió de golpe, interrumpiéndolo. Lana giró la cabeza hacia el sonido, y su cuerpo se tensó al ver a un hombre entrar.Era un tipo de aspecto brutal, de presencia imponente y mirada fría. Tenía unos cincuenta años, con el cabello canoso, pero nada en su aspecto parecía envejecido. Su cuerpo denotaba fuerza, y el gran tatuaje oscuro que asomaba en su muñeca, visible incluso con el traje de tres piezas que llevaba, parecía una advertencia para cualquiera que osara enfrentarlo. Detrás de él apareció Iván, pero su figura, aunque igualmente intimidante, se desvanecía en comparación con la del hombre.—Fiódor —dijo el recién llegado con voz grave, dirigiéndose directamente al jefe—. Los Mozorotov no quieren pagar. Dicen que necesitan má
CAPÍTULO 39: ¿LA DEJO ENTRAR?Después de las palabras de Fiódor, Lana se enojó profundamente. Esa noche no cenó, y tampoco había desayunado esa mañana. Ahora, su padre estaba en su habitación, mirándola con preocupación. —Dochen’ka (hija), necesitas comer algo. Si no lo haces, te enfermarás. Por favor, no quiero que eso pase —dijo él, con una voz suave y dulce, casi suplicante. Svetlana se cruzó de brazos y evitó mirarlo. —Primero, esa comida es asquerosa. Y segundo, no puedo aceptar comida de un hombre que dice tan tranquilamente que va a matar a mi marido. La expresión de Fiódor cambió a una mezcla de sorpresa y desconcierto.—¿¿Asquerosa?? Dochen’ka, pero... si contraté a un chef solo para ti. ¡Es comida americana! —exclamó, sin ocultar su incredulidad. Lana hizo una mueca y suspiró rindiéndose un poco. —La verdad es que no me he estado sintiendo muy bien, debe ser por eso —dijo, como explicándose—. Pero igual, no voy a comer hasta que... De repente, la puerta s
CAPÍTULO 40: "LA ROSA NEGRA"El silencio en el estudio era cortante, tan afilado que cada respiración parecía un estruendo. Enzo permanecía de pie, inmóvil, con la mirada fija en la mujer que jamás pensó volver a ver. Greta estaba allí, tan real como sus recuerdos y, sin embargo, parecía una ilusión. Cassio, sentado en el sofá, tomaba un sorbo de su whisky con parsimonia, como si no notara la tensión que flotaba en el aire. Una sonrisa burlona se asomaba en sus labios, pero no dijo nada, porque conocía bien el mal carácter de su amigo. Por otro lado, Greta esbozó una sonrisa serena, aunque sus ojos estaban fijos en Enzo con determinación.Se aclaró la garganta y rompió el silencio.—¿Esa es la bienvenida que me das, Enzo? —dijo suavemente—. ¿Después de tanto tiempo no te alegras de verme?Él parpadeó, como si despertara de un trance. Su garganta se tensó al intentar responder, pero las palabras no salieron. En su pecho, el viejo eco de un sentimiento olvidado resonaba, aunque lo aplas
CAPÍTULO 41: NO PUEDES SEGUIR SIENDO SU ESPOSA.Lana caminaba despacio junto a Fiodor, con la mirada fija en las paredes decoradas con retratos antiguos de la familia. Sin embargo, su atención se detuvo de golpe frente a un retrato en particular.Era el de una mujer con cabello castaño que caía en suaves ondas y unos ojos marrones que parecían mirarla desde el lienzo. Su belleza era deslumbrante, y Lana no necesitó preguntar para saber quién era. Una punzada de emoción la recorrió mientras sus labios se entreabrían.—Es… es ella, ¿verdad? —preguntó con la voz temblorosa, sin apartar la vista del retrato.Fiodor se acercó a su hija con calma, colocándose a su lado. Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro mientras sus ojos se clavaban en la mujer del cuadro.—Sí —respondió con voz queda. Extendió su mano temblorosa y, con reverencia, acarició el rostro pintado—. Mi Svetlana.Ella tragó saliva, sintiendo cómo su pecho se llenaba de un calor extraño y abrumador.—Ella… era hermosa —s
CAPÍTULO 42: BAJO EL EFECTO DEL ALCOHOL.Chicago.—¿Cómo que no está allí? —la voz de Enzo resonó con furia mientras lanzaba el teléfono contra la pared—. ¡Ese malnacido de Bernard dijo que ahí tenía su casa de seguridad!Del otro lado de la línea, la voz de Santino había intentado mantenerse firme, aunque el cansancio y la tensión eran evidentes. El observó el mapa digital en su tablet, marcando cada punto verificado con una X roja. Ya había revisado tres casas de seguridad, dos almacenes y un hotel. Cada lugar estaba vacío—Lo sé, Enzo. Pero también sabes que siempre hubo un riesgo de que esa información no fuera 100 por ciento confiable. ¿O es que tú te quedarías en un solo lugar, esperando a que te encuentren? Solo falta... ir directamente a Rusia.Santino intentaba razonar con él, pero la frustración de Enzo era como un volcán a punto de estallar. Cada minuto sin saber dónde estaba Lana era una condena. El vacío que sentía lo devoraba lentamente, transformando su necesidad de enc
CAPÍTULO 43: UN ERROR QUE NO VOLVERA A REPETIRSE.Mientras Enzo se perdía en el alcohol en Chicago, a miles de kilómetros de distancia, en las frías calles de San Petersburgo, otros planes se tejían en las sombras...Ivan cerró la puerta tras de sí y, sin decir palabra, se sentó frente al escritorio.—¿Querías verme, padre?Dima dejó su copa de vodka sobre la mesa con un golpe seco y se puso de pie, las manos entrelazadas detrás de su espalda mientras caminaba lentamente hacia la ventana.—¿Ha dicho algo Fiodor sobre Enzo? —preguntó sin voltear, su tono controlado pero lleno de expectación.Ivan tomó la copa que tenía frente a él y la miró fijamente, como si buscara en su transparencia una respuesta que no quería dar.—No, no ha mencionado nada —contestó al fin, su voz seca y sin emoción—. Pero... todo parece indicar que no tiene intenciones de hacer nada en contra de Enzo.De repente, un fuerte golpe interrumpió la tensión; los adornos sobre la chimenea cayeron al suelo con un estruen