Médicos,enfermeros y algunos lobos, estaban a la espectativa de lo que pasaría, el hombre que yacía inconciente y herido, se había puesto de pie Ara defender a la doctora que estaba siendo maltratada por su novio, sus brillantes ojos no pasaron desapercibidos por el personal, eso indicaba que su lobo estaba por salir y si salía no sería nada bueno— Después de que el beta Igori, detuvo el pie de Rogelio, lo aventó al piso y se acercó a Clarisa¡¡ MIAAAA!! — El lobo reclamó a la joven y bella doctora como suya, el beta ruso Igori, había encontrado a su mate por fin¿Qué? no, no soy tuya, ¿de qué hablas? — Clarisa se negaba mientras que se perdía en la verde mirada del hombre que parecía atraparla, era tan atractivo, tan irresistible para ella, que se preguntaba en donde había quedado lo que creía sentir por Rogelio, con solo ver al dios griego que tenía frente a sus ojos, se le olvidaba todo— Si lo eres, tu eres mía, mía por destino, mía para amarte y cuidarte por el resto de mi vida
Alfa, luna y cachorrito habían descansado bastante bien por el día, dormir juntos les hico mucho bien, se habían extrañado demasiado, pero sabían que no todo sería color de rosa, había que ver lo que los enemigos planeaba en contra de ellos— Cuando Temperace, despertó, se sentía demasiado hambrienta, el cachorrito en su barriga pataleaba probablemente exigiendo comida, dejaba saber que era un glotón, solo sabía pedir comida y patalear a su hermosa madre, ese pequeño no se iba a se demasiado travieso — Buenos días, cariño, imaginé que tendrías hambre, por eso pedí que la cocinera preparará algunos ricos platillos — el Alfa entró vestido en ropa deportiva, recién bañado, con un riquísimo olor a colonia, sus ojos azules no eran gélidos cómo siempre solían estar, ahora mismo brillaban en ellos el amor por su luna — Estoy muriendo de hambre, tu hijo me despertó con pequeñas patadas, al parecer él también está hambriento — Temperace hizo un lindo puchero mientras se acariciaba la barriga
Temperace, estaba molesta, le gustaba mucho su trabajo aunque terminara exhausta todos los días, su profesión le daba vida, le ayudaba a salir de las malas rachas que le tocaba enfrentar, pero tenía que reconocer que el malhumorado Alfa tenía razón en que no sabían cómo su cuerpo podía reaccionar al cachorro, el bebé estaba creciendo demasiado rápido— Todavía me siento bien para trabajar, no me veo estar todo el día sentada leyendo revistas y viendo la televisión, soy una mujer muy activa, además tú mismo viste como estábamos sobresaturados de pacientes, ¿dime cómo quieres que los deje abandonados a su suerte?— Pues así, solo abandonalos y dedícate a cuidar de ti, en estos momentos no puedes pensar en nadie más que no sea en ti y en el cachorro, tu barriga está bastante grande, ¿has pensado que eso puede llevarte a hacer un mal movimiento y lastimarte? — el Alfa, estaba siendo demasiado aprensivo —:Realmente no, no he pensado tal cosa, quisiera poder complacerte pero no soy irrespon
El Alfa, a regañadientes llevó el mismo a su luna al hospital para que cumpliera con su turno, había accedido pero con la condición de que sería el último día, no iba a permitir que se descuidara en su salud ahora que el cachorro estaba cerca de nacer— Después de hacerla prometerle que le diría al doctorcete que consiguiera un remplazo inmediato, Alfa y luna llegaron al hospital, Temperace, se vistió en su traje de pantalón y blusa azul, y un gorro del mismo color, eso era lo que usualmente vestía un especialista en traumatología, ella dejó a su Alfa, con los tres Alfas estadounidenses y se dedicó a trabajar— Alfa, su luna está muy comprometida con la salud de los lobos de las manadas, ¿pero... no le hace daño a su embarazo esforzarse tanto? — el Alfa de la mandaba moonlight, preguntó— Mi luna, es terca, ella antepone la vida de los demás a la suya, si no la traigo yo mismo al hospital, seguro me droga para escaparse y venir a atender a los pacientes — respondió el gran Alfa, resopl
Clarisa, estaba en el dilema de querer seguir cerca del apuesto Adonis que decía que eran pareja destinada, que le hablaba como si le tuviera un cariño muy especial o ir corriendo por el psiquiatra y una camisa de fuerza por si se ponía difícil y se negaba a ser sometido— Creo que has estado bajó mucho estrés, acabas de salir de una riesgosa cirugía, de no haber sido por qué la traumatóloga Temperace Rodríguez, fue la que te intervino, posiblemente no la estarías contando, ella es la mejor—¿Temperace Rodríguez, has dicho? ¿estás segura que ese es el nombre de la doctora que me atendió? — el beta Igori, preguntaba insistente, ¿sería posible que en ese hospital se encontrara la tan buscada luna de su Alfa?— Por supuesto que estoy segura, somos mejores amigas desde hace años, seguro que en un rato más viene a revisarte ya que eres uno de sus pacientes — era muy notorio el acento ruso que Igori, tenía aunque hablara en perfecto inglés, a Clarisa le dió curiosidad y preguntó — ¿la conoce
Hola, ¿cómo están? soy su autora PANDORA, vine a recordarles que pueden dejar su bonito comentario al final de los capítulos, siempre estoy pendiente de leerlas y escucharlas, me da mucho gusto que les esté gustando esta hermosa novela de lobos y que me sigan acompañando en mis futuras historias Alexander Ivanov y Temperace Rodríguez, les van a llenar su día de pasión y amor... ¿podrá la fuerza de sus profundos sentimientos vencer a sus despiadados y crueles enemigos? descubramoslo juntas, sepan que siempre las leo, me gustaría que interactuaramos más sobre la novela ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA... les envío un saludo 🌟 las quiero mil....
El beta Igori, se quedó dormido al fin aunque se resistió bastante, quería esperar a su mate despierto pero sus fuerzas todavía no regresaban, mientras tanto Clarisa, comía un sándwich con un una soda en la cafetería, ella no podía dejar de pensar en el apuesto paciente que la estaba descontrolando, ¿por qué le atraía tanto? — El Alfa Alexander, hablaba con los tres Alfas estadounidenses sobre la situación de los lobos heridos, también sobre el ataque fallido hacía la Valquiria y el desquiciado lobo Caín, desafortunadamente no tuvieron éxito pero pulirían su estrategia, ésta guerra apenas estaba comenzando— Escuchen, necesito que salgan de los hoteles donde se están hospedando, compren una pequeña mansión y se resguarden con sus lobos ahí, no podemos bajar la guardia ni podemos estar todos juntos en el mismo lugar por qué en caso de un ataque todos podríamos ser eliminados Alexander, le daba instrucciones a sus Alfas, no debían dejar nada al azar, debían estar siempre un paso adelan
El beta, se sentía muy inútil de no poder ponerse de pié para unirse a su Alfa, en el pelea y no poder defender a su mate como correspondía, solo pudo tomarla de la mano para tratar de calmarla nadie sabía a ciencia cierta que pasaría ahí realmente, pero lo que si sabía y conocía, era el lobo poderoso y guerrero que era Alexander Ivanov, él no se las dejaría fácil de ganar—El beta enemigo Alen, se quedó sorprendido al ver al rey de las manadas en el hospital junto a los lobos heridos que tenían órdenes de matar— ¿Se te perdió algo, lobo? ¿a quien vienes a buscar? — la imponente voz del Alfa rey, dejaba saber a la manada enemiga que si intentaban algo, nobles iba a perdonar la vida, pero ya no podían retractarse, si lo hacían Caín mismo les cortaría la garganta — Qué sorpresa Alfa, el matarte aquí le va ahorrar muchas molestias al Alfa Caín y a la psicópata esa de la Valquiria, ¿qué les haces a las mujeres? esa semidiosa está loca por ti, tanto que si no eres de ella prefiere verte