El ginecólogo no podía dejar de mirar al imponente hombre que estaba sosteniendo la mano de su amiga con un amor que parecía infinito, era alto, cómo llevaba el torso descubierto por qué le quitaron la ropa para hacerle las curaciones que necesitaba, sus impresionantes tatuajes estaban a la vista— Necesito saber ¿cómo es posible y por qué teniendo solo tres meses de embarazo, dices que Temperace, dará a luz antes de los nueve meses? ¿por qué llamas al bebé, cachorro y por qué a ella la llamada luna? además, pareces un hombre peligroso, cómo si padecieras de tus facultades mentales, no puedo simplemente dejar que estés cerca de Tempy, sin conocer tus intenciones— El Alfa, volteó a mirar al médico, los gélidos ojos azules del gran lobo, lo hicieron estremecer de terror, el hombre parecía que lo asesinaría en cualquier momento¿Cómo te atreves a insinuar que Alexander Ivanov, padece de sus facultades mentales? ¡¿acaso quieres morir?! — rugió el lobo— Tranquilizate, Ivanov, Josep es mi
Josep estaba pálido como una hoja de papel, él mismo pidió a gritos que le dijeran la verdad de las cosas, que lo iba a poder soportar todo, pero supo que era demasiado cuando su comprensión como hombre de ciencia había quedado muy corta ante semejante historia que tenia frente a él— Si por un momento pensaron que el daram de esa noche ya había acabado, se equivocan por completo, la batalla de los lobos contra el Alfa Caín y la Valquiria y el reencuentro del rey Alfa con su luna, solo era el comienzo— Aléjate de él, Temperace, ¿por qué lo tienes abrazado? ¿te está amenazando? — el director Oliver, no se daba por vencido— ¿Amenazando? ¿de que rayos hablas Oliver? él es Alexander Ivanov, esl padre de mi bebé— Y su pareja, ¿quién eres tú y por qué insistes en estar cerca de mi mujer? — preguntó el Imponente Alfa— Soy... ¡soy el hombre que ella ama, antes de irse a Rusia, fuimos novios por tres años, ella no pudo haberme olvidado en unos cuantos meses, así que aunque el bebé sea tu h
Médicos,enfermeros y algunos lobos, estaban a la espectativa de lo que pasaría, el hombre que yacía inconciente y herido, se había puesto de pie Ara defender a la doctora que estaba siendo maltratada por su novio, sus brillantes ojos no pasaron desapercibidos por el personal, eso indicaba que su lobo estaba por salir y si salía no sería nada bueno— Después de que el beta Igori, detuvo el pie de Rogelio, lo aventó al piso y se acercó a Clarisa¡¡ MIAAAA!! — El lobo reclamó a la joven y bella doctora como suya, el beta ruso Igori, había encontrado a su mate por fin¿Qué? no, no soy tuya, ¿de qué hablas? — Clarisa se negaba mientras que se perdía en la verde mirada del hombre que parecía atraparla, era tan atractivo, tan irresistible para ella, que se preguntaba en donde había quedado lo que creía sentir por Rogelio, con solo ver al dios griego que tenía frente a sus ojos, se le olvidaba todo— Si lo eres, tu eres mía, mía por destino, mía para amarte y cuidarte por el resto de mi vida
Alfa, luna y cachorrito habían descansado bastante bien por el día, dormir juntos les hico mucho bien, se habían extrañado demasiado, pero sabían que no todo sería color de rosa, había que ver lo que los enemigos planeaba en contra de ellos— Cuando Temperace, despertó, se sentía demasiado hambrienta, el cachorrito en su barriga pataleaba probablemente exigiendo comida, dejaba saber que era un glotón, solo sabía pedir comida y patalear a su hermosa madre, ese pequeño no se iba a se demasiado travieso — Buenos días, cariño, imaginé que tendrías hambre, por eso pedí que la cocinera preparará algunos ricos platillos — el Alfa entró vestido en ropa deportiva, recién bañado, con un riquísimo olor a colonia, sus ojos azules no eran gélidos cómo siempre solían estar, ahora mismo brillaban en ellos el amor por su luna — Estoy muriendo de hambre, tu hijo me despertó con pequeñas patadas, al parecer él también está hambriento — Temperace hizo un lindo puchero mientras se acariciaba la barriga
Temperace, estaba molesta, le gustaba mucho su trabajo aunque terminara exhausta todos los días, su profesión le daba vida, le ayudaba a salir de las malas rachas que le tocaba enfrentar, pero tenía que reconocer que el malhumorado Alfa tenía razón en que no sabían cómo su cuerpo podía reaccionar al cachorro, el bebé estaba creciendo demasiado rápido— Todavía me siento bien para trabajar, no me veo estar todo el día sentada leyendo revistas y viendo la televisión, soy una mujer muy activa, además tú mismo viste como estábamos sobresaturados de pacientes, ¿dime cómo quieres que los deje abandonados a su suerte?— Pues así, solo abandonalos y dedícate a cuidar de ti, en estos momentos no puedes pensar en nadie más que no sea en ti y en el cachorro, tu barriga está bastante grande, ¿has pensado que eso puede llevarte a hacer un mal movimiento y lastimarte? — el Alfa, estaba siendo demasiado aprensivo —:Realmente no, no he pensado tal cosa, quisiera poder complacerte pero no soy irrespon
El Alfa, a regañadientes llevó el mismo a su luna al hospital para que cumpliera con su turno, había accedido pero con la condición de que sería el último día, no iba a permitir que se descuidara en su salud ahora que el cachorro estaba cerca de nacer— Después de hacerla prometerle que le diría al doctorcete que consiguiera un remplazo inmediato, Alfa y luna llegaron al hospital, Temperace, se vistió en su traje de pantalón y blusa azul, y un gorro del mismo color, eso era lo que usualmente vestía un especialista en traumatología, ella dejó a su Alfa, con los tres Alfas estadounidenses y se dedicó a trabajar— Alfa, su luna está muy comprometida con la salud de los lobos de las manadas, ¿pero... no le hace daño a su embarazo esforzarse tanto? — el Alfa de la mandaba moonlight, preguntó— Mi luna, es terca, ella antepone la vida de los demás a la suya, si no la traigo yo mismo al hospital, seguro me droga para escaparse y venir a atender a los pacientes — respondió el gran Alfa, resopl
Clarisa, estaba en el dilema de querer seguir cerca del apuesto Adonis que decía que eran pareja destinada, que le hablaba como si le tuviera un cariño muy especial o ir corriendo por el psiquiatra y una camisa de fuerza por si se ponía difícil y se negaba a ser sometido— Creo que has estado bajó mucho estrés, acabas de salir de una riesgosa cirugía, de no haber sido por qué la traumatóloga Temperace Rodríguez, fue la que te intervino, posiblemente no la estarías contando, ella es la mejor—¿Temperace Rodríguez, has dicho? ¿estás segura que ese es el nombre de la doctora que me atendió? — el beta Igori, preguntaba insistente, ¿sería posible que en ese hospital se encontrara la tan buscada luna de su Alfa?— Por supuesto que estoy segura, somos mejores amigas desde hace años, seguro que en un rato más viene a revisarte ya que eres uno de sus pacientes — era muy notorio el acento ruso que Igori, tenía aunque hablara en perfecto inglés, a Clarisa le dió curiosidad y preguntó — ¿la conoce
Hola, ¿cómo están? soy su autora PANDORA, vine a recordarles que pueden dejar su bonito comentario al final de los capítulos, siempre estoy pendiente de leerlas y escucharlas, me da mucho gusto que les esté gustando esta hermosa novela de lobos y que me sigan acompañando en mis futuras historias Alexander Ivanov y Temperace Rodríguez, les van a llenar su día de pasión y amor... ¿podrá la fuerza de sus profundos sentimientos vencer a sus despiadados y crueles enemigos? descubramoslo juntas, sepan que siempre las leo, me gustaría que interactuaramos más sobre la novela ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA... les envío un saludo 🌟 las quiero mil....