—¿Ayuda?— sonríe con amargura —escúchame muy bien Marcus, si por mi fuera, mandaría tres metros bajo tierra a Sonia, Bianca y al estúpido de Jacobo. Voy lento porque Ada es... Sensible y aún no asimila todo lo que ha pasado, pero al que más le tengo ganas es a Jacobo, ¿Recuerdas qué puedo mandar tras las rejas a Jacobo? Pero si lo meto a prisión por la venta del anillo, pueden pagar la fianza y saldrá como si nada, necesito algo más fuerte así como él hecho de que él es cómplice del accidente de mi esposa y Sonia la principal culpable, pero no tienen ni idea los que le va a pasar —señor sé que usted toma buenas decisiones respecto a la venganza, pero creo entender a la señora Grey, de cierta forma ella quiere que sientan lo que algún día sintió, debería analizar un poco lo que ella quiere, ahora que están juntos usted debe mantenerla feliz y así cualquier situación arrolladora que pase no los va a separar—buen punto Marcus. Lo voy a pensar ¿Y mi casa? —señor al finalizar la tarde e
—suerte con eso, ahora largo de aquí, o llamaré a mis hombres —¿Cómo te atreves?—tengo todo mi derecho, soy el ceo y hago lo que se me antoje, así que te vas por las buenas o si no llamaré a mis hombres porque a mi no me importa sacarte como la rata que eres y los empleados no me importan, así ven que yo soy el que tiene el mando —algún día llegará el momento en que veré como los gusanos te consumen—o quizás seré yo el que tendrá el privilegio de verlo, ahora lárgate— señala hacia la entrada de la empresa—tus días están contados Adams— luego de semejante amenaza, Marcus empieza a sudar, no quiere que le pase algo a su jefe —señor por favor haga algo para acabar con ese hombre, esa sentencia de muerte me preocupa—Necesito estar solo— se marcha a su oficina y al estar solo, saca un cigarro, lo enciende y empieza a fumar con desesperación. Pero su móvil suena y es un mensaje, al verlo es de Lukian, una foto de Adrián en la calle todo borracho pareciera un indigente y una foto de G
—¿¡Qué cosas dices abuelo!? — Ada se coloca de pie muy histérica —calma por favor... Querida Ada, si amas a Adams, esa es la única solución—¡Por Dios abuelo!— Campabell lleva su mano derecha a su corazón —¡No puedo dejar a Adams! Lo amo y estamos viviendo nuestro, mejor momento—momento que acabará para siempre si no aceptas hija, solo tú eres nuestra única ayuda, por favor acepta mi propuesta, esperamos unos días, firmas para ser la heredera y te marchas lejos es la única forma de quitarnos a Alessandro de encima. Si todos quedamos pobres, seguramente esta pesadilla acabará. Escucha hija, toma asiento por favorAda mira al cabecilla y el corazón pareciera que se le fuera a salir del pecho, vuelve a tomar asiento porque posiblemente se puede desmayar. —abuelo... No me hagas esto, no puedo dejar al hombre que amo así por así —debe parecer creíble hija. Te diré algo, Alessandro no tiene nada porque todo está bajo mi poder, ni a él ni a mi hijo Vicente les di dinero, los muy aprovec
Ada está consternada, sabía que su viaje a París junto a su esposo sería unas cortas vacaciones que debía aprovechar al máximo, también sabía que regresar a San Francisco no sería fácil, pero literalmente saber lo que piensa el cabecilla y lo que oculta su esposo la pone contra la espada y la pared. Apenas está amaneciendo y Ada ya está lista esperando que Adams despierte, pero el hambre le ganó y tuvo que ir a la cocina donde se encuentra a Roma cocinando. —buen día Roma ¿Pudiste descansar? —buen día señora Grey, siendo sincera aquí me siento segura, gracias por abrirnos las puertas de tu casa—solo Ada por favor y descuida, yo feliz de que estén aquí. Por cierto tengo mucha hambre y huele delicioso—estoy haciendo un gran desayuno para consentirlo a todos ¿Quieres café? —sí por favor y sí tienes algo ya listo para comer te lo agradezco Roma la mira con una gran sonrisa. —al parecer estas en dulce espera—¿Tú crees?— Ada se ruboriza —¿Antes te daban ganas de comer así? —la ver
Grey le cuelga la llamada y trata de controlar su ira por la amenaza que le dio Alessandro. —¿Quien era?— Ada lo mira con intriga —era Marcus...— toma asiento y justamente llega Roma con el desayuno—¿Seguro?— pregunta el abuelo Grey—sí. ¿Te sientes bien aquí, abuelo? —excelente, gracias a tu esposa y a ti por permitir que viva con ustedes, Roma también está feliz—así es— termina de colocar los platos sobre el comedor —espero que les guste el desayuno, a la señora Grey le encanto—mi nietecito es comelon, así era mi esposa cuando estaba embarazadaAdams mira fijamente a Ada y la ilusión despertó en él, han tenido tanto sexo que posiblemente esté embarazada. —abuelo— Adams deja de mirar a su esposa —¿Qué sucede hijo? —voy a vender la mansión Grey—haz lo que veas conveniente— Adams se sorprendió, pensó que su abuelo le iba a dar un largo discurso de que la mansión es familiar y que tiene gratos recuerdos —todo sea por el bien de la nueva generación Grey, hijo— se dispone a desayu
—¡Es increíble que me estés llamando!— Ada siente su sangre hervir —por favor no cuelgues— solloza —ayudame, se que no lo merezco, pero si no lo haces moriré—no es mi problema, te has buscado todo lo que te ha pasado, además no te creo nada, absolutamente nada y no me vuelvas a llamar—¡No me cuelgues por favor!— súplica y Le tiemblan las manos —no merezco misericordia, pero si tan solo me escucharás—¿¡Con quién estás hablando!? — todos hacen silencio al escuchar la voz de AlessandroBianca trago grueso, hace poco abusó de ella y pensó que se había ido como siempre lo hace, pero no. Ella se gira lentamente y mira a Alessandro, mientras que Adams le hace señas a Ada de que haga silencio. —Pensé que te habías ido... —¡Te hice una pregunta!— se empieza a quitar el cinturón—yo, estaba hablando con una amiga del club, me... Está pidiendo que nos veamos, pero me duele mucho la cabeza—¿Y por eso estás llorando? — le arrebata el móvil —sí... Porqué me duele mucho la cabeza, no me vaya
—¡Estoy esperando que hables— dice Ada para que Bianca se apresure a hablar, pero también para que vea que ella tiene carácter y que no es la misma de antes —mírate... Estas hermosa—Bianca mira a Ada de pies a cabeza —¡Bianca si yo fuera una mierda te diría lo horrorosa que te ves! Pero no me igualó a ti, así que te sugiero que hables rápido —eres la esposa de Adams Grey y si tu quisieras acabarías con mi vida, pero no lo haces porque eres buena —¡No estoy aquí para que me digas algo que yo sé! —es que no lo digo por envidia Adamaris... Solo que me alegra que estés aquí, yo no la estoy pasando bien, necesito ayuda —¿Tú?— Ada sonríe maliciosa —estas con el idiota de Alessandro, ¿Es él tu fichita de oro para querer darme problemas? Estas muy equivocada Bianca—eso no es así Ada lo juro, sé que soy horrible, sé que te hice cosas tú no merecías porqué al final tú nunca me hiciste nada malo —¿Y qué dijiste? ¿Le digo y me perdona?— vuelve a sonreír—no... No eso no así, yo solo quier
—Lo comprendo y no pienso cometer un error más. ¿Cuándo nos volveremos a ver? —tú no sabrás ni el día ni la hora, en cualquier momento puede aparecer, me marchó —¡Ada, espera!— se apresura a decir Bianca—¿Ahora qué? —muchas gracias, de verdad— la mira con gratitud—cuidate— Ada se marcha por el mismo lugar y sus escoltas le siguen La asesora se acerca a Bianca muy preocupada. —¿Señorita está bien? —sí... Pero tú no has visto nada, no sabes nada ¿Entendido?— la asesora asienta con la cabeza y Bianca suelta el aire retenido —Señora Grey ¿A donde quiere ir?— pregunta el chofer—es hora de celebrar el cumpleaños de mi esposo— aunque Ada quiere estar dispuesta para Adams, está preocupada por la situación con Bianca, percibió que ella decía la verdad, pero lastimosamente con tanta traición que recibió la desconfianza está atormentando Al llegar al lugar, se apresura a llamar a Myriam, la cual apenas está saliendo de la compañía. —¡Joder, me tenías preocupada! —lo siento, pero est