Hasta mi ultimo aliento

—suerte con eso, ahora largo de aquí, o llamaré a mis hombres

—¿Cómo te atreves?

—tengo todo mi derecho, soy el ceo y hago lo que se me antoje, así que te vas por las buenas o si no llamaré a mis hombres porque a mi no me importa sacarte como la rata que eres y los empleados no me importan, así ven que yo soy el que tiene el mando

—algún día llegará el momento en que veré como los gusanos te consumen

—o quizás seré yo el que tendrá el privilegio de verlo, ahora lárgate— señala hacia la entrada de la empresa

—tus días están contados Adams— luego de semejante amenaza, Marcus empieza a sudar, no quiere que le pase algo a su jefe

—señor por favor haga algo para acabar con ese hombre, esa sentencia de muerte me preocupa

—Necesito estar solo— se marcha a su oficina y al estar solo, saca un cigarro, lo enciende y empieza a fumar con desesperación. Pero su móvil suena y es un mensaje, al verlo es de Lukian, una foto de Adrián en la calle todo borracho pareciera un indigente y una foto de G
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