NATALIA
—Estás loca, es lunes y no tengo ganas de tomar un trago—Lo único que quiero es llegar a mi departamento y descansar, los pies me están matando.
—Que aburrida eres Natalia, no iremos a una discoteca si no a cenar y beber unos mojitos que daño te haría un trago a base de hierbas. —Pone puchero como sabiendo que solo eso funciona, no puedo creer que use la técnica de una niña como Madison.
—Mañana tengo que trabajar y muchas cosas que hacer además que tengo cita con el abogado que me puso el señor Del Solar. —Trato de protestar, pero sé que es en vano.
—Te juro que será dos horas a lo mucho
— ¿Dónde sería?
Ahora estoy en un restaurante de lujo, juro que me siento fuera de lugar gracias a Dios por lo menos me puse un vestido decente
—Parezco tonta, pero no lo soy, Julia Azucena Garza Cervantes ¿Qué hacemos realmente acá? Entre tanta gente rica y a kilómetros se nota que un vestido de esos pagó la renta del mes y me sobra. —Mirando hacia todos lados, debe ser muy caro comer aquí.
—Está bien no te mentiré, estoy saliendo con un hombre que parece un sueño por lo guapo que esta, que parece demasiado bueno para ser verdad, así que pienso que tiene esposa o se enreda con su secretaria por eso estoy acá descubrí que hoy tiene una y si me está engañando quiero pescar en el acto y —La interrumpo, La julia que yo conozco no es así.
—Que paranoica eres Julia llegar a este extremo. —Le reprocho.
— ¿Es en serio, Natalia? Tú me lo dices a mi
Ella tiene razón, como la puedo juzgar cuando yo estoy metida hasta el cuello en tu tema parecido.
—Tienes razón amiga no diré nada más al respecto.
Ella está delante de mí mirando el menú, cuando veo que presiona los puños pensé que atravesaría el pobre menú
—Ahí está con una plástica en mini falda.
Quería reírme un poco, ya que ella tenía puesta también una minifalda cuando volteo ligeramente tapando mi rostro con el menú puede ver que es la tipa esa de la mañana, la que me quiso sacar del concurso.
Veo que mi querida amiga se va a levantar a hacerle el escándalo de su vida. De golpe se sienta.
— ¡Carajo! Casi hago el escándalo de mi vida—Está con las mejillas rojas.
— ¿Ahora qué? —No entiendo.
—Es que iba a arrastrar a la tipa por todo el lugar por tocar lo que es mío, pero veo que viene con, Natalia no voltees.
Los seres humanos tenemos esa costumbre tan peculiar de no hacer algo y vas y lo haces. ¿Alexander? ¡Dios mi corazón se va a salir de mi pecho! Quedo literalmente con la boca abierta, es él es mi Alex
ALEXANDER
Acabo de ver una preciosura de espaldas, tiene silueta de muñeca, es raro me sentí cuando pase por su lado, no llegue a ver su rostro porque se lo oculto, pero con lo que vi puede embelesar a cualquier hombre.
—¿Qué tanto miras Alexander? —¿Eso sonó a reclamo?
…
Estoy subiendo a mi avión, el sol cae sobre mis ojos e incómoda, voy subiendo los escalones me sorprende que no haya nadie esperando por mí, ni siquiera oigo al motor estar encendido, todo es tan extraño, sumándole que, al subir, veo que todo está a oscuras, me estoy desesperando por la situación tan poco usual que estoy presentando, la puerta se cierra de golpe.
—¿Dónde está el capitán? ¿Qué estupidez es esta? — Nadie responde, me quito el saco y saco la corbata, estoy siendo paranoico, cuando unas manos acarician mi espalda, es como si ellas hicieron que mis pies se clavaron al piso del lugar, como si mi voz hubiera desaparecido, solo escucho un murmullo y orden a la vez, mi corazón late con fuerza, no entiendo por qué me estoy sintiendo y portando de esta forma, no es normal, mucho menos como mi piel se escarapela, cuando siento sus dedos meterse por debajo de mi camisa, de un momento a otro ya no la tengo puesto, no es lógico, pero tengo ganas de darme la vuelta y ver su rostro y a la vez no quiero hacerlo.
—No digas nada Alexander, deja que te lleve al cielo—Su voz tan sensual como tentadora, ese tono que me envuelve como droga, sus manos van bajando hasta sentirla cerca al borde de mis caderas, se sienten frías siento que gruño, aunque no estoy seguro. De pronto sus manos han tomado como presa mi miembro, una erección ha aparecido de manera automática, cierro los ojos disfrutando su toque, es como si nunca hubieran hecho algo como esto y ella me estuviera dando aquello que siempre quise tener, sus mansos van y vienen, alrededor del tronco, que está duro y con una erección hasta dolorosa. No puedo evitar apoyarme en las paredes de la avioneta, soy un hombre de metro ochenta que está siendo dominado por una desconocida, siento sus pechos pegarse a mi desnuda espalda, siento su boca besar, no soy un hombre de eyaculación rápida, pero esta mujer sea quien sea hace que todo lo que conocía o pensaba conocer se esfume, no puedo más, no resisto más, gruño esta vez me puedo oír haciéndolo hasta que mi semilla se esparce en sus dedos, mi respiración es algo compleja, pero a los segundos se va normalizando por decirlo de alguna manera, voy recobrando la coherencia y lucidez.
—¿Quién eres? — Ahora puedo girarme, pero ella está de espalda vuelvo a repetir la pregunta, pero al abrir la puerta la luz entra de golpe y afecta un poco mi visión
—Soy algo así como un ángel para ti Alexander
Un fuerte ruido me despierta, estoy sudando y con una erección bajo mis pantalones de dormir, esas palabras vienen a mi mente “Ángel” y su espalda es lo que también recuerdo, la puedo reconocer como la espalda de aquella chica del restaurante cuyo rostro no logre a ver en aquella cena me dejo intrigado por un instante me imaginé teniendo sexo con una desconocida, que pareció que salió huyendo, la vi alejarse de como alma que lleva el diablo hacia el baño de damas sin siquiera dejarse ver, estuve tentado a seguirla, pero al tratarse de una reunión de negocios me vi imposibilitado, es extraño que una desconocida cause el efecto que ninguna otra o eso quiero creer.
Tengo que reaccionar estoy loco, no puedo andar soñando con una desconocida, pero se siente tan bien y decido darme una ducha fría, no es normal como me estoy sintiendo solo por un sueño, necesito follar a mi asiste y sacar tantas tonterías de mi cabeza. Alexander Graham no tiene sueños húmedos con desconocidas, porque puede tener a la mujer que quiera hasta la del restaurante si me da la gana.
— ¡SON LAS SEIS Y TREINTA DE LA MAÑANA, SON LAS SEIS Y TREINTA DE LA MAÑANA!¡Alarma del mal! ¿Por qué no puede ser real? ¿Por qué no puedo probar sus labios alguna vez? ¿Por qué no puede ser el primer hombre en mi vida? Soy el tipo de mujer que espera que el amor de su vida sea el primero, aunque este no la registre ni por un segundo, hoy lo tuve a pocos metros y tuve terror que me reconozca como espero enamorarlo entonces, estoy loca quien me entiende que me avise que ni yo.Soy una verdadera tonta, no sé qué me quejo tanto si a la primera oportunidad Salí huyendo, debo de dejar de portarme como una niña, se supone que voy a conquistar al amor de mi vida no debería salir corriendo hacia el baño de damas solo porque lo siento a centímetros de mí, su aroma, ese perfume es tan per
NATALIA—Es increíble que me hayas convencido venir hasta aquí.—Tienes que salir de tu zona de confort Natalia, mira a tu alrededor todos sonríen están pasándola bien, porque por un momento salen de sus aburridas vidas y socializan, ¿Si sabes qué es eso verdad?—Lo dices como si yo fuera una ermitaña o algo parecida, si siempre que puedo salgo contigo y las chicas—Natalia cada vez que lo hacemos que cada vez es menos y además tenemos que insistirte es como decir tenemos que esperar que los astros se alinean o pase el cometa HalleyEstoy escuchándola muy atenta mientras arreglo mi vestido que la parte descubierta de la espalda hace entre algo de frío a mi piel, cuando de pronto mi corazón le da un susto las luces se apagan y una gran luz blanca
NATALIANo yo no puedo él no es Alexander, él es cualquiera menos mi Alex, pero ese hombre ese hombre me hizo ¿Temblar? ¿Qué fue eso que sentí? No puede ser normal ese temblor que recorrió mi cuerpo, que hizo que los bellos de mis brazos se erizaran y ese aroma ese aroma ¡Dios! sentía que me iba a desmayar por la manera en que me pegaba a su cuerpo, la manera en que sentí como sus manos me tocaban cuando sentí su aliento en mi cuello empezando por mi clavícula a la vez que toco mi espalda descubierta eso fue suficiente para mí y Salí huyendo cual cenicienta solo falto que “Zapatilla de cristal salga volando” si a eso le sumamos que había una gran escalera con escalones que parecían interminables y como saltaba mi corazón de tal manera que pensé que saldría volando. tome un taxi rápidamente y
Decidí dejar de lado aquella noche y lo que paso con ese tipo, mi mente y mi alma le pertenecen a un solo hombre y ese es Alexander Graham, ahora estoy rumbo a buscar a mis angelitos bellos, cada vez que estoy a punto de entrar en esta casa juro que tengo que contar hasta diez cada que giro la perilla de esa puerta.—Hola mamá, ¿Los niños?Ahí estaba ella mi adorada madre con la botella de licor en la mano como siempre y el bastón sujetado por la otra mano.— ¿Me abras traído una botella por lo menos?—Es lo único que te interesa de mí, ¿Cuándo será el día en que te canses de lo mismo?—Solo te estoy preguntando si me trajiste el trago a ti que te gusta que te traten mal.—Sera que a eso me has acostumbrado desde que teng
NATALIADefinitivamente la vida es extraña, siento que me sudan las manos, siento voy a explotar de un momento a otro, necesito recuperar el aliento y tomar consciencia lo que esto significa, vamos Natalia llevas esperando este momento añosHACE UNOS MINUTOS— ¡Natalia, Natalia!—No grites que no soy sorda—Es Eddy que entra como loco sin tocar algo que ya es su costumbre.—Pero si una distraída te llamo a tu celular y no contestas, vengo acá te hablo y estas como pensando en el aire, bueno a lo que iba me acaban de llamar de recepción que el mismito Alexander GRAHAN vendrá a oír la propuesta, mejor dicho, tu propuesta.Por eso digo que siento que el corazón se me va a salir por la boca, siento que las piernas me tiemblan y las manos me sudan
Solo Salí corriendo de ahí como si mi vida dependiera de ello, entre al elevador y empecé a llorar como estúpida, porque soy tan cobarde si es la oportunidad que espere toda mi vida, esto es lo que muchos llaman momento de pánico, mi cuerpo temblaba como nunca antes o bueno no recuerdo cuando fue la última vez cuando tuve tanto miedo, miedo de fallar miedo que me compare con mi hermana, miedo que se dé cuenta de que realmente no existo para él y que nunca lo haré, se temor a fracasar en lo que tanto he soñado tan cerca estoy de lograrlo y el miedo a perder o no saber que pasara es más grande de lo que quisiera admitir, tengo que salir de aquí presiono el botón del estacionamiento, cuando solo he avanzado unos pisos un hombre que está absorto en su móvil entra, trata de calmarme no quiero hacer el ridículo y que me vean en este estado, peo ese hombre no lo sé me hace conocido, pero no de aquí, cuando levanta el mentón me observa como si me reconociera. — ¿Nati?
ALEXANDER—Lo siento, pero no hay nada— ¡¿Qué mierda dices?!—Señor lo siento, pero según la lista que está aquí ninguna coincide con las características que usted me indica. pero—Pero que habla de una vez que el tiempo es dinero y por eso te pago—Hay un video que no se si le sirva porque nosotros no pero también están estas fotografías de cerca del rostro de la señorita en cuestión que puede ser que sea la que busca, aunque no esté en la lista de invitadosMe deja sobre la mesa unas fotografías, y de verdad que es hermosa, aunque no sean tan tan nítidas como quisiera, pero es hermosa, cuando siento que abren la puerta me imagino quien es, y alzo los ojos de solo saber que entro aquí de esa man
—No Eddy no lo hare, lo siento, pero no.— ¡Por Dios que te ha pasado! era la campaña de tus sueños, te has desvelado seguramente noches enteras por esto y ahora simplemente huyes — El no entendía y no podría entender nunca.Tome una decisión no creo poder con todo lo mejor que puedo hacer es alejarme lo más que pueda de Alexander, es demasiado para mi tal vez no tengo la madures suficiente para algo como esto, tal vez después de todo no era amor de verdad, no quiero seguir pensando esto.—Te lo pido encarecidamente Natalia, no abandones la campaña — Sujetándome fuerte de los brazos la mirada que me daba era de un hombre con miedos, más bien de un hombre aterrado, pero no entiendo ¿Por qué?—Ahora explícame tu que está sucediendo, no me vengas a dec