Ambar Los días pasaron y, poco a poco, me fui recomponiendo. Mis documentos universitarios estaban en orden y era hora de empezar una nueva vida. Cambié de número de teléfono, manteniéndome en contacto solo con Tomás. Él me había insistido en que me mudara a un nuevo departamento en la ciudad de mi elección, uno que él mismo se encargaría de pagar. Aunque al principio me negué, Tomás no aceptó un "no" por respuesta.— Somos amigos, Ámbar, y los amigos se ayudan en los momentos difíciles — me dijo, su tono firme pero lleno de cariño.Finalmente, cedí. Acepté su oferta, agradecida por su apoyo incondicional. El antiguo departamento sería vendido, y yo me prepararía para empezar de nuevo. Sin embargo, mientras empacaba mis cosas, empecé a sentirme mal. Los malestares matutinos se hicieron frecuentes, y a veces me mareaba al caminar por la calle. Pensé que era el resultado del estrés y las emociones intensas que había experimentado últimamente.— Es solo temporal — me repetía a mí misma.
AxelDesde el momento en que la vi en la fiesta, supe que no podría apartar la mirada. Ámbar estaba radiante, la mujer más hermosa del lugar. Su vestido realzaba cada curva, y su sonrisa iluminaba la sala. Mi corazón se aceleró, y la urgencia de estar a su lado se hizo casi insoportable. Pero sabía que debía mantenerme firme en mi plan. Había tomado una decisión y debía seguir adelante, aunque cada fibra de mi ser gritara lo contrario.Durante la noche, intenté mantener la distancia, aunque cada vez que nuestros ojos se encontraban, sentía que mi resolución se tambaleaba. Cuando llegó el momento del anuncio, Dolores tomó el micrófono y supe que algo no andaba bien. Su voz resonó por toda la sala mientras proclamaba nuestro compromiso y anunciaba que nos casaremos en un mes. El shock me dejó paralizado. No sabía que ella tenía planes de hacer ese anuncio, y menos que lo haría de manera tan pública. Cada palabra que salía de su boca me hundía más en la confusión y la desesperación.Desp
AmbarDesde que me mudé a este nuevo apartamento, las noches han sido más solitarias de lo que jamás imaginé. Sin embargo, una noche, algo diferente sucedió. Me encontraba profundamente dormida cuando un sueño vívido me transportó de vuelta a momentos felices con Axel. Lo veía con claridad, su sonrisa, su voz, la forma en que sus ojos brillaban al mirarme. Estábamos en la playa, riendo y disfrutando del sol. Él me tomaba de la mano y me susurraba al oído que me amaba. Era tan real, tan palpable, que por un momento olvidé todo el dolor y la traición. Me desperté abruptamente, con lágrimas corriendo por mis mejillas. El sueño había sido tan intenso que me dejó desorientada. Miré a mi alrededor, recordando que estaba sola en mi nuevo apartamento. Sentí una punzada de tristeza al darme cuenta de lo que había perdido y lo que podría haber sido. Me quedé en la cama, abrazando mis rodillas, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Necesitaba este momento para desahogar todas las emocio
AxelDesde la fiesta, donde había visto a Ámbar por última vez, mi vida se había convertido en un torbellino de caos y estrés. Cada día que pasaba sin poder hablar con ella era un golpe más a mi ya frágil estado emocional. Sin embargo, debía mantenerme enfocado en el objetivo principal: desenmascarar a Dolores y su padre. Habíamos trabajado incansablemente para reunir todas las pruebas necesarias. Mi mejor amigo, quien había sido mi roca durante todo este proceso, y yo estábamos agotados. La cantidad de papeleo y documentación era abrumadora, pero al final, logramos presentar todo a la policía. Gracias a un contacto que teníamos allí, el proceso se aceleró más de lo que habíamos anticipado. Descubrimos que el padre de Dolores estaba involucrado en desfalco, lavado de dinero, deudas de juego y muchas otras actividades ilícitas. Dolores estaba al tanto de todo y su plan era casarse conmigo para tener acceso a la fortuna de mi familia y salvar a la suya de la bancarrota. Era un golpe b
AxelLa noticia de las pruebas reunidas y presentadas a la policía no había caído en saco roto. Axel y su mejor amigo habían pasado incontables horas revisando y organizando cada detalle del desfalco, lavado de dinero y deudas de juego que implicaban tanto a Dolores como a su padre. Las autoridades ya estaban moviéndose rápidamente, pero había un detalle que Axel no pudo prever: la desesperación de Dolores.Dolores había escapado de la custodia policial con la ayuda de un contacto criminal, uno de los tipos que eran parte del grupo al que les debían dinero por las apuestas, del que Axel apenas sabía. En cuanto se enteró de la fuga, un mal presentimiento se instaló en su pecho. La única persona que aún podía representar un peligro para su mujer era Dolores, y ahora estaba libre.Axel estaba en su oficina, tratando de concentrarse en los planes para atrapar a Dolores antes de que se le ocurriera ir tras Ambar, cuando había terminado ya era de noche así que bajó al estacionamiento para
Ambar Han pasado varios días desde que Ámbar dejó atrás su antigua vida. Su vientre había crecido, y el bebé que esperaba estaba fuerte y sano. Había encontrado trabajo como secretaria en una pequeña pero prometedora empresa. Su jefe, un apuesto joven soltero, era muy coqueto y gracioso, lo que hacía sus días un poco más llevaderos. A pesar de la atención que recibía, Ámbar se mantenía reservada, enfocada en su trabajo y en el bienestar de su hijo.Había cortado todo tipo de conexión con el mundo de Axel. Desde que se mudó, no supo nada de él. Jamás supo si se había casado o no, y tampoco había hablado con Tomás. Tomás le había mencionado que se iría de viaje, así que ella pensó que por eso no habían hablado. Aunque estaba contenta con su nueva vida, a veces sentía una punzada de tristeza al recordar lo que había perdido.Su amiga y vecina, Kate Larson, era un gran apoyo. Kate, una madre soltera con un niño pequeño, le ofrecía consejos de maternidad y un hombro sobre el cual llorar c
El zumbido del aire acondicionado resonaba en la sala de conferencias mientras Ambar Herdenson repasaba mentalmente los puntos clave de la presentación. Las palabras flotaban en su mente, pero su concentración se desvanecía por el sutil malestar que sentía en su estómago. Acarició suavemente su vientre, tratando de calmar la inquietud. Cuatro meses de embarazo y ya estaba sintiendo los estragos del cansancio, aunque no permitiría que eso la detuviera.—¿Lista para impresionar? —La voz profunda de Dave Simons resonó a sus espaldas, y Ambar se giró para encontrar la mirada verde de su jefe, tan intensa y cálida como siempre.—Por supuesto, jefe —respondió con una sonrisa, aunque su tono era más para animarse a sí misma que para convencerlo.Dave le devolvió la sonrisa, esa sonrisa que hacía que más de una de sus compañeras suspirara cuando él pasaba. Era el tipo de hombre que parecía salido de una revista, con su mandíbula marcada, su cabello negro perfectamente peinado, y esos ojos ver
AmbarSentada en mi escritorio, me aseguré de que todos los archivos estuvieran listos para la presentación. Sabía que la presión estaba sobre nosotros; los inversionistas no se impresionan fácilmente, y cada pequeño detalle cuenta. Mientras revisaba por quinta vez mis notas, escuché el sonido familiar de pasos acercándose.—¿Ambar, sigues viva por ahí? —La voz bromista de Juan, uno de los diseñadores gráficos del equipo, me sacó de mis pensamientos.Levanté la mirada, sonriendo. —Si por “viva” te refieres a estar ahogándome en esta montaña de papeles, entonces sí.—Es increíble cómo puedes mantener la calma —dijo Juan, apoyándose en el borde de mi escritorio—. Y más increíble aún es que el jefe esté tan pendiente de ti.Solté una risa. —¿Pendiente?—Vamos, todos lo hemos notado. Dave está siempre cuidándote, como si fueras una pieza clave del rompecabezas. No digo que no lo seas, pero… bueno, es curioso. —Juan alzó las cejas de manera cómplice, esperando alguna reacción.Me encogí de