La conversación se extendió más de lo que hubiera querido, había una mini guerra de sátiras entre Thomas y el dolor en el culo, ya que esta intentaba buscar como opacarme, era obvio que se sentía celosa e intimidada por mí presencia, no es que yo se creída, pero eso parecía un concurso de novias floreros, agradecí al cosmos cuando un anciano se acercó a nuestra pequeña reunión, saludo a los muchachos y al momento de saludarnos a nosotras, pude notar que dolores es del tipo de mujer que a toda hora está necesitado de atención, cuando el señor muy caballeroso beso mi mano y se desvaneció en un sin número de halagos, ella de forma apresurada se acercó y le hizo notar que también se encontraba en el grupo, sus enormes y falsos pechos se movían en su estrecho escote.
-Pensé que la fiesta de hoy seria aburrida, pero resulto ser toda una sorpresa- hablo Thomas con picardía cuando ya nos encontrábamos en limusina camino a mi casa.-Lo fue- respondí sonriendo y si ciertamente lo fue, generalmente esos compromisos de etiqueta son algo tediosos, gente rica hablando de negocios y proyectos, lo mismo de siempre, pero esta vez estuvo un poco más interesante lo admito..Su teléfono vibró y este sonrió con malicia al ver el mensaje.-Cielo se que te dije que me iba a quedar hoy contigo, pero surgió un "imprevisto"Solté una carcajada al escuchar esa palabra, a veces me preguntó ¿como antes no me di cuenta de la homosexualidad de Thomas?, mi mejor amigo y falso n
Luego de hacerme y ponerme una camiseta de Axel la cual me quedaba unas cuantas tallas más grande, organice mi enmarañado cabello y baje a ver a mi adonis.Entre a la cocina y se encontraba cocinando ágilmente, moviéndose con experticia por toda la cocina, hermosamente sensual- ¿Y te gusta la vista? - preguntó sorprendiéndome aún de espaldas, pensé que no se había percatado de mi presencial.-Me encanta-respondí mientras tomaba una fresa de la bandeja de frutas que se encontraba frente a mi.-Que bueno que ya bajaste mi bella princesa-dijo mimoso mientras que caminaba salvajemente hacia mí, como si de un felino que va por su presa se tratara y realmente no me molesta serlo, despué
AmbarSemanas más tarde.Quiero permanecer en la cama todo el día. Con él dentro de mí. Sacudiendo esa enorme y voluminosa longitud todo el día, toda la noche. No sé si se debe al prolongado tiempo en el que he estado sola, o quizás nunca quise aceptar lo ávida que estaba por ser follada. A lo mejor reprimí ese aspecto para no desviarme de mis objetivos , para verme más... ¿decente? ¿aceptada? Lo que terminó siendo una pésima idea, pues nunca disfrutaba como realmente quería.Creo que estar lejos de la civilización tiene sus ventajas, estoy con un hombre al que solo conozco aunque corto tiempo pero lo suficiente, el cual está detrás de mí, sosteniendo mi cadera para enterrarme profundamente en mi canal. Su brazo se engancha por debajo de mi rodilla, levantando mi pierna para empujar con mejor precisión. Sigue siendo impresionante como esa cosa enorme puede deslizarse dentro de mi. Incluso cuando puede resultar un poco doloroso, me gusta. Por eso le digo que no se limite, que lo haga d
Axel Se encontraba en su oficina, el bullicio de la ciudad apenas amortiguado por las gruesas paredes del edificio. La luz del sol se filtraba a través de las persianas, creando patrones de sombras en su escritorio abarrotado de papeles. Pero su mente estaba lejos de allí, atrapado en un torbellino de pensamientos oscuros.- ¿Cómo llegué a este punto? Chantajeado por alguien a quien creía haber dejado en claro cuales eran mis intenciones desde un principio.Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Era su amigo y colega, Mateo que recientemente había llegado de su viaje después de encargarse de sus negocios. Siempre puntual, siempre confiable.-Axel, ¿tienes un minuto?Asintiendo respondí. - Claro, Mateo. Entra, por favor.Mateo cerró la puerta detrás de él y se sentó frente a Axel, con una expresión preocupada.- Me dijiste que querías hablar de algo importante. ¿Qué pasa?Axel tomó un profundo respiro, sabiendo que necesitaba confiar en Mateo si quería salir de esta situac
AmbarHabía pasado una semana desde la última vez que había tenido contacto con Axel. Desde aquella noche en el hotel, él había estado distante, apenas enviándome un par de mensajes cortos y evasivos. En la universidad, mis días transcurrían entre clases y trabajos, intentando mantener mi mente ocupada, pero no podía evitar sentir una creciente ansiedad por su silencio.Tomás fue quien me avisó del baile benéfico que se celebrará está noche. Me contó sobre la invitación a la fiesta y cómo toda la familia de Axel asistirá. Sin embargo, él no se había comunicado conmigo sobre el evento, lo que me hacía preguntarme qué estaba pasando por su mente.Me puse a pensar “Quizás está preparando una manera... tal vez esta noche daremos un paso importante en nuestra relación y todo saldrá bien."Esta idea me daba una sensación agridulce considerando que nadie sabe nada sobre todo su hermano después de hablar con Tomás y enfrentar mis propios miedos, estaba convencida de que Axel también estaba li
AmbarLa música suave y las risas llenaban el salón, pero todo lo que yo podía escuchar era el latido acelerado de mi propio corazón. Tomás y yo habíamos llegado temprano, y aunque él intentaba mantener la conversación ligera y distraerme, mi mente estaba en un solo lugar: Axel.Cuando finalmente los vi entrar, sentí como si el aire se escapará de mis pulmones. Axel y Dolores parecían la pareja perfecta. Él, en un impecable esmoquin negro, y ella, con un vestido rojo que destacaba en medio de la multitud. Mi corazón se rompió un poco más con cada paso que daban hacia nosotros.Hice lo mejor que pude para mantener una apariencia serena, pero mis manos temblaban levemente mientras sostenía la copa de champán. Tomás, siempre atento, puso una mano en mi espalda, brindándome un apoyo silencioso.— Buenas noches, Tomás, Ámbar — dijo Axel con una voz distante, casi como si estuviera hablando con extraños. No me miró a los ojos, su atención estaba fija en algún punto lejano del salón.Dolores
Ambar El sol se filtraba débilmente a través de las cortinas, iluminando mi habitación con una luz tenue y desoladora. Desde la fiesta, había pasado la mayor parte del tiempo en mi cama, incapaz de encontrar la energía para enfrentar el mundo exterior. Todo lo que podía hacer era revivir una y otra vez la escena en la que Axel y Dolores anunciaban su compromiso. Cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro distante, su mirada evitándome. El dolor era implacable, constante, como una sombra que no me dejaba escapar.Miré mi teléfono una vez más, esperando ver algún mensaje o llamada perdida de Axel. Pero la pantalla estaba en blanco, sin notificaciones. Era como si hubiera desaparecido de mi vida por completo. El silencio de su parte solo hacía que el dolor fuera más profundo, más agudo.Pasaron dos días desde la fiesta, y aunque sabía que debía prepararme para mis exámenes finales, no encontraba la fuerza para hacerlo. El lunes se acercaba rápidamente, y con él, la realidad de la uni
Ambar Los días pasaron y, poco a poco, me fui recomponiendo. Mis documentos universitarios estaban en orden y era hora de empezar una nueva vida. Cambié de número de teléfono, manteniéndome en contacto solo con Tomás. Él me había insistido en que me mudara a un nuevo departamento en la ciudad de mi elección, uno que él mismo se encargaría de pagar. Aunque al principio me negué, Tomás no aceptó un "no" por respuesta.— Somos amigos, Ámbar, y los amigos se ayudan en los momentos difíciles — me dijo, su tono firme pero lleno de cariño.Finalmente, cedí. Acepté su oferta, agradecida por su apoyo incondicional. El antiguo departamento sería vendido, y yo me prepararía para empezar de nuevo. Sin embargo, mientras empacaba mis cosas, empecé a sentirme mal. Los malestares matutinos se hicieron frecuentes, y a veces me mareaba al caminar por la calle. Pensé que era el resultado del estrés y las emociones intensas que había experimentado últimamente.— Es solo temporal — me repetía a mí misma.