Pasa la semana, y el señor Hill se recupera lentamente…Cuando le dan de alta todos se van a la mansión Ferrer—Aquí estarás bien, lo prometo. —Le dice de forma amorosa Miranda a su padre y apenas ve a Darién le voltea los ojos.— ¿Me puedes traer un poco de jugo de naranja?— pregunta el.—Yo misma te lo preparo, ya vuelvo. — Le responde ignorando a su esposo.La cara de Darién parece un poema, no puede disimular lo mucho que le perturba la situación que está viviendo con su esposa.Ya no hay un obstáculo que los separe, pero esta ella con esa mala actitud.—Ven acá, tenemos que hablar. — Susurra el señor Hill, aun con un aspecto ceniciento desde la cama, su piel gris no augura nada bueno.Darién se acerca en silencio y se sientas en una silla a su lado—Se que es difícil lo que estás viviendo. — Balbucea su suegro.—No sé en qué momento me dejo de querer. — Responde Darién dolido, con los ojos brillantes de lágrimas que no se permite derramar.— ¿De dónde sacas esa tontería que mi hija
Miranda Ferrer—Señor Black.— Saluda ella seria, mientras baja las escaleras de la casaEl aprovecha para recorrer su cuerpo con la mirada, la leve inclinación a la derecha que ella tiene no mengua en nada su belleza.—Miranda, estas preciosa.— Le dice él, y cuando ella llega a su lado, el aprovecha a tomar su mano para darle un beso caballeroso.—Gracias.— Responde ella incomodaParte de las mujeres del aseo de la casa ven el encuentro y se preguntan ¿Quién es ese hombre?, mientras los guarda espaldas que aun conservan los Ferrer se encuentran incómodos, porque ellos si saben quién es Black.——Déjenos a solas.— Ordena Miranda.—El señor se molestara si lo hacemos.— Le aclara el nuevo jefe de los guardaespaldasMiranda rueda los ojos—Yo también soy tu jefa, y sabes quién es él, no me hará daño— Le responde ella entre dientes.—No lo sé.— Le dice el hombre con dudas.—¡Lárgate o estas despedido!— Amenaza ella, cuando grita la casa tiembla literalmente y cuando el jefe de los guardias v
—Buenas noches Miranda, necesitamos hablar— Suelta Darién entrando a la habitación sin tocar, está desesperado por la indiferencia de ellaMiranda acaba de salir del baño y esta desnuda, se cubre rápidamente y pregunta molesta—¿No puedes tocar?——Por favor Miranda, conozco lugares de tu cuerpo que tu ni siquiera has visto.— Le responde el rodando los ojos.No sabe porque ella ha cambiado tanto en tan poco tiempo, si tuvo una experiencia traumática, pero no por eso va a tratarlo como un perro, piensa él.—No me importa, lo único que quiero es que respetes mi espacio y mis decisiones.— Le responde seria.—¿De verdad eso es lo que quieres, después de todo lo que hemos pasado juntos?—Pregunta el boqueando de la indignacion—Si—. Responde ella, necia solo por no querer dar su brazo a torcer, Darién siente que ya no puede más, y sus ojos se cristalizan.—¿Eso era lo que querías decirme?— Agrega con dureza ella.El suspira y se acerca a ella lentamente—Espero no te arrepientas de esa decisió
— ¿Dónde está papa?— Cuestiona Alex durante la cena.—Está trabajando, regresara pronto. — Responde Miranda.— ¿Puedes llamarlo?, lo extraño. — Dice el niño.}—Estamos comiendo. —Le responde ella.—No tengo hambre quiero hablar con mi papa— Exige Alex cruzándose de brazos.—Come tu comida. ——Mama quiero hablar con mi papa. — Le responde el niño.— ¿Por qué eres tan necio?, intente llamarlo y no me contesta. — Trata de explicar.— ¿A quién habrá salido?— Cuestiona con ironia el señor Hill—Mentirosa, tú no quieres que hable con mi papa, no te quiero, eres mala. — Lloriquea el niño y sale corriendo— ¡Ven aquí!— Ordena Miranda, y se levanta, pero el niño no la escucha y sigue corriendo, cuando Miranda hace el intento de ir tras el su padre la detiene tomándola de la muñeca.—Déjalo, un momento, el esta pequeño. — Le responde.—Yo soy su madre, tiene que respetarme, y tú no debes intervenir. — Le advierte.—Sabes una cosa, mañana me voy a mi casa, aquí no se respira paz, con razón Darié
—Alexander ayúdame por favor.— Suplica apenas abre la puerta del director de la cárcel.—Creí que no querías nada conmigo.— Responde el con una media sonrisaQue a ella le encantaría borrar de una bofetada, no iría con el si no estuviese tan desesperada.—Lo he buscado por cielo mar y tierra por más de una semana, contrate a los mejores, pero no logro dar con el.— Le responde entre hipidos.—Si te ayudo, ¿Qué voy a obtener a cambio?— Cuestiona el, sin inmutarse por las lagrimas de ella.—¿Cómo puedes preguntarme eso?— Le responde con una pregunta indiganada.—Miranda yo no soy un estúpido, yo no hago nada de gratis, el que el aparezca a mi no me beneficia en nada.— Le responde el, poniéndose de pie y caminando hacia ella, como un león a punto de atacar a su presa.—Creí que me apreciabas, que eras un caballero.— Le responde ella, temblando.—Lo soy, ¿te estoy obligando a hacer algo que no quieras?— Cuestiona el, aspirando el olor que emana el cuerpo de ella, si toda despeinada y sin b
—Al fin despiertas cariño, no sabes lo mucho que te he extrañado. — Susurra Alma depositando un beso suave en los labios.Darién se sacude con violencia, pero no logra quitársela de encima ¡porque está atado en la cama!, los recuerdos del secuestro invaden su menteApenas abre la puerta del avión y todos comienzan a salir— ¿Dónde están los autos que nos venían a buscar?— Pregunta el guarda espaldas viendo la desolación a su alrededor.—Lo siento mucho señor. — Dice la asistente poniéndose de rodillas ante Darién y comienza a llorar angustiada.— ¿Qué demonios te pasa? ¡No me has hecho nada!— Le responde Darién intentando ponerla de pie.—Lo hice por mi familia, lo juro. — gimotea…Nadie le da importancia.Cuando Darién va a abrir la boca caen todos los guarda espaldas que el tenia a su alrededor con un disparo en la frente.— ¿Qué hiciste?— le grita a su asistente, intentando cubrirse, para que no lo mataran, pero el no tiene idea que matarlo nunca fue el objetivo.Acompáñanos. — Le d
Ha pasado una semana, entera desde que despertaste, y te sigues negando a hacerme el amor, ¡entiende de una maldita vez que tu eres mío!— Susurra Alma—Alma lamento mucho todo lo que te hice pasar, soy el culpable de que tú estés mal, pero debes dejarme ir, esto no está bien. — Responde Darién.En el fondo de su corazón sabe que ella no lo está escuchando…Ella está completamente fuera de este mundo.—Si yo te dejo ir vas a ir corriendo a los brazos de ella, la única forma que tú te alejes de mi, esta vez es con los pies por delante. — le asegura la mujer con un brillo de locura en la mirada.—Ella no tiene nada que ver en todo esto, el problema, siempre hemos sido tú y yo, yo no puedo amarte. — Le responde Darién.—Si yo la mato, toda esa obsesión tuya por ella se acabaría, pero sabes una cosa creo que no es necesario llegar a esos extremos. — le responde ella y toma un sobre en sus manos mientras sonríe.—Lo que veras aquí seguro va a cambiar tu forma de pensar de ella. — Dice Alma c
— ¡Estoy harta! ¿Qué tiene ella que no tenga yo?— Lloriquea, mientras golpea el pecho de Darien una y otra vez con todas sus fuerzas.— ¡Ella te engaño!, se va a casar con otro y aun así tú sigues queriéndola a ella. — Agrega, sujetándole la cara a Darién, para que la mire directo a los ojos, mientras lo tiene atado a una cruz.—Mátame, de una vez. — Pronuncia en un susurro, con rabia apenas contenida, la noticia del compromiso de Miranda apareció en todas las redes sociales y Alma se encargo que él lo viera.—No, no, no, eso sería demasiado fácil para, tu vivirás en carne propia todo lo que me has hecho vivir a mí, veras como ella se entrega a otro demostrándote una vez más que para ella no vales nada,—Asegura, caminando alrededor de la cruz con una risa histérica.Darién necesita desesperadamente salir de allí, el sabe perfectamente que Miranda lo ama, la personas pueden mentir con los labios…Pero nadie puede fingir el amor de esa forma.—Yo no voy a sufrir por eso, podemos comenzar