Leonardo despertó muy temprano, al sentarse en la cama pensó en lo mucho que le gustaría poder acurrucarse junto al cuerpo de Eloise y volver a dormir... se giró hacia ella observandola...¡Qué preciosa era, aún cuando dormía!Aquella noche él hubiese querido dormir temprano, pero tras un fuerte deseo de poseerla, había sido él quien había abandonado su habitación para buscar refugio entre las sábanas de Eloise, quién se había mostrado feliz de ver qué era él quién cedía ante el deseo... Se habían entregado con una pasión tan ardiente como abrumadora y es que cada vez que estaba con ella, era como si fuese la primera vez, amaba la forma sincera en la que expresaba su placer, la manera en la que se retorcía entre sus brazos, en la que genia o gritaba bajo sus caricias... era una mujer tan ardiente como encantadora...Le preocupaba como ella afectaba en su estado de ánimo... Eloise, podía tranquilizarlo sin ningún problema, surtía un efecto tranquilizador y adictivo en él, y aquello lo a
En cuánto el auto se detuvo frente a la casa donde había pasado su niñez y adolescencia, su corazón dió un vuelco, imaginar que ahora al llegar a aquella casa, no encontraría a su padre... era doloroso no haber podido disfrutar de él, no haber sido la hija que él quería, ni tener el padre que todo niño merecía, no comprendía por qué sus padres eran tan duros con ella, considerando que era su única hija, cualquiera creería que al ser hija única, sería una consentida en todo y una niña que hubiese disfrutado de todo el amor de sus padre... que equivocados, las apariencias son engañosas.Suspiró con pesadez. Le pagó la tarifa al taxista, y luego bajó, llevando con ella la pequeña maleta, no pensaba quedarse más de un par de días, en cuánto hubiese enterrado a su padre, volvería junto a Leonardo. Caminó hasta llegar frente a la puerta y presionar los dientes con fuerza... llamó al timbre, y esperó un par de minutos, la puerta se abrió y apareció su madre, Mara tenía muy mal aspecto, ojo
Todo el miedo que la había invadido, se transformó en rabia, en odio. —¿Qué haces aquí?— preguntó al mismo tiempo que a ciegas, en medio de la oscuridad, devolvía la blusa a su lugar — Te juro que si vuelves a tocarme, Jonas... ¡Te arrancaré las pelotas!— le dijo furiosa—Jonas, se levantó con rapidez de la cama, directo al interruptor, trayendo iluminación a la habitación, su ceño fruncido, sus ojos llenos d eun extraño brillo... uno que resultaba amenazante, y que hubiese intimidado a cualquiera, menos a la furiosa Eloise. Jonas, se recargó de la pared, cruzó los brazos sobre su pecho y la miró enojado. —¿Que diablos estás haciendo aquí?, ¿y en mi habitación?—Es obvio que he venido por la muerte de tu padre. —¡Cínico!— exclamó furiosa bajando de la cama—¡Te acuestas con su mujer, le eres infiel a su hija, y tienes el coraje de venir a presentar tus respetos!, !Eres peor de lo que creía!—caminó furiosa hasta quedar frente a él. —Lo hago para guardar las apariencias, todos se pregu
El velorio había sido tenso para Eloise, recibió muchas condolencias y lamentaciones de parte de amigos, conocidos, vecinos, muchas personas que posiblemente no recordaba, su madre y Jonas habían intentado acercarse, pero les había dejado en claro que tras el mínimo movimiento haría un escándalo de padre y Dios nuestro, que gritaría a los cuatro vientos lo que estaba ocurriendo, por lo cual, la pareja se había visto obligada a mantenerse a distancia. Mientras ella pasaba gran parte de la noche, en una silla junto al ataúd de su padre. El entierro había sido doloroso, saber que jamás vería de nuevo su rostro, tras abandonar el cementerio y con su madre siguiéndola pidiéndole hablar, Eloise se subió a un taxi con destino al hotel, en dónde tomó una ducha, durmió un poco y comió, necesitaba calmar los malestares que sentía tras volver del cementerio, y a pesar de ser bastante caída la noche, tomó un taxi que la llevara de regreso a Leo, sin esperar a más lo llamo por celular;—He tomado
Habían acordado encontrarse en el muelle, Eloise estaba ansiosa, había ido muchas veces al mar, pero jamás se había subido a un yate, y le ponía demasiado nerviosa...Confía en que todo estaría bien, estaba con Leonardo quien se ocupaba de todo por ella, así que debía tranquilizarse. Su atuendo la hacía sentir lista para abordar, un hermoso vestido azul, largo hasta sus tobillos, un sombrero de ala ancha que cubría su rostro del sol y lentes oscuros, según Leo, no podían faltar. Caminaron a lo largo del muelle, en busca de la embarcación.—Y entonces...¿ serás tú el capitán?— preguntó con picardía. —Suelo serlo, pero no en esta ocasión —negó con una débil sonrisa— quizás podamos escapar en un viaje futuro, solos tu y yo...—le dedicó una mirada ardiente y la insinuación en aquella propuesta la hizo estremecerse. —Estaré encantada, señor Pocaterra— le sonrió ampliamente. Se detuvieron frente a un elegante yate, era hermoso y elegante a la vista.—Este es el Chiara— le señaló la embar
Los cuatro comieron un delicioso almuerzo y Eloise hizo su mayor esfuerzo por ocultar las náuseas, lo cierto era que él continúo pero ligero movimiento de la embarcación, estaba logrando efecto en su estómago, no quería arruinar la comida, así que se estaba esforzando por ocultar como se sentía. —¿Te encuentras bien, Eloise?— le preguntó Leonardo preocupado ante su pálido semblante. Tres pares de ojos se enfocaron en ella, lo cual la hizo sentir avergonzada. —No del todo, creo que el movimiento me está revolviendo un poco el estómago. —Es natural, al ser la primera vez, no es tan cómodo — le dijo Nayla amigablemente. —No se trata solo de eso— dijo Leonardo— quizás sea por el embarazo. —¡¿Embarazo?!— gimió Nayla y sus ojos se llenaron de brillo—¡Por Dios!, ¿por qué no me lo dijiste antes, Eloise?— preguntó y ella sonrió a modo de disculpas— ¡felicidades, que hermosa noticia!—Gracias... Lo lamento, quizás deba recostarme un poco mientras se me pasa el malestar, de verdad lo lament
Tener que volver le dejaba un amargo sabor de boca, habían pasado un increíble fin de semana junto a Michaell y Nayla, pero lo bueno no suele ser eterno, así que allí se encontraban, despidiéndose de Larry para abandonar el yate. —Larry, has sido un capitán increíble, gracias por todo, la pasé muy bien— le dijo Eloise animadamente. —El gusto ha sido todo mío, por favor cuídese mucho, y cuide de las criaturas— le sonrió con amabilidad, Larry era de esos ansianos que te transmitían tranquilidad y confianza. — y tú, muchacho— sonrió con orgullo a Leonardo— no te olvides de este viejo que tanto te quiere, ven y visítame más seguido. —Lo siento Larry, pero te prometo que no sucederá de nuevo, es solo que, ya sabes, he tenido días complicados... —Si tus días son complicados, resuelve los en el mar, muchacho— y dicho aquello le dió un fuerte abrazo, a Eloise le encantó descubrir aquella relación tan real de Leonardo, los observaba y claramente veía a un padre con su hijo, y si, es que aq
—Ni siquiera has titubeado — le dijo horrorizado, al ver que le extendía los documentos.— no hubo una pizca de vacilación en tí, Eloise. —Serias demasiado iluso y descarado si esperabas que lo hiciera. He estado esperando este día, desde que me marché. — Jonas se sintió molesto, tomó el documento y firmó, luego arrojó las hojas con fuerza a la mesa. El abogado lo tomó y lo guardó en su portafolio. —Bien, es todo. —Marchemonos— respondió Elisa poniéndose de pie. —¿Podemos hablar un minuto?— le preguntó con la mandíbula presionada con fuerza. —Lo único pendiente entre nosotros, se acaba de resolver. No tengo nada más que decirte. —¿Quién es él, Eloise?— ella sonrió. —Tu me enviaste a sus brazos, todo ha sido culpa tuya, no busques culpables, porque no hay otro más que tú. —Jonas caminó hasta ella y la tomó de la mano.—Solo será un minuto—dijo tenso. —De acuerdo— tras una señal, ambos abogados abandonaron la sala, Eloise elevó el rostro en gesto orgulloso—Habla de una vez y deja