Las noticias de la pelea recorrieron el mundo. Sería transmitida en más de 60 países, distintos horarios e idiomas, todos pendientes de la "nueva pelea del siglo" que se llevaría a cabo en el Madison Square Garden, el mismo lugar donde ocurrió la primera pelea del siglo hace 50 años, entre Muhammad ali y Joe Frazier. Las expectativas eran altísimas. Australia estaba preparándose para recibir victoriosa a Jack, y yo podía sentir sus nervios, aún a la distancia.
Esa noche pude verlo. Jack caía a la lona cubierto de sangre. Su rostro herido e hinchado aparecía frente a mí. "No estabas ahí" "Es tu culpa" me decía. Bajé la vista en esa oscuridad, mis manos temblorosas estaban manchadas de rojo. Su voz retumbaba en mis oídos una y otra vez. Detrás de
Round 2—Está muy enojado conmigo. Eres la única que puede ayudarlo.—Yo... haré lo que pueda.¡Comienza el segundo round!Marc gritó para llamar a Ethan, que llegó en segundos apresurado y subiéndose el cierre del pantalón. Mientras discutían si se había lavado las manos o no, me perdí en mis pensamientos. Nunca me gustó el boxeo. Pero me gustaba él, así que traté de entenderlo. Con el tiempo pasó a ser algo muy cool en mis ojos, pero ahora es otra la sensación. Sentía un nudo en la garganta acompañado de un miedo infundado. ¿Será po
Mis ojos se humedecieron cuando lo vi temblar hasta ponerse de pie. El referí le preguntaba algo, él asentía. Tenía la misma mirada feroz que antes, pero parecía que en cualquier momento se caería. Los ojos de Williams se abrieron de la sorpresa. Toda la arena guardó silencio. Nadie podía creer que se haya levantado después de eso.¡INCREÍBLE! ¡SE PONE DE PIE! ¡JACK EL RELÁMPAGO CALLEN SE LEVANTA! ¡IMPRESIONANTE!Marc me rodeó con su brazo y me acercó a él para acariciar mi cabello. Los tres nos miramos conmocionados, pero con una sonrisa. No habían palabras para describir ese acto de fuerza de voluntad que acabamos de presenciar. Le pusieron algo de vaselina en su herida del ojo y el contador
Pegué mi cabeza a la ventana para observar las nubes en el atardecer. En la pantalla aparecían las 20 horas del vuelo directo que acababa de comenzar. Cerré mis ojos con la esperanza de poder dormir un poco, un poco y estaría bien. Han pasado ya varias noches en vela, empezaba a preocupar a todos a mi alrededor. La situación se me fue de las manos, y ya no sabía qué hacer.—Emma. —La voz adormilada de Ryan me llamó. Se despertó apenas, y se movió por las sábanas para apoyar su cabeza sobre su mano y observarme atento—. Vete.Abrí mis ojos confundida. Vi su mirada seria y me acomodé en la cama.—¿Qué?—
Apenas llegué, tomé mi pequeño bolso improvisado y fui a pedir un taxi hasta el hospital. En el camino le avisé al señor Callen, que tenía el teléfono de Jack. Y luego le envié un mensaje a Ethan y Marc, a mi mamá, y finalmente a Ryan. Diciéndoles que había llegado y que todo estaba bien. Era un día soleado, muy hermoso en la ciudad de Nueva York. Los niños jugaban en los parques y los perros paseaban emocionados. Esta pudo haber sido una linda visita, si la situación fuera distinta. Yo continuaba con mi corazón apretado de la angustia. Las ojeras bajo mis ojos ya daban miedo, y los kilos que perdí las últimas semanas tampoco me favorecían.El hospital era tan enorme que caminé desorientada por los pasillos en busca de la sala de cuidados intensivos. Di un
Por alguna razón me dolía ver que Jack pensaba que ya no lo quería. Llevo tanto tiempo amándolo, que hasta para mí era difícil pensar en no hacerlo. Pero durante estas semanas he descubierto cosas de las que no me había dado cuenta nunca antes. Es curioso pensar que aunque lo conozco hace dos años, nunca ha estado presente para mi cumpleaños. Es como si el mundo preparara todo para que eso no pase. Pero no lo olvidó. Porque el primer día que llegamos al hotel me lo dijo.—Cumpliste 19. ¿No es así?Me sorprendí demasiado. No pensé que lo recordaría. Después de un agotador último día en el hospital, nos quedamos por fin solos en la habitación del hotel. Habíamos obligado a Jack a recostar
Habían días y días. La mayoría estaba tranquilo, otros incluso sonreía. Y aunque tal vez se sentía feliz de tenerme a su lado, nadie podía llenar ese vacío que dejó el boxeo. Fue solo un momento que lo dejé solo. Un arrebato agresivo después de haber aguantado mucho. A pesar de que vi su tristeza, nunca noté que había tanta ira guardada en su interior.—¡JACK! ¡JACK! ¡BASTA! —grité, afirmándolo del brazo. Sus ojos llenos de rabia me asustaron. La pared estaba ahora rota, y sus nudillos sangrando. Abrí los ojos de la indignación, y posé mis manos en su pecho para empujarlo hacia atrás con fuerzas—. ¡¿Cómo puedes ser tan idiota?! —gruñí sorprendiéndolo. Sentí una r&aacut
Me hice una cola de caballo alta, que caía con mi cabello largo por mi espalda. Deslicé el protector solar por mis mejillas, y escuché mi celular sonar desde mi habitación. Lo tomé con una sonrisa al ver el nombre en pantalla.—¿Aló?—¡EMMA FELIZ CUMPLEAÑOS! —gritó Marc del otro lado, haciendo que tuviera que alejar el móvil de mi oído.—Gracias Marc... tu siempre eres el primero en llamarme ¿Eh?—Bueno, sabes que Et se despierta tarde.—Cierto.—Oye.
Me quedé durante largos minutos viendo la acera desde la ventana. Parecía que podría derretirse con el calor que hacía. De repente pasaban algunas personas por el río. Se detenían a mirar las aguas y luego seguían su camino.Se escucharon unos pasos arrastrados por las escaleras, y luego su voz me despertó.—¿Dónde dejo esto jefa?Volteé a verlo cargando varias cajas entre sus brazos y me levanté de mi silla.—En la bodega. Todavía nos quedan de esas.—Okey.Sin más, las levantó otra vez y se fue por donde vino.