El restaurante Bellini estaba medianamente concurrido por lo que el ambiente resultaba de lo más relajado, muy contrario al humor que llevaba consigo Luck, después de salir de DINAMO ENTERPRISE hecho furia por aquella portada de revista.
No estaba de humor para encontrarse con Bianca; una reconocida modelo, cara de la casa de modas de Dina Casiragi y amiga íntima de Derek.
Cuando ingresó al local, ella ya lo esperaba en una mesa retirada de miradas ajenas. Se puso de pie y con un beso en la mejilla, recibió a Luck.
Se encontraba bebiendo un vino español que pidió al camarero también le sirviera. Cuando este se hubo retirado, Luck no pudo contenerse.
—Debe ser algo importante para que insistieras tanto en verme.
Bianca afirmó con un leve movimiento de cabeza.
—¿Quieres ordenar primero? —inquirió—. La pasta aquí es exquisita.
Una semana después…—¿Me has llamado, Dina? —Megan ingresó al despacho de su jefa y esta le indicó que tomara asiento.—Tenemos un urgencia y necesito que te ocupes del asunto —dijo sin rodeos su todavía suegra.—¿Qué sucede?—Debes viajar a Milán y revisar el stock de las telas que deben enviarse al taller de la sucursal.—No hay problema; le pediré a mi secretaría que lo prepare todo y saldré mañana mismo —Megan se puso de pie para marcharse y prepararlo todo, pero Dina la detuvo.—No hace falta que te ocupes de nada, querida. Solo de llevar el catálogo de telas y constatar que esté todo en orden para no retrasar la producción. ¡Ah! Y de preparar un pequeño equipaje porque sales esta misma tarde a Milán.—N
Despacio, Luck succionó los labios de ella con delicadeza. Luego se apartó lento, tomó la nuca de Megan y la obligó a reposar su frente sobre la suya.Ambos respiraban pesadamente, manteniendo los ojos cerrados.Luck tragó grueso y se relamió la boca, insatisfecho con aquel beso tan inocente.—No puedo… —susurró ella y él suspiró.—Pero sé que también lo quieres… no te atrevas a negarlo.—No lo haré… —dijo ella y Luck tomó su rostro entre las manos y la obligó a mirarlo.Los ojos de Megan se habían llenado de lágrimas y él comprendió que ella se estaba debatiendo entre hacer lo que deseaba y lo que estaba bien.—Por Dios, Megan… —susurró, sintiéndose culpable—. Ven aquí… —la abrazó con fuerza y M
Megan se atavió con aquel vestido de ensueño y se miró al espejo.En ese momento, luego de contemplar sus ojos brillantes en su reflejo, decidió que era tiempo. Ya no tenía sentido seguir esperando por algo que no sucedería, por alguien que no la quería y a quien también había dejado de querer.Su cuerpo temblaba y su estómago vibraba. Aceptar de una vez que su matrimonio no tenía remedio, logró una paz que hace tiempo no experimentaba y ya no tenía ninguna emoción que trasmitir al respecto. El fracaso dolía, sí. Pero debía aprender a vivir con ello y empezar de nuevo.Caminó dispuesta a ir al sitio pactado mientras su mente viajaba al momento en que conoció a Luck, en aquel bar, en el preciso momento cuando su mundo entero comenzó a derrumbarse.Cuando subió al elevador, cerró los ojos y guard&oac
Luego de admirarla como un lobo hambriento, fijó su mirada en aquellos ojos que llevarían a cualquiera a la demencia absoluta y esos labios tan provocativos que deseaba besar y succionar hasta perderse en el delirio del placer. Luck se estaba volviendo loco por todas esas fantasías que le estimulaba aquella mujer. Sin previo aviso y buscando la comodidad de la cama, se acercó a ella, la cargó entre sus brazos y depositó su frágil cuerpo sobre las sábanas. Luck se deleitó con la visión que le ofrecía esa hermosa mujer. Se colocó en el extremo de la cama para admirarla mejor y grabar en su memoria cada tramo de piel, cada curvatura de su cuerpo y los lugares más preciosos de su perfecta anatomía. Su interior rugía por la sed que le provocaba verla de aquella manera y necesitaba de modo urgente fundirse con ella, que fueran uno de una vez por todas. Ni en sus más remotos sueños, Luck se había imaginado que la tendría de aquella manera
2 días después… —¡Maldita sea! ¡Maldita sea! —bramó Natasha, marcando una y otra vez el número de Megan quien nunca cogía la llamada—. ¿A ti tampoco te responde? —le preguntó a Adrián, quien se encontraba inmutable, marcando el número de Luck. Ninguno de los dos respondía. —El teléfono está apagado y en el hotel nadie responde… —¡Por Dios! ¿Qué haremos? —No hay otra alternativa más que esperar a que regresen. —¡Voy a matar a ese maldito de Derek! —amenazó la pelirroja con furia—. Estoy segura que ha sido él… Tomó la revista donde se veía el perfil de Luck, tomando la mano de una mujer que se encontraba de espaldas y que claramente se trataba de Megan. El titulo decía: «¡LA INFIDELIDAD DEL AÑO!» El empresario, Luck Adams, en plan romántico con una mujer casada. Se rumora que se trata de la esposa de un socio comercial del millonario joven ¿Cuál es la identid
En la mañana siguiente, Luck regresó a su habitación para recoger sus cosas ya que al medio día volarían de regreso a Londres. Mientras cerraba su pequeño equipaje, tomó el móvil y lo encendió. Lo había apagado ni bien pisó Milán y se había olvidado por completo de volverlo a prender. Cuando se encendió del todo, comenzaron a llegar mensajes y el buzón de voz se encontraba repleto. Las llamadas eran todas de Adrián, por lo que de inmediato lo llamó sin perder más tiempo leyendo o escuchando los demás mensajes. —¡Hasta que al fin respondes! —escuchó del otro lado. —Adrián, ¿ocurre algo? —¡Ocurre todo, Luck! La prensa ha sacado una noticia sobre tu romance con Megan y están enloquecidos, aguardando tu llegada para ver el rostro de la mujer casada con la que mantienes una relación clandestina —explicó rápidamente y Luck se quedó petrificado—. Los han seguido —prosiguió Adrián— y les han tomado fotos en donde se ve tu rostro pero no el de
Megan ingresó a su oficina al día siguiente, seguida por Natasha quien le indagaba por los detalles del viaje a Milán y lo que sucedió entre ella y el socio. —Ya, Megan, suelta la lengua… —cerró la puerta de la oficina con llave—. No puedes dejarme con las dudas de lo que ocurrió entre ustedes. ¡No tomaste el teléfono por casi tres días! Y estoy segura que fue por él. —¡Por Dios, Nat! —tomó asiento en su sillón y encendió el ordenador—. No te detendrás hasta que te lo diga todo, ¿cierto? —Sabes que no, ¡así que desembucha todo! No omitas nada, Megan —se frotó las manos y sonrió como chiquilla. —¿Qué quieres que te diga? Es algo demasiado privado para conversarlo como si fuera que estamos hablando de bolsos o zapatos… —¿Te acostaste de nuevo con él? —lanzó Nat, con la ceja enarcada. Megan dudó, pero luego suspiró y asintió con la cabeza—. ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —¡Shhh! ¿quieres que todos en la empresa se enteren? —Lo sé, lo
Megan se retiró pálida del despacho de Dina y por el pasillo, mientras se dirigía a su oficina, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Cuando ingresó por fin a su lugar seguro, cerró la puerta con llave y se recostó en ella. El nudo que tenía en al garganta no le dejaba respirar y desató aquello con un amargo llanto silencioso. Se abrazó a sí misma y cayó despacio hasta el suelo, sentándose en el piso y hundiendo su cara en sus rodillas. Se sentía angustiada y sumamente decepcionada. Su corazón le dolía por lo que con su mano arrugó la blusa que llevaba, justo en su pecho izquierdo. Como si aquello le aliviara el indescriptible dolor que experimentaba. No comprendía absolutamente nada de lo que había pasado. Quería correr hasta donde él se encontraba, pero ni siquiera le había dicho adónde iba por sus negocios. Tendría que esperar y preguntarle… pero mientras tanto, no podía evitar sentirse una completa estúpida. Era demasiado pronto para enamorars