Ana Sofía estaba impactada, las lágrimas se agolparon en sus ojos, por primera vez, no sabía cómo reaccionar, no era para menos, enterarse primero quien creías que era tu madre no lo era, pues la verdadera era una millonaria que supuestamente murió dándote a luz, pero que de pronto aparecía de manera inesperada frente a ti, o mejor dicho tras de ti en un restaurante.Por varios segundos sus miradas se encontraron, los ojos del mismo color, sus expresiones iguales, ese encuentro de miradas fue interrumpido por Ana Sofía que luego de tomar el control sobre sus emociones emitió, unas palabras de disculpa.—¡Discúlpenme! Ya debo irme, con permiso —pronunció la chica, pasándole, por un lado, a la mujer, quien se mantuvo por completa estática, sin saber cómo reaccionar. Ana Sofía, aparentemente se recuperó en su exterior del impacto de ver a su madre a quien creyó hasta ese instante muerta, sin embargo, en su interior era un vendaval de emociones, ni siquiera supo cómo salió de allí, porqu
Benjamín nunca había sentido tanto miedo en la vida, como el que sintió cuando vio a su padre tirado en el suelo y ni rastros de su hijo y de su esposa, no podía creer que eso le estaba pasando. «¿Cómo carajos los secuestradores lograron pasar los dos anillos de seguridad que estableció para su familia?». Se preguntó, a pesar de haber establecido solo dos, porque no quería que Ana Sofía se sintiera incómoda, la conocía la suficiente para saber que eso la molestaría y terminaría buscando escapar, no le gustaba llamar la atención de la gente.La respuesta a su pregunta se abrió paso en su mente, quien rompió la línea debía ser alguien conocido, que le inspirara confianza a sus hombres, y empezó a analizar quién podría ser. Marcó un número de teléfono para llamar a sus hombres, al mismo tiempo que auxiliaba a su padre.—Recorran todo el perímetro, cierren las vías de acceso hacia la manzana donde está ubicado el centro comercial y las que están ubicados a los laterales, nadie sale ni en
El primero de salirle al paso fue Naul, creyendo que se trataba del yerno de los Celedón y esposo de Ana Sofía, caminó parándosele al frente en un gesto desafiante.—Aquí tenemos, al marido de la Celedón, el yerno despreciado. El hombre insignificante que ha llevado a Ana Sofía a la ruina social. ¡Es que eres una vergüenza pública! —declaró Naul burlándose de Benjamín.Como se había cumplido el lapso en que las televisoras se enlazarían para transmitir, en ese momento todo lo que estaba ocurriendo estaba siendo transmitido en vivo ante la mirada sorprendente de todos, al ver a Naul Presley, uno de los jóvenes más ricos y prominentes, enfrentado a un hombre que a pesar de su buen tamaño y contextura, lucía bastante nerd.—Yo siendo los Celedón buscaría la forma de divorciarte de mi hija, me imagino que ella aceptó la boda con alguien como tú al pensar que su rostro desfigurado no tenía cura… ahora ella es bella, tú no te mereces a esa belleza de mujer, es demasiado hermosa, muy buena pa
Ana Sofía se despertó por el llanto de Alejandro, a quien colocaron a un lado de ella, en una camioneta de carga cerrada, tirándolos atrás a oscuras, aunque ella no podía verlo, el pequeño si y estaba aterrado mirando a todos lados, porque a su corta edad nunca había estado solo, siempre estaba con su padre, su madre o la nana Nidia y ahora los abuelos. El llanto del bebé agudizó el dolor de cabeza en la chica, al mismo tiempo incendiaron sus alarmas, no tenía idea a donde iban, porque le colocaron una venda en los ojos, aparte de ello, le ataron las manos, intentó zafarlas, pero apenas si logró moverlas, por eso escuchar llorar a su hijo, le causó mayor desesperación.—Mi niño precioso, ven acércate a mami, ven mi pequeño aférrate a mí —pronunció con voz suave y el sonido de su voz tranquilizó a Alejandro, quien de inmediato se quedó callado.—¿Mami? —llamó dubitativo y ella respondió, pensando que quizás la camioneta está oscura y por eso no veía.—Si mi niño hermoso soy mamá, ¿Est
El cuerpo de Benjamín se tensó, no pretendía negociar con ellos, no podía hacerlo porque no iba a dejar el poder que ahora había logrado.—¿Qué quieres? —interrogó con aparente indiferencia.—Tengo a tu mujer y a tu hijo —respondió el hombre, sintiéndose que estaba en una posición más ventajosa frente al Amorín.—¿Por qué habría de importarme? No voy a negociar contigo, porque ninguno de ellos me interesa —manifestó de manera neutral, como si estuviera hablando del clima y el rostro de Valeria palideció.—¡No! ¿Tú no puedes estar diciendo eso? ¿Vas a dejar morir a mi hija y a mi nieto? —comenzó a gritar como loca— ¡Yo negocio! Te firmo lo que sea… pero ya ¡Debes dejarlo ir! Mara se acercó a ella tratando de tranquilizarla.—Deja que Benjamín hable, él va a solucionar —susurró la madre de Benjamín, porque tenía confianza, sin embargo, vio que su hijo la miró con frialdad.—¿Qué te hace creer que me importa? No sabes si heredé lo manipulador de ti y siempre todo fue un engaño y realmen
Benjamín observó a la chica con una media sonrisa, recorriéndola de pies a cabeza. —¿Desde cuándo sabes que eres la heredera de la tercera rama de los Amorín? —inquirió.—Mi abuelo siempre me ha dicho que soy una chica integrante de una de las familias más importantes y poderosas del mundo y que estaba destinada para ti, sin embargo, fue hace unos meses que me enteré de que soy Amorín y que tú eres de otra rama de la familia y que debía casarme contigo para obtener el poder —pronunció ella sin titubeos.Benjamín giró su vista y la posó en Tomás Anderson, quien permanecía con una expresión seria, por unos cuantos segundos cruzaron miradas, cada uno tratando de dilucidar a qué atenerse frente al otro. Al mismo tiempo, el joven por segundos tomaba su celular y escribía algo, aunque la mayoría de las veces lo hacía sin ver. —Ya veo que has renunciado a la Celedón Amorín, aunque hiciste una buena elección, no confío del todo en ti ¿Quién me garantiza que una vez casado con mi nieta no l
A Benjamín le parecía que todo era mentira, como si estuviera en un sueño o en una realidad virtual, le costaba asimilar que eso fuera la verdadera realidad.—¡Esposa no! —a su mente llegó el recuerdo cuando ella estaba parada con sus ojos cubiertos por una venda y las palabras que pronunció, era un tormento imaginarse lo que ella estaría pensando en ese momento—. Yo solo quería desenmascarar a los culpables, porque si ellos seguían sueltos no íbamos a poder ser felices, estaba obligado a actuar, hacerlos creer que no me importaban, de esa manera ellos pensarían que no podían chantajearme. De haber sabido este resultado, habría cedido. Ahora tampoco tendré paz, ¿Cómo la tendría? Si me quedé sin Ana Sofía… lo perdí todo. Corrió hacia la edificación, donde grandes lenguas de llama lo abrazaban.—¡Ana Sofía! —gritó con todo el tono que le permitía la voz, iba a correr hacia el interior y su padre lo detuvo.—¡No puedes ir!—¡Suéltame! ¡Qué ya no me importa un carajo! —exclamó con dolor,
Genaro sintió que su cuerpo temblaba, se pasó las manos por la cabeza en un gesto de desesperación.—¡Estoy enloqueciendo! ¿Cómo puedo ver a Valeria si lleva veintidós años muerta? —se sentó en uno de los sofás, sosteniéndose la cabeza con las manos en un gesto de desesperación, al mismo tiempo que trataba de tranquilizarse.Barton se le acercó y le tocó el hombro, negando con la cabeza.—Ella es real… la verdad es que no estaba muerta, se hizo pasar como tal… —las palabras del hombre lo hicieron reaccionar y caminó hacia donde estaba la mujer, mientras Valeria lo mirada con su rostro pálido, porque a ella le dio también una gran impresión verlo después de tanto tiempo.—Dime ¿Por qué? ¿Por qué abandonaste a Ana Sofía? Te acepto que no me quisieras ver a mí, que desearas alejarte, que te hayas cansado de mí, pero ¿Por qué de ella? Le hizo falta el amor de una madre, siempre viví engañado, creyendo que Estela había sido una mejor madre con mi pequeña, no fue así y yo quizás por iluso,