Estaba sudando, fui directamente al baño y me eche agua en la cara, aún seguía en la universidad. Janne y Mia entraron unos segundos después de mí.
—¿Qué te sucedió?
Puse mis manos sobre el lavabo —Nada.
—Pero estás un poco pálida, de un momento a otro te pusiste así
—¿Segura que estás bien? —preguntó Janne, corroborando de que de verdad me encontrara bien
—Tal vez se me bajó la presión —respondí
—Ven —Mia tomo mi brazo y me jaló hasta salir del sanitario. Hizo un movimiento para poner su mochila al lado de ella y abrir una de las bolsas delantera, sacó una paleta y estiró su brazo hacia mí —Toma
Mis manos tomaron poco a poco la paleta
—Siempre cargo dulces por cualquier situación —sonri&
Mi padre se fue, sin decir cuánto tiempo, ni a dónde. Mi madre tampoco quiso hacer un escándalo y cada que preguntaban por él, decíamos que estaba había ido fuera de la ciudad por asuntos del trabajo.Al principio estaba desconcertada, no podía creer lo que ocurría. Una noticia así no se digiere a la primera.Me encontraba en la biblioteca, tratando repasar el tema para los exámenes que se aproximaban, pero sólo tenía un libro abierto al lado de mi brazo izquierdo, mientras mi cuaderno estaba abierto con la hoja "amor o costumbre"—No lo entiendo —puse mi mano sobre mi cabeza —Bastian ahora tiene más votos que Iker. Esto no sirvió de nada. —puse mis brazos sobre el cuaderno tapándolo completamente y mi cabeza recargada en él.—Yo tampoco lo entiendo —escuché decirPegué un brinco —me
—¿Te acostaste con ella infeliz?—¡Cállate! —Bastian le soltó un puñetazoLos encargados de mantener el orden en la institución llegaron a separar a Bastian e Iker, ambos habían respondido ante los golpes que uno le daba. Los ojos de Bastian estaban llenos de furia y enojo, jamás había visto a Bastian actuar de esa manera y también me había sorprendido que esta ve el ruiseñor estuviera en esta situación.Los de seguridad se llevaron a ambos a la dirección.—¿Estás bien? —preguntó Thomas—Sí—Ese imbécil no debió ponerte una mano encima—¿Qué pasará con ellos? —no dejé de mirar por donde caminaban e intenté ir pero, Thomas tomó mi mano y me detuvo.—No puedes ir, mejor explícame qu&eac
Tal vez y en su momento sí fue amor verdadero que llegué a sentir por Iker, lo que él provocaba en mí y lo que soñé a llegar con él.Nadie sabe lo que pasará o lo que sucederá después. Cuando inicié mi relación con Iker, no imaginaba que llegaríamos a estos extremos, jamás imaginé que él sería capaz de golpearme e inclusive humillarme; la verdad es que pensé en otro tipo de relación con él, de esos que son inseparables, de los que sólo tiene ojos para ti, de esos que siempre te hacen sentir amada y deseada, de esas relaciones que duran toda una vida.El ruiseñor se acercó a mí.—Extraño a Tara —abracé mis piernas —Lo bueno es que tú estás aquí pequeño amigo —sonreí un poco. El ruiseñor trinó, por un moment
Estaba tan emocionada de que hoy sería el día en donde por fin hablaría con Bastian sobre lo que sentía.—Buen... —entré a la habitación de mi madre, pero ella no estaba. Había olvidado que tenía cita hoy con el licenciado, para ver lo del proceso de divorcio —. Creo que sólo somos tú y yo —sonreí al ruiseñor que se encontraba en mi hombro. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Tome un plato, un poco de leche y cereal —. Hoy será un gran día ¿no lo crees? —sonreí. El ruiseñor trinó.Pensaba que después de todo lo que había pasado, era tiempo de que las cosas comenzaran a marchar mejor. Estaba tan feliz, planee ir con Bastian y contarle todo lo que me hacía sentir.Tome mi celular y le mandé un mensaje a Bastian, le había comentado que lo verí
Los siguientes días para mí fueron difíciles, por un lado, tenía la ansiedad de buscar a Bastian y saber qué fue lo que sucedió, por otra parte, tenía Iker mandándome mensajes de que aún me amaba y le diera una oportunidad más, y por otro lado estaba Derek, necesitaba hablar con él.—Alanna —Iker venía persiguiéndome en los pasillos de la universidad —¡Alanna!—¡Iker ya déjame! —voltee furiosa—¿Por qué me tratas así?—¿Soy la mala ahora?—Has cambiado —hizo una pausa —No te reconozco, eres muy dura y ya no quieres verme—¿Y qué esperabas?—¡Deja de ser así!—Estoy cansada ¿no lo entiendes?—Alanna te amo, te necesito—Yo ya no.—¡Demonio
Tara se quedó a dormir en casa y al día siguiente, se marchó. Antes dijo que volvería más pronto, que esa última vez.Después de ese día, todo volvió a ser normal. El ciclo escolar en la universidad estaba a punto de concluir, traté de disfrutar lo más que pudiera.Desde que surgió la pelea con Bastian e Iker, el ruiseñor me acompañaba aún en mi universidad, no es que estuviera siempre en mi hombro o que los demás supieran que él estaba allí, bastaba con mirar a la ventana para verlo.—¡Alanna! —mis amigos caminaron a mí—¡Hey! —Liam me abrazó —¿Cómo estás?—¿Lista para dar lo último?—Sí —sonreí—Serán los mejores díasThomas, Liam, Archie y Janne se adelantaron
No me atreví a leer las otras dos cartas, eso era asunto de mis padres.Así que una la dejé encima de su pequeño mueble que estaba al lado de su cama para que mi madre pudiese leerla y la otra, me aseguré de que mi padre pudiese leerla, así que la guardé en su estuche de colecciones de monedas.Era extraño, pero al no saber nada de él y a pesar de su carácter, deseaba verlo y más aún, que se encontrara bien.Al meter el cofre en el cajón, tiré su portafolio.—¡Ay no! —me incliné para acomodarlo —Si mi padre me hubiese visto, hubiera dicho "Ay Alanna, no puedes ser más tonta" o algo así —reí y miré al ruiseñor. Noté que en su pequeño pico llevaba una tarjeta, lo tomé. Decía el nombre de Derek y la dirección en dónde encontra
—¿Y tú trabajo?—pregunté apenadaDerek soltó una pequeña risa—Después de la escena que hiciste ¿tú qué crees que pasó?—me miróAgaché mi cabeza—Lo siento...—También es culpa mía—¿A qué te refieres?—Lo miré—Siento mucho no haber hablado con ustedes todo este tiempo.Después de lo que me había contado y la escena que le había armado en el trabajo, no podía cuestionarlo más.Miré al ruiseñor, quien se encontraba mirando a Derek y sin tener que preguntarle, él solo me fue aclarando mis dudas.—Me sentía culpable de la muerte de mi mejor amigo, lo menos que podía hacer era cumplir mi promesa de verte feliz, aunque no ha sido