Este capitulo fue una modificacion que se habia subido por error, tienen que leer el anterior porque es un capitulo completamente distinto en el que Sofia y Marcus viajan, Sofia tiene pesadilla y le dice a Marcus que no la suelte.
Marcus la levantó con cuidado en brazos y la sostuvo contra su pecho. Sacó su teléfono y marcó de inmediato.— ¿Alex? Necesito al doctor en mi apartamento. Ahora. Sofía está muy mal, tiene fiebre alta y no reacciona. No sé cuánto tiempo lleve así.— ¿Qué fue lo que pasó?— No lo sé, mald¡ta sea. Solo envíalo. ¡Yo voy para allá!— De acuerdo, nos vemos en tu apartamento.Marcus colgó y caminó apresurado por los pasillos vacíos con Sofía entre sus brazos. Su cuerpo era liviano, frágil… y esa idea le rompía algo por dentro.Al llegar, el doctor y Alex llegaron también. Marcus llevó a Sofía a su habitación y aguardó junto a la puerta, con el pecho apretado. No había sentido algo similar desde… la muerte de su esposa.— ¿Qué pasa, doctor? ¿Qué tiene? — preguntó después de un largo rato, desesperado.El doctor cerró su maletín con un leve suspiro, se volvió hacia Marcus y se quitó los lentes con gesto serio.— Se va a recuperar — dijo —. Pero me preocupa el nivel de agotamiento que presenta.
— ¡Es mi hija, Eve! ¡Camila es mi hija! — dijo Sofía, emocionada, apenas llegó al apartamento que compartía con su amiga la mañana siguiente.Eve se levantó de la computadora y se acercó a ella.— ¿De qué hablas? Ayer me dijiste que…— Lo sé, sé lo que dije, pero yo lo siento aquí — se llevó las manos al corazón —. Y ella… ella también me lo dijo. ¡Me ha visto en sus sueños! No sé cómo explicar todo esto pero… nuestra conexión solo puede deberse a que somos medre e hija. ¡Madre e hija, Eve!Evelyn, con lágrimas en los ojos, corrió hacia ella y la abrazó.— ¿Pero y las pruebas de laboratorio? Todo esto es tan… extraño.Sofia sonrió y se sentó en el sofá cercano, tomando las manos de su amiga.— No, no lo es. Y no me sorprende que esa familia, con tanto poder, haya silenciado y comprado a cada clínica de este estado, pero no me importa, voy a averiguar la verdad.— Espera, Sof, espera. ¿Si escuchas lo que estás diciendo? El poder de los Blackstone es… de temer.— No, Eve, yo soy de temer
Sofía no se apartó. No podía. Era como si todos los hilos invisibles del pasado la ataran a ese momento.Las manos de Marcus se deslizaron por sus mejillas, luego por su cuello, y se detuvieron en su cintura. Sofía gimió entre sus labios, una mezcla de nostalgia y deseo. Sus dedos se aferraron a su camisa como si necesitara anclarse a algo. Cada roce, cada caricia, era una explosión que no sabían cómo apagar.Marcus la levantó suavemente del sofá y sus cuerpos se encontraron de pie, tan cerca que no existía el aire entre ellos. Sus labios se buscaron una y otra vez, desesperados. Se tocaron como si temieran olvidarse de nuevo. Como si el mundo fuera a acabarse esa noche.Pero entonces, la realidad la golpeó.Sofía abrió los ojos de golpe, sus manos aún temblaban sobre el pecho de Marcus. Su respiración era errática, su cuerpo vibraba… pero su alma gritaba.Se apartó enseguida. Sus ojos inundados de lágrimas no derramadas.Al notarlo, Marcus se sintió un idiota.— Sofía, perdóname, yo…
Esta vez no hubo espacio para la negación.El beso fue profundo, dolido, lleno de deseo contenido y memorias rotas que buscaban renacer. Marcus la sostuvo por la cintura, atrayéndola hacia él, y ella, sin fuerzas para resistirse, dejó que la arrastrara a su mundo, a sus labios, a su fuego.Las manos de él encontraron su rostro, su cuello, su espalda… mientras las de ella se aferraban a su camisa, como si temiera caer al vacío. Caminaron a tientas por el pasillo, sin despegarse, hasta que entraron en la habitación. Las prendas fueron cayendo sin que lo notaran, abandonadas como el pasado, como las mentiras.— No me digas que no sientes nada, Sofía —le susurró con la frente apoyada contra la de ella —. Porque yo… yo no puedo fingir más.— Yo… — Sofía cerró los ojos, asfixiada por la intensidad de sus palabras No pudo decir nada más, no pudo completar una frase coherente. No podía. Solo se aferró a él mientras cruzaban el umbral de la habitación y el pasado comenzaba a hacerse cenizas a
— ¿Sofía? — la voz de Eve fue lo primero que Sofía escuchó al volver en sí. Le acariciaba la frente con una compresa húmeda. Sus ojos estaban llenos de preocupación—. Dios mío, Sofi, me asustaste. ¿Estás bien?Sofía parpadeó lentamente, tratando de recordar dónde estaba, qué había pasado. Y entonces… todo volvió a ella como un aluvión.La noche con Marcus.El mensaje del profesor Clark.Camila.Su hija.¡Su hija!Un sollozo escapó de su garganta, uno que se mezcló con una risa temblorosa de incredulidad.— Es ella, Eve… — murmuró, sus ojos cristalinos y sus manos temblorosas —. Camila… es mi hija. Noventa y nueve por ciento. Los resultados… lo confirmaron. Es mía. Es mía… es mi pequeña. Es la pequeña que me arrebataron.Eve la abrazó con fuerza, sintiendo su corazón desbordarse también. Sabía cuánto había sufrido Sofía, cuántas veces la había visto llorar en silencio por aquella hija arrebatada. Y ahora la tenía. Había un nombre. Un rostro. Un amor intacto. Dios, parecía una película
Sofía observaba la ciudad desde la terraza de su apartamento. En su teléfono, tenía la confirmación del envío: una carpeta con documentos filtrados, entregada de forma anónima a un medio digital especializado en escándalos financieros.Informes alterados. Facturas inexistentes. Cuentas trianguladas en el extranjero. Todo parecía indicar que el Grupo Blackstone había estado manipulando cifras para evadir impuestos y lavar dinero a través de filiales menores en Europa del Este.Había estudiado todo desde dentro del grupo Blackstone. Cruzado cada dato. Su venganza no sería impulsiva. Sería quirúrgica. Bianca era su primera víctima. Aquella mujer que, sin misericordia alguna, también fue parte de su “muerte” hace cinco años. Era tan cómplice como todos. Y a cada uno le llegaría su turno.El titular salió a las pocas horas:"Oscuros negocios en el Grupo Blackstone: documentos anónimos destapan red financiera ilegal"En cuestión de minutos, las redes sociales estallaron. Las acciones de la
Capítulo 1. Muerta en vidaEl cielo estaba despejado aquella noche, la ciudad dormía envuelta en luces tenues mientras el auto serpenteaba suave por la carretera. Sofía reía, con la mano sobre su vientre abultado, y la otra entrelazada con la de Marcus. Su mundo entero estaba dentro de aquel auto.De pronto, el móvil de Marcus sonó. Este esbozó una sonrisa al leer el contenido de un mensaje. Sofía entornó los ojos, mirándolo con curiosidad.— ¿Qué? ¿De qué se trata?— Siempre tan curiosa — le dijo, besando el dorso de su mano —. Esperaba poder darte la sorpresa, pero no quiero esperar. He conseguido la casa.Sofía se llevó las manos a la boca y sus ojos brillaron.— ¿Qué? ¿Te refieres a…? — las palabras no pudieron salir de su boca, y Marcus volvió a sonreír.— Sí, mi vida, me refiero a la casa de nuestros sueños.La habían estado tratando de conseguir durante meses, y aunque la competencia con otros compradores era dura, Marcus sabía cuan ilusión le hacía a Sofía tener esa casa, así
Capítulo 2. El fantasma de su esposaDespués de recuperarse, la esperanza de que su hija estuviese viva, bajo el resguardo de los Blackstone, todavía latía en el corazón de Sofía.Fue así como durante semanas, algunos días con sol y otros con lluvia, Sofía frecuentaba bajo las sombras la mansión de los Blackstone. Una fortaleza de oro. Impenetrable, intocable.— Vamos, pequeña… — murmuró para sí misma, esperanzada —. Solo una señal… un gesto. Sé que estás allí. Mamá está esperando por verte.Durante todo ese tiempo, se había escondido entre arbustos, dentro de autos rentados, incluso disfrazada con gafas oscuras y gorra, caminando por la acera opuesta a la mansión. Se sabía los horarios de los guardias, la rutina del jardinero, el momento exacto en el que Marcus salía a correr… pero nunca la niña. Nunca su hija. ¡La hija de sus entrañas!Un día, ya había perdido la cuenta de las horas que había pasado allí, a la espera de algo, de una señal, por muy pequeña que fuera, y como otras tan