José estaba tomando en un bar, mientras una mujer se abrazaba a él. Llegaron dos hombres de mala finta sentándose cerca. José alejó a la mujer. “Vete”. Ella obedeció retirándose. Uno de los hombres habló. “Hemos estado buscándote, pero tu mami dijo que estabas de viaje” José se burló, su madre siempre lo protegía. “He vuelto”. “¿Tienes nuestro dinero?”. El hombre estaba ansioso. José tomó un trago de lo más calmado. “No. Pero tengo un negocio en el que podemos sacar mucho dinero”. Los hombres se miraron entre sí y esperaron a que José les explicara. Al día siguiente, Roger llegó a la oficina junto con los niños. La recepcionista reconoció al instante a la niña, pero su mirada también se fue con el pequeño que era una copia idéntica de su jefe. “Buenos días señor Adams”. Clara al ver a la mujer sonrió y se alegró. “Ella es mi amiga”. La apuntó con su dedo. La recepcionista se quedó muda. Roger que llevaba a Clara en sus brazos preguntó. “¿Ella fue la que te atendió?”. Clara a
Ella se alejó y empezó a recuperar el aire, Roger sonrió sin soltarla. “Te veré mañana”. Lili asintió acomodando su ropa y carraspeando. Roger se despidió saliendo de la casa. Mientras Lili se fue a dormir. Al día siguiente muy temprano Roger llegó a la oficina pidiéndole a Pilar que entrara con él a la oficina. Ella llevaba la agenda y empezó a leer los pendientes. “Tienes tres juntas y dos reuniones con posibles inversionistas, tu agenda de hoy está muy llena por los días que no estuviste aquí”. Roger escuchó mientras encendía su computadora. Como el no objeto ella siguió. “Hay tres posibles nuevos artistas, ya el agente los ha entrevistado, pero vendrán aquí para que tú mismo des el visto bueno”. Roger confirmó diciendo. “Siéntate”. Ella frunció el ceño y se sentó frente a él mirándolo y esperando a que le dijera que pasaba. Roger se recargo en el escritorio. “¿Por qué no me dijiste que Lili y mi hija vinieron a la empresa?”. Pilar se quedó en silencio sin quitar la mirada
Roger llevó a Lili y Bruno a la casa, ya la señora Alma y Clarissa los esperaban, también estaban muy preocupados, una empleada le entregó un té a Lili para que se calmara, sus lágrimas corrían y estaba en silencio angustiada por su hija, los policías se instalaron en la casa, Roger no dejaba de caminar por la sala con el teléfono en mano, esperando una llamada de los secuestradores, por lo que dijo Lili iban directo por su pequeña hija. Bruno estaba cabizbajo pensando en su pequeña hermana y observaba a Roger que estaba impaciente. Minutos después su teléfono sonó, el policía asintió hacia el todo estaba listo para verificar de donde estaban llamando. “Hola”. “Señor Adams…” “Soy yo”. Dijo Roger calmado esperando a que hablaran. “Tenemos a su hija y la intercambiaremos por dinero”. Roger cerró sus ojos por un momento. “¿Cuánto?”. No le importaba qué cantidad solo quería a la pequeña de regreso. “10 millones”. Roger abrió sus ojos. Pensando. “¿10 millones? Es una cantidad alta, ne
La policía volvió a negar, los tipos no duraban en la llamada. El teléfono sonó de nuevo, era Pilar. “Roger… He puesto a tus hombres a buscar, pero no hay ninguna pista, seguiremos buscando ¿Tienes alguna noticia?”. Pilar también estaba preocupada, era solo una pequeña. Roger le contó lo que había pasado, hablaba muy tranquilo y con confianza, Lili notó eso, Pilar y Roger eran muy unidos, “Estaré al pendiente y te avisaré cualquier cosa”. Ella colgó el teléfono. Bianca había escuchado la conversación, cuando Pilar se fue, ella le preguntó a la secretaria. “¿Pasó algo?”. La secretaria hizo un puchero. “La hija del jefe está desaparecida, dicen que la secuestraron”. Bianca se quedó inmóvil recordando a la niña, salió de la empresa rumbo a su casa, al llegar noto que estaba vacía la sala, subió las escaleras y escucho como Johanna gritaba molesta a José. “¡¿Cómo se te ocurrió algo como eso?! ¿Qué pasa si se enteran que tú te la llevaste?”. Bianca se quedó de pie en las escaleras, aso
Roger verificó la hora y miró al policía quien asintió listo, bajo cargando la bolsa con el dinero, cada paso que daba hasta el basurero era eterno, se paró frente al lugar mirando a todos lados, cuando no había nadie mirando, hecho la bolsa rápidamente, pero se quedó ahí de pie por unos minutos. Su teléfono sonó. “¿Tienes el dinero?”. Le preguntaron desde el otro lado con ansiedad. Roger afirmó. “Si, lo he dejado donde quedamos, ahora entrégame a mi hija”. El hombre le advirtió. “La verá cuando tenga el dinero en mis manos, ahora, aléjate del lugar no quiero verte cerca, te llamaré para darte la ubicación de donde está tu hija”. Colgó inmediatamente. Roger volvió al auto, se subió al asiento trasero y el policía iba como su chofer, se miraron entre sí y Roger pronunció. “Dice que me llamará cuando tenga el dinero en sus manos, después me dirá dónde está mi hija”. El policía asintió encendió el auto para salir del lugar, los minutos pasaron, los policías encubiertos vigilaban la z
Bianca le dijo a la pequeña. “Te pareces tanto a tu madre…” Ella acarició su rostro delicado. Los ojos de Clara brillaron. “¿Conoces a mi madre?”. Se sentó a un lado de ella. Bianca asintió. “Fuimos a la misma escuela”. “¿Eran amigas?”. A pesar de la situación Clara quería saber más. Bianca se quedó callada por un momento. “No… yo me porte mal con ella muchas veces”. Clara estaba intrigada. “¿Por qué?”. Bianca seguía riéndose de todo. “Creo que es porque le tenía envidia… Ella siempre fue bonita e inteligente… y le gustaba al chico que a mí me gustaba… por eso no me portaba bien con ella”. Clara entendió y miró fijamente a Bianca. “Pero… eso era antes ¿Pueden ser amigas ahora?”. Bianca tosió sangre, Clara buscó algo con lo que ella pudiera limpiarse, la ayudó amablemente. Bianca le regaló una sonrisa. “No sé si tu mamá quiere ser mi amiga ahora”. Clara le contó cosas de su madre. “Mamá es muy buena, ella te perdonará, yo misma le hablaré bien de ti”. Bianca pensó en las palabr
José regresó a su casa, había una patrulla afuera, él quiso entrar, pero los policías lo detuvieron. “¿Es usted el señor José Adams?”. José se quedó quieto pensando. “Lo soy ¿Qué quieren?”. Los policías se acercaron esposando al hombre. “Está usted detenido como sospechoso del secuestro de la niña Clara Adams”. ¿Qué dice? ¿Quién es esa? No la conozco”. Le leyeron sus derechos mientras lo llevaban a la comisaría, Roger llegó junto a Lili al lugar, ya estaba interrogando a José, pero él no decía nada. Su abogado estaba presente, ambos se mostraban reacios a cualquier declaración. Lo importante es que dijeran dónde estaba, pero no decía nada. El policía preguntó. “¿Sabe dónde está su esposa?”. José miró al oficial negando. “No la he visto, debe estar trabajando o en un viaje”. EL policía acercó la computadora y reprodujo las grabaciones, era José y su madre hablando de dinero y de un secuestro. José se acomodo en la silla nervioso. Al terminar el policía le comentó. “Su madre est
José seguía en los separos junto a su madre, el abogado llegó, José se acercó molesto. “¿Por qué no me dejan ir?”. El abogado le informó. “No hay más pruebas que las grabaciones, estoy pidiendo un exhorto para tu liberación y la de tu madre, espero la resolución en unos minutos”. José entendió y se alejó, revisando la hora ya habían pasado casi 24 horas desde que Bianca y Clara estaban en la cueva, ya podrían estar muertas, el sonrió y regresó a la pequeña banca acostándose sin remordimientos, más tarde Roger entró a las celdas, se quedó de pie mirando a su hermano que estaba recostado en la banca de lo más calmado. “¿Qué es lo que quieres para decirme dónde está mi hija?”. Roger estaba desesperado, no había señales de Clara ni de Bianca. José se levantó caminando hasta su hermano solo las rejas los separaban. “Entrégame todo, trataré de recordar su he visto a tu hija”. Ambos se miraron retándose, Roger suspiro, este chico era su hermano menor, no había estado con él cuando creci