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EL POSESIVO CEO
EL POSESIVO CEO
Por: Pandora
Una dolorosa decepción

— La fiesta de la familia Fernández estaba por todo lo alto, Alina había sido prácticamente obligada a asistir, su estado de ánimo era tan deprimente que había bebido unas cuantas copas ya esa noche tratando de aliviar el despecho que sentía en su corazón, su gran amor, con quién pensaba casarse y formar una familia, ahora era el novio de su prima, la recién graduada de diseño, sentía que el pecho le iba a explotar de dolor

— ¡Alina, si que eres descarada! ¡Splash! se escuchó la bofetada que Laura Fernández le dio, !si de verdad llegaste a querer a Rodrigo, déjalo en paz, él está a punto de comprometerse con tu prima, no lo sigas buscando!

— La elegante madre de Rodrigo Fernández el hombre del cual Alina había estado enamorada por tres años, le exigía que lo dejara en paz

¡Señora Fernández, jamás e molestado a su hijo, fue él quién me pretendió desde hace tres años! el dijo que me amaba, no comprendo ¿por qué se volvió novio de mi prima?

—Alina y Rodrigo, se habían ido a estudiar a Inglaterra, solo que Rodrigo se graduó primero y regresó seis meses antes para ocupar el puesto de Ceo en las empresas de su familia,

—Rodrigo siempre fue amoroso y respetuoso con Alina, cuando eran novios, él dijo amarla le prometió que la esperaría hasta que ella regresará para pedir su mano y casarse, la joven e ingenua Alina le creyó ciegamente

—¡Te lo digo Alina, tú no eres lo suficientemente buena para ser parte de nuestra familia, aléjate de mi hijo o haré que te arrepientas de haber regresado!. - la señora Fernández odiaba a la bella joven, parecía querer matarla con sus propias manos

—Alina Altamirano, había regresado muy ilusionada de Inglaterra, estaba muy enamorada de Rodrigo, él había sido su único amor, nunca se imaginó que al llegar, lo encontraría casi comprometido con su prima, Sofía, se preguntaba, ¿dónde había quedado su amor y todas las promesas que le hizo en Inglaterra?

—La noche estaba oscura, las estrellas parecían esconderse de Alina, quién no resistió más y salió del lugar en su auto, trastabillaba un poco pero poco le importó, la hermosa Ali, fue a parar a un bar dónde pidió la mesa más alejada de la pista, quería estar sola, beber hasta perderse, anestesiar su dolor

—¡Rodrigo, no te olvides de lo que me has hecho hoy, me has traicionado con mi propia sangre, nunca te lo perdonaré! calientes lágrimas salían de ese par de ojos morados tan peculariares de los que Alina era dueña, su tristeza era profunda y dolorosa, las imágenes de ella y Rodrigo cuando paseaban por los parques tomados de la mano o dándose un casto beso cargado de amor la atormentaban

—Llorando de tristeza y decepción por su amor perdido, Alina envío un mensaje a su único amigo. - amigo, tienes razón, dejaré ir a Rodrigo, él eligió a otra mujer que no soy yo, mi corazón está hecho pedazos, pero... hay muchas estrellas en el cielo ¿verdad amigo? alguna de ellas tendrá que ser para mí, ¿puedes venir a verme? ¡te necesito!

—El bar cerró sus puertas a altas horas de la noche, su amigo no respondió el mensaje, rara vez lo hacía, aunque si Alina tenía un problema, sus hombres siempre aparecían para ayudarla, ese amigo misterioso que nunca mostraba su rostro nunca respondía las llamadas pero siempre tenía a su gente cuidándola, incluso en el extranjero

La joven diseñadora tenía la mirada borrosa y el cuerpo acalorado, nunca había bebido tanto, así que pensó que era por el exceso de alcohol, Alina no se dió cuenta que un hombre había puesto droga en su bebida y la había perseguido hasta el estacionamiento

Querida, estás ebria, deja que te lleve a casa. - un hombre maduro con sonrisa retorcida se acercó a ella tratando de tocarla de forma sucia

¡Suelteme, no me toque! Alina trataba de quitarse al hombre de encima pero no tenía las fuerzas, estaba demasiado ebria

—¡Vamos, mujer, no te resistas!. - insistía el depravado desconocido

Alina estaba a punto de gritar por ayuda, cuando del hombre soltó un fuerte quejido, poco más de una docena de hombres de negro habían llegado para salvarla

—¿Quienes son ustedes? ¡suelteme!. - pedía el aprovechado sinvergüenza

¡Llevenselo y cortenle las manos con las que tocó a la señorita Altamirano!.- ordenó uno de los misteriosos hombres que evidentemente estaba a cargo

—No pasó mucho tiempo para que los gritos despavoridos del pervertido hombre se escucharon, ese asqueroso tipo no volvería a tocar a otra chica inapropiadamente

—Señor, ¿Qué hacemos con la señorita?

—El jefe a pedido verla, ¡llevenla con él!

—En la noticias se anunciaba que el emperador de los negocios, Dorian Montana, acababa de regresar de un viaje por el medio oriente, había llegado a absorber cuántas compañías pudiera para expandir su imperio, no lo necesita por qué ya era incalculablemente rico, era uno de los cuatro empresarios más exitosos del mundo

—Lo que muy pocos sabían, era que esté poderoso hombre, había regresado justo cuándo Alina Altamirano, arribó al país, Años atrás la joven diseñadora había salvado la vida de Dorían, su asistente había conseguido solo su teléfono, así que se dedicó desde entonces a ser su amigo secreto y a cuidarla, además pensaba que al pertenecer a mundos sociales tan diferentes, ella no iba a querer tenerlo cerca, conocía muy bien a la joven, Alina no aceptaría una compensación de su parte

—El Ceo consiguió del tío de Alina, todos los datos de ella a cambio entre ellos se abriría una posibilidad de negocio, de no ser así, jamás había tratado con Adam Altamirano

—Dorían Montana, había logrado a la joven edad de veinticuatro años formar una marca exclusiva a nivel mundial, a sus veintiocho su imperio era impresionantemente extenso, su familia, la familia Montana, era la más acaudalada de todo el mundo, el hombre definitivamente era cómo un dios entre los simples humanos, y su obsesión era la hermosa joven, Alina Altamirano

—Alina, no tuvo voluntad para resistirse, los hombres entrajados de negro la llevaron a un exclusivo hotel de siete estrellas propiedad de Dorían, el Ceo la esperaba en su lujoso penthouse

¡Señor la señorita Alina, ya está aquí!. - avisó el guardaespaldas

—¡Traerla a mí!

—Dos hombres llevaban de los brazos a la ebria joven, ella cayó al suelo y se arrastró cómo un gato perezoso a la figura que yacía sentada en un cómodo y costoso sillón

—Amigo, ¿eres tú? ¿tú me has salvado de nuevo?. - Alina tenía en su mente que ese amigo que siempre la salvaba era más bien un hombre maduro, tocó con las yemas de sus dedos el frío rostro de Dorían, aunque no lo podía distinguir bien, ella susurró

—Pareces ser un hombre guapo y joven, ¿por qué no me habías dejado verte?

—Dorían solo la observaba molesto, su penetrante mirada verde, parecía querer comercela hasta desaparecerla

—¿Quieres verme para llorar frente a mí, tu amor perdido?. - Dorian tomó el mentón de Alina con dos de sus dedos suavemente

—Alina trataba de enfocar su mirada pero no lo conseguía, solo podía ver el contorno del rostros del atractivo hombre

—¡No tienes permitido enamorarte de otro! ¿Sabes qué... eres mía verdad? ¡toda tú me pertenece, tú corazón, tú cuerpo, tu mente, todo es mío!

Alina lo miró con sus ojos nublados y brillantes.- sí, soy tuya, ¿entonces que harás?

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