Nicole sigue sosteniendo el auricular en alto, su corazón aún latiendo desbocado por la llamada anterior. Alessandro, al otro lado de la línea, percibe su respiración entrecortada y la tensión que inunda el silencio entre ambos es mucho.—Nicole —repite él, esta vez con un tono más suave, pero igual de urgente que el primero—, ¿qué está pasando? ¿Está todo bien?Ella permanece en silencio, lidiando con su torbellino de pensamientos. Por primera vez, Nicole puede sentir el deseo de contarle todo lo que ha estado ocurriendo, las amenazas, el miedo que ha estado sintiendo, la lucha constante por mantener la calma frente a Thiago, empieza a abrirse paso en su corazón. Por un instante, se imagina confesándolo todo, buscando refugio en Alessandro, pero el temor de las posibles consecuencias, de verse decepcionada y dejada de lado una vez se alza como una barrera infranqueable. No puede permitirse el lujo de volver a ser débil, no ahora. Y menos frente a uno de los Bianchi. Las palabras luc
Para el momento que entra en el salón, la fiesta ya se encuentra en su mejor momento, con luces deslumbrantes iluminando la elegante sala de eventos y una orquesta tocando música suave en el fondo. Los invitados, vestidos con sus mejores galas, se mezclan y conversan animadamente, sus risas y murmullos llenando el aire. Nicole, sin embargo, al igual que pasa en cada oportunidad que ha tenido que estar en un evento como ese, sigue sintiéndose un poco fuera de lugar mientras observaba a su alrededor, reconociendo a muchas de las personas presentes como parte de las familias más ricas e influyentes del país.Tomada del brazo de George, Nicole se esfuerza por mantener una sonrisa mientras recibe miradas de los asistentes debido a la forma intima en que esta con el mayor.—Nicole, quisiera presentarte a algunos conocidos —dice George con una sonrisa, su tono casual pero cargado de una intención clara.Nicole se lo piensa un momento, pero termina asintiendo, ajustando su vestido con la mano
La mirada de Rosangela tiene una mezcla de incredulidad y rabia al observa el cómo Alessandro toma la mano de Nicole y se apresura a llevarla hacia una zona apartada y solitaria de la fiesta. La sonrisa forzada que mantiene en su rostro se desmorona por un instante, pero rápidamente la recompone, esbozando una expresión controlada, aunque tensa. —Disculpen, debo retirarme un momento —dice con una voz dulce, aunque su mirada está llena de intenciones ocultas.Con pasos decididos, se encamina hacia la salida por donde Alessandro y Nicole se han marchado. Su mente hierve con pensamientos de confrontación y planes para retomar el control y recordarle a esa mujerzuela cuál es su verdadero lugar. Sin embargo, antes de que pueda llegar muy lejos, una figura alta y segura se interpone en su camino.George, con una sonrisa tranquila y casi condescendiente, se coloca frente a ella, bloqueando su avance y todas sus intenciones.—Dígame algo, señorita Brown, ¿No cree que este no es el mejor luga
La primera en entrar en el hospital fue Nicole, siendo seguida de inmediato por Alessandro. Ambos entran al hospital con paso presuroso, sus rostros reflejan la preocupación que les consume. Los pasos de Nicole se aceleran a medida que se acerca al mostrador de recepción, donde una enfermera se encuentra detrás del escritorio, ocupada con papeleo.—Disculpe, necesito información— pide mientras se fija en la mujer.—Señorita, si me da un momento yo.—¿Un momento? —pregunta, y solo eso basta para que pierda la poca calma que le quedaba— ¡No tengo un momento! Necesito información del estado de salud de mi hijo, ¡y lo necesito ahora!Al escuchar sus palabras, la enferme se sobresalta por el estado alterado en que se encuentra, pero antes de que pueda decir nada, la mirada asesina de Nicole la silencia y teclea en el computador.—No…nombre del paciente.—Thiago Antonelli, y Camie De Angeli —responde de forma rápida, su voz temblando y quebrándose por las lágrimas mientras da los nombres—.
Al momento de despertar, Nicole puede sentir su corazón martilleando con gran fuerza en su pecho, mientras su mente se sacude del letargo del sueño. Su grito, desesperado y cargado de miedo, rompe el silencio de la habitación:—¡Thiago! —llama. Su voz es un eco de angustia, su respiración se muestra entrecortada y descontrolada mientras intenta salir de la cama, con su cuerpo siendo impulsado por la desesperación.La puerta se abre de golpe, al tiempo que Alessandro entra rápidamente en la habitación, alertado por el grito. Su mirada se encuentra con la de Nicole, y en un instante se da cuenta de lo que está sucediendo. Sin perder tiempo, el rubio cruza la habitación en un par de zancadas y la toma suavemente por los hombros, deteniéndola antes de que pueda llegar a levantarse totalmente.—Nicole, tranquila —le dice con voz baja, sosteniéndola mientras sus ojos buscan los de ella—. Debes calmarte.Nicole, sorprendida al ver a Alessandro tan cerca, se queda inmóvil por un segundo, su m
Según el informe del médico, tanto ella como Thiago tendrían que quedarse internados por unos días más. En un principio no entendió la razón por la cual ella tendría que estar internada, pero cuando el hombre le entregó los resultados de los exámenes que le realizaron y le explicó que estuvo inconsciente por dos días debido al agotamiento de su cuerpo, guardo silencio al ver como todos los valores de su cuerpo estaban alterados y no de la mejor manera. El estrés de los últimos dos meses finalmente le había alcanzado.Un suave toque en la puerta la saca de sus pensamientos. Abriendo sus ojos toma un respiro profundo, al parecer ya toca su otra dosis de medicamentos.—Adelante— dice con tono suave mientras se sienta de mejor manera en la cama.La puerta se abre lentamente, revelando a George del otro lado. Al ver al mayor allí de pie, Nicole siente como la vergüenza se instala en ella, con toda la situación se había olvidado totalmente de George y de la forma en la que lo dejó plantado.
Sentado en el sofá de la habitación, Thiago está absorto en el teléfono de su madre mientras juega a armar palabras. Sus dedos se mueven rápidamente por la pantalla, pero su rostro muestra una concentración tranquila, ajeno a lo que sucede a su alrededor. El brillo del dispositivo ilumina su rostro, pero hay un cansancio oculto en sus ojos que revela lo agotador que ha sido todo lo ocurrido para él.En la cama, Nicole se recuesta mientras el médico la revisa por última vez antes de estar seguro de darle el alta. Aunque su cuerpo está más descansado. El médico, un hombre de rostro amable y gesto profesional, ajusta su estetoscopio y observa atentamente las señales de su recuperación.—Señora Antonelli, es necesario que recuerde lo que te digo —le indica el médico, con tono serio pero calmado—. Thiago ha inhalado humo y aunque ya está fuera de peligro, debe tener mucho cuidado con él en las próximas semanas. Evite que corra o haga grandes esfuerzos, porque eso podría dificultarle la res
Nicole siente como su respiración se vuelve pesada mientras contempla el desastre que quedó de lo que ella y Thiago llaman hogar. Las paredes están ennegrecidas por el hollín, y el olor acre del humo quemado todavía impregna el aire. El suelo está cubierto de cenizas, y lo poco que queda de sus pertenencias está destruido, carbonizado o reducido a cenizas. Los muebles son poco más que formas calcinadas, apenas reconocibles entre los restos del incendio.Cuando le pidió a Xavi que la llevaran hasta allí, lo hizo con la esperanza puesta en las palabras de Alessandro “incendio parcial”, si de verdad era así, hubiera algunas de sus cosas que pudiera salvar y enviar a un deposito. Una pequeña parte de ella había guardado la ilusión de que podría recuperar algunas cosas importantes. Sin embargo, al ver el estado de su departamento, esa esperanza se desvanece. Nada en aquel lugar se ajusta a “parcial”. Cada rincón está quemado, y la realidad de ello se hunde en su corazón, no queda nada de la