LA MUERTE LENTA EN MI CORAZÓN...
NOAHLa miraba largamente.Emma se había quedado dormida hace un par de horas, y yo solo podía recorrer su cuerpo desnudo, como si intentara grabarme a la perfección todo de ella.No podía negar que el acto había sido sublime y liberador al mismo tiempo, hacer el amor con Emma una y otra vez, era una cosa del otro mundo, aunque no sirviera para nada en este momento, pero era la mejor despedida que podía darle.Para ella, para mí…Me ajusté la chaqueta y fue a colocarle una manta encima, notando como los poros de su piel se contraían por el frío.Y aunque eran las 6:30 de la mañana, no dudé en tomar mi teléfono, para llamar a mi gerente general cerrando la puerta de la habitación.Fue en el quinto tono cuando escuché su voz adormilada.—¿Señor Musk? ¿Pasa algo?—Necesito reunirme contigo… cuanto antes…—Claro…Colgué mi teléfono y luego bajé a indicarle a mi seguridad que mantuvieran vigilada a Emma, y di la orden especifica a que la siguieran a donde fuera.No podía quedarse sola en n
EMMA. Haciendo el amor con Noah… —No nunca… —Mi cuerpo tembló ligeramente cuando él dijo esas palabras. No estaba diciéndome que me quería, pero su esencia me lo estaba gritando, ya que él no era capaz de hacerlo. ¿Y cómo podía después de haber pasado lo que pasó? Noah no creía en el amor, y por todo lo que yo había pasado, creo que también escéptica en cuando a ese sentimiento. No pude evitar abrazarlo. Quería llorar como nunca por él y que de alguna forma se sintiera consolado por alguien, pero la conmiseración y la lastima, no eran del agrado de Noah, así que pasé un trago duro para ser fuerte delante de él. Noah llamó a su seguridad, me hizo recoger mis cosas y luego nos subimos a un auto que nos estaba esperando afuera de este edificio. No le pregunté a dónde me llevaba, quizás iríamos directo a su casa donde estaría más tranquilo junto a su seguridad, pero cuando noté que sí estábamos entrando a la mansión, lo miré de forma significativa. Aún tenía la venda en sus manos
EMMA.Pasé al menos una semana en este sofá que estaba odiando mirando a la nada. Algunas veces encendía la televisión y pedía comida a domicilio, y otras veces solo dejaba la música a todo volumen mientras lloraba hasta que me quedaba dormida.No contesté ninguna llamada, aunque siempre miraba el remitente para saber si era el contacto de Noah.El domingo en la madrugada me levanté en una pesadilla, y cuando noté que mi bata estaba pegada a mi cuerpo, comprobé que estaba teniendo un poco de temperatura.No pude dormir después de esto, y en ese instante comencé a empacar todas mis cosas. No quería estar en este apartamento lleno de recuerdos ni un día más, y me dediqué toda la tarde a buscar casas por internet.El día lunes me alisté, me hice una coleta y llegué a la oficina sin saber que iba a hacer a partir de ahora.Ahí mismo se encontraba una nueva asistente con una sonrisa para mí cuando me vio, y me pregunté qué había pasado con la anterior, pero no le di mucha importancia en el
EMMA.Tres días después.Viernes.Llegué con Mia a Cancún por la mañana, y pagué con mi tarjeta un hospedaje de 15 días. Yo solo podía sonreír viendo a la chica emocionada tomando fotos, y por primera vez, quise ser una persona diferente a mí, o al menos estar en el lugar de ella.Nos dieron la bienvenida con unos mariachis, y unas bailarinas de faldas largas, mientras Mia se tomó fotos en cada lugar que se detenía.Un chico vino a nosotras con unas bandejas para darnos un vaso pequeño que contenía tequila, y lo tomé de un trago para arrugar mi cara mientras el líquido quemó mi garganta.—¡Emma…! ¡Me voy a morir de felicidad…! —Me giré para ver gritando a Mia grabando un video de la música, y sonreí recordando que le había exigido no más “señorita Johnson” en su boca.Además, había tenido que ir a la casa de sus padres, para que de cierta forma creyeran que su jefa la iba a llevar a un viaje con todo pago.Mia tenía 22 años, era una chica de casa, y había tenido la suerte de contar co
EMMA.Perdí la cuenta de cuantas bebidas había tomado, pero sentí mi cuerpo libre, y la mente despegada cuando la noche se encendió un poco más, y yo solo bailaba como una loca con Mia en el centro de la pista.Como estábamos solas, algunos hombres se acercaron a presentarse, e incluso a bailar un poco, pero permanecimos unidas en el grupo para no dramatizar la noche, y cuando la música movida cambió a algo suave, Mia me gritó en el oído.—¡Tengo más sed…! ¿Vamos a la barra? —asentí, y cuando llegué a la barra me sentí mareada—. ¿Pido lo mismo para ti?Afirmé apretando mis ojos y cuando el coctel estuvo servido, me lo tomé de prisa, porque tenía mucha sed.Quizás mi cuerpo estaba menos despierto, y más llevado por el alcohol, y aunque trastabillé un poco tratando de sentarme en la silla, no quería volver a la habitación por nada del mundo.Hoy era todo o nada.—Hola… —una voz gruesa hizo que me sacudiera, y al girarme tenía a este hombre muy cerca de mí—. No pensé encontrarte aquí… he
EMMA.No pude evitar que el resto de días, William estuviera cerca. Algunas noches compartimos en el club, por las mañanas que iba al gimnasio, trotaba conmigo, y de cierta forma, cuando nos estuvimos despidiendo en el hotel, Mia y yo compartimos nuestros contactos, y dijimos adiós a este viaje que, de cierta forma, había sido un buen pasatiempo.—Espero que tengas un buen viaje… tardaré unos días más aquí, y volveré a Manhattan… pero no creas que se me olvida mi viaje a New York… —Sonreí asintiendo un poco, y luego le extendí la mano.—Fue un placer, William… —él tomó mi mano, y la apretó reteniéndome.—No lo digas como si esta fuera la despedida… realmente quiero volver a verte…Asentí.—De acuerdo… en algún momento.Me despedí también de Davis, y luego nos metimos en el auto que nos llevaría al aeropuerto, mientras William se perdía de mi vista.Me recosté en el asiento suspirando, y luego de que aterrizamos luego de casi 4 horas de vuelo, escuché cómo Mia me dijo:—Sé que tienes m
EMMA.—Emma… —William me dio un beso en la mejilla, y luego le indiqué que se sentara—. Musk Inc.… esto es grande…—No es mi empresa… —aclaré—. Soy asistente financiero.William asintió recostándose a la silla.—Sí, lo entiendo… pero, es grande de todas formas…Me senté detrás del escritorio, y coloqué un mechón de pelo detrás de mi oreja.—¿Cómo has estado?—Ahora, perfecto… —Su sonrisa blanca me hizo sonreír—. No quiero ofenderte, pero ahora mismo no te pareces en nada a esta chica que se olvidó de todo por una noche…Negué.—Ni me lo recuerdes. Cada vez que me imagino vomitando como una desquiciada… Dios…Él soltó una risa, pero nos quedamos en silencio por un momento.—¿Entonces? —pregunté cortando con la incomodidad.—Entonces… estoy aquí por dos cosas… Me interesa mucho la tecnología Musk para mis empresas… y por supuesto quería verte a ti.—Bueno, has visto parte del trabajo. Así que, esperemos al señor Miller, él te explicara todo de mejor manera. Ya sabes, solo manejo los núm
EMMA.—Pareces un poco perdida… ¿Estás cansada? —parpadeé rápidamente negando y luego miré a William observándome detenidamente.Estábamos en la oficina de Noah, hacía hace unas horas que habíamos terminado con el trabajo, y el señor Miller había propuesto una celebración para el cierre del negocio, con todos los empleados que estuvieron dentro y la gente de William también.Sin embargo, yo me sentía perdida, y no veía la hora de que pudiera salir de aquí corriendo y comprarme una cinta de embarazo.Necesitaba respirar. Quería pensar que esto se debía al estrés por el que pasé. A todas las situaciones que había tenido que enfrentar, porque un embarazo, no era lo que tenía pensando para mi vida ahora que Noah se había ido.Y por Dios santo, sería un blanco perfecto para que esta venganza sin sentido continuara aún más.Recordé aquel día en que hice el amor con Noah. Nunca estuve pendiente, pero tampoco pasé desapercibido que nunca hubo un envoltorio en sus dientes, o que se hiciera esp