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Con el consejo de Vladimir, Lily se sintió tranquila. Apenas despierta, notó que estaba ocupado en su camerino. Se levantó de la cama y se unió a él, reconociendo su presencia con un pequeño carraspeo.

Se dio la vuelta con una sonrisa de satisfacción.

- Hola señorita Anderson, finalmente de vuelta con nosotros. Él se rio suavemente, acercándose a besar su frente.

- ¿Dormí mucho?

- Suficiente para tener espacio en mi camerino.

Lily acababa de darse cuenta de que estaba poniendo un pie en su guarida por primera vez. El vestidor en cuestión era del tamaño de su antiguo dormitorio y largo.

Se hizo a un lado para dejarla pasar.

Entró con las manos atadas contra el vientre y descubrió el lugar con asombro.

- ¿Por qué no ha intentado entrar en él durante meses? Preguntó, poniendo sus manos en su cintura mientras ella continuaba caminando lentamente.

"No lo sé", admitió, encogiéndose de hombros. Creo que tenía miedo de invadir tu espacio privado.

Lily pasó los dedos por los zapatos pulcrament
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