Edward creció en la majestuosa mansión de la familia Thornton, rodeado de lujos y privilegios que muy pocos podían imaginar.

 Desde joven, se sentía atrapado entre las expectativas de su noble linaje y sus propios deseos de libertad. Sus padres, Lord Henry y Lady Eleonor Thornton, ellos eran figuras prominentes en la alta sociedad, y desde pequeño, Edward fue educado con grandes responsabilidades de su posición.

Aunque Edward y su hermana Isabel compartían el mismo entorno, sus personalidades eran diferentes. Isabel, siempre soñadora y apasionada, se inclinaba por los amores prohibidos y las causas románticas, mientras que Edward, aunque igual de apasionado, escondía sus propias verdades y deseos detrás de una fachada de obediencia y conformidad.

Desde niño, él encontró consuelo en la naturaleza. Los vastos terrenos de la mansión, con sus jardines bien cuidados y sus bosques salvajes, se convirtieron en su refugio.

 A menudo se escapaba para explorar el campo, disfrutando de la liber