—Esto tiene que ser una puta mentira —gruñó Nathaniel mientras su cuerpo temblaba de rabia y su mano empuñaba una hoja donde la policía entregaba el reporte de haber encontrado el auto de Maryere en un barranco y el cuerpo de una mujer que respondía a las señas de la morena.
Al parecer, mientras huía la noche anterior, debido probablemente a la fuerte lluvia, el auto donde la niña y ella viajaban se desbarrancó y explotó dejando a la mujer destrozada y el auto en muy malas condiciones. Sin embargo, de Nicole no se sabía absolutamente nada.
Nathaniel no podía creerse que eso estuviese pasando. Todo se le antojaba una venganza. Pensó que Maryere se había puesto de acuerdo con Lysandro para ponerle los nervios de punta, así que fue a buscar a este último.
—¿Dónde está mi mujer y mi hija? —preguntó tir&aa
—Debiste ser actor —dijo una chica rubia que recién recordaba las caras de Nathaniel y Castiel al saber a Maryere muerta y a Nicole perdida.Sentada en el sofá donde dormía su pequeña hija, Maryere lucía totalmente diferente a lo que había sido: su cabello largo y rizado ahora era completamente liso y muy corto, además de un rubio casi blanco, sus ojos chocolate se veían casi color miel y su piel lucía demasiado pálida; incluso había perdido unos cuantos kilos y sus ropas casuales no la vestían más, más parecía un monumento a la elegancia.Maryere había muerto, y ahora se presentaba como Tara West, una dama de sociedad con un terrible trasfondo, la mafia.—Yo quería ser cantante —soltó con cierto tono burlón el albino en el sofá frente al que se encontraba su hermana y su sobrina—. Pero pap&aacu
—La señora Tara West quiere verlo —anunció la secretaria por el intercomunicador.—Déjala pasar —permitió el hombre detrás del escritorio dentro de esa oficina que le servía más de refugio, para no pensar en su pequeña hija perdida, y posiblemente muerta, que de lugar de trabajo.—Adelante —sonrió la secretaria poniéndose de pie, señalando con su mano la puerta a unos pasos de donde Tara West permanecía de pie.La falsa rubia respiró profundo y, con las piernas temblando, dio pasos medio firmes hasta la puerta antes señalada.Delante del portal se quedó inmóvil. Un hueco enorme en su estómago le estaba haciendo sentir tan incómoda que bien podría regresar el desayuno a medio digerir. Se mordió el labio pensando que quizá era mejor retirarse.» Adelante &mda
—¿Y qué vienes a hacer ahora? —preguntó Louis que, después de asimilar un poco lo ocurrido, se sentó en el sofá frente a la rubia que parecía seguir burlándose de él.—Una tregua —declaró ella—, ahora que estamos a mano necesitamos cooperar.Maryere hablaba serenamente. Pero Castiel no podía mostrarse calmado. Él no creía que estuvieran a mano. Era cierto que él le había ocultado su verdadera identidad cuando volvió, pero eso fue porque creía que ella había conspirado con Nathaniel para quitarlo del camino. Castiel había actuado por justicia, ella lo hizo solo por hacerle sufrir. Definitivamente no estaban a mano.—¿Quieres que coopere contigo? —preguntó el pelirrojo con sorna. No creía el cinismo de esa mujer que en serio parecía no conocer—. Despué
—Voy a matarte, maldita zorra —vociferó Nathaniel forcejeando con Drake, que le detenía de matar a Maryere. Apenas tres minutos atrás ella se había aparecido en la sala de reuniones de su empresa haciéndose llamar Tara West. El rubio había perdido todos los estribos, la cordura, la calma y, al parecer, toda la educación—. ¿Con quién diablos crees que estás jugando? —reclamó furioso.Maryere, por su parte, se mantenía tan cerca de la puerta como podía, intentando que sus enormes ganas de salir huyendo no fueran tan notorias. Ella se mantenía solo mirando a su aún esposo, fingiendo un muy creíble cinismo.» Impostora de mierda —bufó el rubio liberándose del agarre de su cuñado una vez que prometió no hacer nada estúpido.Incluso él sabía que no podía matar a nadie
—¿Cuidados infantiles? —preguntó Maryere con incredulidad—. Debes estar bromeando. No dejaré que las autoridades se lleven a mi hija a ninguna parte. —aseguró.—La niña puede quedarse con uno de los padres solo sí el otro da su consentimiento, las cosas por las buenas son más fáciles —explicó Keith—. No creo que Nathaniel acepte que tengas la niña durante el proceso, además, una vez que empiece el juicio estarás presa ¿recuerdas? Le entregarán a la niña temporalmente.—No estés jodiendo —reclamó la falsa rubia mientras sentía la impotencia embargarle.—Te dije que las cosas iban a ser complicadas —recordó el castaño.Maryere dejó de caminar como león enjaulado por el despacho de su hermano y golpeó la pared con sus puños y, r
—Nicole —habló la mujer tirada en la cama donde la pequeña pelinegra coloreaba—. ¿Nos vamos de viaje?—¿Con papá? —preguntó la chiquilla emocionada.—No, solas.—¿Otra vez? —se quejó la niña—. Dijiste que no volveríamos a estar solas. Yo quiero que estemos con papá.—¿Quieres ir a ver a tu papá? —preguntó la rubia y la chiquilla comenzó a brincotear en la cama diciendo una y otra vez que sí.* *—¡Papito! —gritó Nicole corriendo hasta los abiertos brazos de Nathaniel, que la esperaba en cuclillas y con una enorme sonrisa.Maryere vio de lejos la escena, y lloró en silencio mientras intentaba contenerse. Odiaba como nada la felicidad de ese hombre, y todo lo que él representaba para su hija. No
—¿Estás loca? —preguntó Lysandro furioso—. ¿Cómo mierda puedes volver con él?—¿Y qué querías que hiciera? Ustedes no me estaban ayudando, yo estaba a punto de perderlo todo.—¡Dijiste que no nos necesitabas!—Sí, pero eso no significaba que no necesitara ayuda, solo que la ustedes no me servía. Yo en la cárcel por sabe cuánto tiempo mientras mi hija estaba en un orfanato o con Nathaniel.—Igual está con Nathaniel.—Sí, pero yo no estoy en la cárcel.—Mary, esto es una idiotez. No puedes estar con el tipo que te ha hecho tanto daño. Creía que lo intentarías con Castiel.—Porque Castiel no me hizo daño —ironizó la mujer.—Pero al menos a él lo amas.—Sí, pero él no puede pro
—Esto se está tardando mucho —se quejó Castiel mientras repasaba con Keith la evidencia obtenida contra Nathaniel, aún no era suficiente.—Nos está bloqueando todos los caminos —indicó el abogado, frustrado de no poder avanzar.—No me imagino como está Mary… a mí, saberla con él me pudre el hígado —declaró Castiel molesto.Habían estado trabajando incansablemente para sacar a Maryere de la situación en que se encontraba y no lograban mucho, pues debían ser cautelosos para no ser descubiertos por ese al que intentaban acabar.Maryere, por su parte, soportaba cada día más la cercanía de ese hombre que en serio odió, pero que al parecer era el único que le aceptaba tal como ella era.—Ere, ¿crees que podrías llegar a quererme? —cuestionó el rubio abraza