Ignacia.Aunque no tenía planeado detenerme a discutir con esta mujer para no perder mi tiempo ni mucho menos ponerme a su altura, decidí hacerlo; necesitaba sacar parte de la rabia que llevo dentro porque si entro a ese estrado con tanta irritación lo que haré es darle la de ganar a Sebastián.—Antes de pretender ser madre de alguien enfócate en madurar y dejar de tener tanta basura en esa cabeza, —ella se puso de pie, pero eso no me detuvo para seguir diciendo lo que necesitaba sacar— solamente mira tú lugar, donde tienes que estar fuera porque no significas nada, quieres ser algo que nunca serás. Tu opinión en la vida de mis hijos no cuenta y eso de que seas su madre es una idea que te has hecho tú y una bastante ridícula—, quería hablar, pero no le permití decir ni una sola palabra porque me tocaba a mí.La barrí con la vista de arriba abajo, con mirada desdeñosa—en vez de pretender estar con mis hijos y de tu futuro esposo—. Intenté simular comillas con dos dedos —pídele qué te c
Ignacia.Escuché como este hombre murmuraba que esto no sería nada bueno y me encogí de hombros restándole importancia a todas sus murmuraciones, solo me agarraba la mano nerviosamente esperando qué el trayecto no fuera muy lejos.En mi afán por venir a resolver dicho problema olvidé desayunar y ahora mis tripas gruñen cómo animal furioso.En el momento que llegamos a una hacienda, tan grande que me hacía sentir pequeña sentí una rara sensación, un escalofrío recorrió mi nuca y no hacía más que mirar para los lados desconfiada.«Por qué tengo este mal presentimiento» no sé si había visto este lugar en algún momento.De modo que no presté atención al lugar ni a nada, solo me dispuse a seguir al conductor que me abrió la puerta, seguido se desmontó.—¡Es ella! — Esa no fue una pregunta, sino una exclamación de una señora que me miró como si mirase al mismo demonio sobre la tierra.Me quedé mirándola y parecía como si quisiera agarrarme del brazo y sacarme a patada de esta casa, pero se
Narrador.En cambio, Matías se quedó luchando con sus propios demonios y rompió una escultura, haciéndola añicos contra el piso, justo como debe destruir a Ignacia, pero vio que cuando la tiene cerca no es capaz de pensar en nada más que tocarla o besarla. Se acarició la mejilla izquierda sintiendo que aún estaba caliente y se relamió los labios.—Hay capricho mío aprovecha, que no te trato como debes porque no puedo permitir que puedas rechazarme, si te llegas a enterar de lo que soy antes de nuestra boda no me quedará otra salida que obligarte a ser mi esposa de manera que te gustará menos —hablo solo aún de pie, aguantándose con ambos puños sobre su escritorio.En la salida de la hacienda "la innombrable"—No se puede ir, el patrón ha dado la orden de no permitir que salga —Ignacia se quedó de piedra cuando uno de los peones no quiso abrir el portón para ella.—Creo que se confunde su patrón, acaba de decirme ahora mismo que me podía marchar por favor llame y dígale que sea un homb
Narrador. Ignacia le hizo una señal colocando un dedo en su boca para que guardara silencio, ya que les dijo a sus hijos que había estado trabajando, puesto que no quería contarles que estaba en un juicio con su padre.—Upp, perdón es que olvidé rápido y más cuando estoy bajo estrés— respondió apenada en cuanto entendió la señal de su amiga.—Ya veo— Ignacia creó una línea recta con sus labios y luego soltó un resoplo, con rostro angustiado— te he estado esperando desde hace horas, en realidad para ser exactas quería que no estuvieras trabajando — y Luisa fijó su mirada en aquella mordida que tiene Ignacia en el cuello.—Tan fuerte se dio todo, ¡Sebastián es un animal! — dialogaba en un tono bajo para que los niños no pudieran oír, sin embargo, Ignacia poco entendía a qué se refería.—Eso te lo contaré más adelante, ya que no ha sido lo más brutal que me ha pasado— respondió moviendo las manos con movimientos exagerados.—Amiga también necesito decirte algo y creo que debería empezar
Narrador.Ni siquiera escuchó el disparo, simplemente se tiró al suelo y rodó hacia su izquierda buscando cubrirse con un muro, aunque estaba aturdido sabía con exactitud que se trataba de un faccioso y se seguía de pie, o avanzaba hacia el auto le daba oportunidad a que le volviera a disparar.—Lacra, te despellejaré— gritó frustrado sin ver de dónde disparaban y se miró el brazo, que no le dolía, puesto que aún sigue caliente, pero empezó a sentir el dolor infernal.—Patrón está bien— sus hombres buscaban al enemigo con pistolas en manos, pero al igual que Matías no veían a nadie.—Sí, estoy bien— respondió sacando la parte de abajo de su camisa que tenía bien acomodada dentro de su fino pantalón y saco una tira rompiendo esa parte.—Hay que sacar al jefe de aquí— escuchaba gritar a sus escoltas tratando de acercarse a él y cuidando de ser herido por el oponente, ya que no saben cuántos son.—No duele, concéntrate Matías esto es un ridículo rasguño— se quejaba de dolor mientras se a
Narrador.—Este hueso es duro de roer, muñeca de resina. Te aconsejo que le busques el papacito a ese chamaco, o si no te pasará como a doña Florinda— Martina abrió los ojos.—¡Hijo por el amor del santísimo! — le regañó a su manera.—Así mismo, mamá, por el amor del patrón es que se lo dejo claro, yo de vaquero un pelo no tengo—. Lorena ya no tenía la mano sobre su vientre tratando de verse bonita, sino que apretaba los puños a cada lado de su cuerpo.—¿No recuerdas que fuiste a mí hace más de seis meses? — le recordó ella con ojos vidriosos.—Anja, ¿y cuántos más después de mí?, o estás adivinando quién es el padre— Martina, que estaba muy cerca, no se aguantó y le dio una cachetada por primera vez a su hijo.—Esa no fue la manera en la que te eduqué para tratar a una dama— se notaba decepcionada.—Por tomar esas enseñanzas me jodieron la vida en el pasado, ahora esta es mi educación personal, simple — alzó las manos; le guiñó un ojo a su madre y ella negó, pensaba que este no era n
Narrador.Al día siguiente:Era fin de semana nuevamente e Ignacia esperaba con ansias a su padre para qué dialogara con Iván, ya que no quiso desayunar y cuando tocaron la puerta salió prácticamente corriendo para abrir suponiendo que era Gregorio o Luisa quienes tocaban, incluso vestida con una pequeñita bata de tela fina, ni siquiera se la cambió suponiendo que eran ellos.—Sebastián…, —nombró en un hilillo de voz. Estaba incrédula.Sebastián barrió con esos ojos escudriñadores u cuerpo de arriba abajo y se detuvo en la marca que vio en su cuello.—No me equivoco cuando digo que eres una zorra, mira la marca que te ha dejado el viejo con el cual te arrastra— manifestó furioso, Ignacia, impulsada por el valor que últimamente tiene, le respondió con una bofetada. Sin saber cómo o porque, su mente imaginó que recibiría el mismo castigo que recibió por parte de Matías, Pero eso solamente quedó en una mera ilusión de su cabeza porque Sebastián levantó la mano para abofetearla de la mis
Narra Ignacia.Me sentía muy ridícula dentro de esta tienda exclusiva a la cual nunca antes había podido entrar. Bueno me gustaba lo costoso, pero ahora, gastar tanto dinero en un par de zapatillas y un vestido no me parece tan interesante, sabiendo que con eso puedo mantener a mis hijos y pagar la casa durante un mes y medio.A pesar de que antes tenía una buena economía, igual no era tan absorbente para poder venir a un lugar como este. Con este hombre estoy viendo cosas que no he vivido, y me asusta tanto, porque me hace preguntarme de dónde sale todo el dinero para costear tantos lujos y no quiero ni imaginar.—¡WOW! — Luisa no dejaba de crear ese sonido de asombro, y yo reía de su impresión. No se trata de que no me sienta del mismo modo, solo que ya estas cosas no me llenan como antes.—Ina, lugares como este me hacen sentir que soy miserablemente pobre, y que si no fuera por lo intrusa y metiche que soy no pudiera ver nunca toda esta grandeza…, a ese don John le gusta lo bueno