Matías.—¡¿Me podrías explicar?!— pregunté cortante a Tobías cuando volvía a entrar con las mismas mujeres que ayer trajo a mí y aunque no la tome; me fastidia ver a una mujer dos veces.—Papis, don John, ayer no sacaste el estrés, y me preocupa que te enfermes— responde con su habitual descaro. —Pierdes más tiempo entre las faldas de las viejas que en el negocio, o es que te quedaste estresado ayer, porque tú si follaste— él levantó las manos con dramatismo puro.—Papis no me reclames tanto, vivo por las faldas y mejor si son rojas— me guiñó un ojo a medida que chasqueaba la lengua y cuando me vio mirarlo con seriedad unió las manos, — vamos papis don John, mi estrés es constante.—Haz lo que te plazca Tobías— respondí sabiendo que no valía la pena negarme, ya que seguirá insistiendo hasta convencerme y celebró como niño pequeño y me parece tan inmaduro el maldito. Tal parece que le ha gustado la rubia, por el hecho de que tampoco suele traer las mismas mujeres. —Te dejaré aquí a e
Narrador.El sonido de un vaso de cristal ser tirado al piso provocó que todos en aquella cafetería de comida rápida voltearan a ver hacia la mesa en donde estaba Ignacia junto a su padre e hijo y Luisa qué había llevado a su hermano.Ignacia miró a su alrededor, sintiéndose avergonzada por la actitud caprichosa de su hijo, a quién no le gustó el lugar al que ella lo llevó a cenar. Y el recuerdo de lo que había pasado en la mañana para poder llevarlo a ese sitio, la invadió de repente.—Dices que nos vas a dar una mejor vida, pero nos traes a comer en este sitio, mi papá no dejaría que tan siquiera entráramos a un lugar como este— reclamaba Iván como niño engreído sin importar que lo escuchasen.—Usted se calla la jeta, cagón— se atrevió a reclamarle en voz baja Luisa cuando se irritó con el comportamiento de ese niño que siempre trata a su amiga como la culpable de su mala vida. Donde ha visto todo lo que Ignacia se sacrifica para que esos niños estén bien y tengan un plato de comida
Matías.Luego de haber dejado todo en orden. Esta vez decidí ir a ver a mi capricho junto a mis escoltas, incluso hasta con Tobías, puesto que hoy no es uno de esos días en lo que solo voy a mirarla desde lejos, sino que iré a poner en marcha el plan de la vieja vividora, ya que el mío no funcionó. Supuse que con lo ambiciosa que es el capricho mío, correría a los brazos de su vieja si la veía con trapitos nuevos. Primera vez que me falla la percepción, parece que está muy molesta con la víbora mayor, por qué lo codiciosa, a mi capricho, no se lo quita nadie.Estábamos llegando justo al vecindario cuando la vi de nuevo, venía con su hija en brazo y con el otro caminando a su lado. Esos dos morros hubieran sido mío, si mi capricho no habría sido una mujer tan vanidosa. Hay momentos en los que me gana la rabia cuando la veo ser tan feliz con los hijos de otro hombre.Pero lo que realmente me llena de enfado es qué son los hijos de un hombre que ella creyó mejor que yo y no es más que
Narrador.Ignacia estaba preocupada, pero, aun así, cuando su padre le indicó que debía irse, no rechistó, puesto que supuso qué se trataba de un amigo de esos que solían buscar a su padre cuándo él todavía tenía dinero. Y cómo Gregorio siempre compartía con esos tipos de personas raras, a ella no le pareció extraño.—Ina no te parece que esos hombres se ven raro como si no fueran gente decente—. Luisa se quedó intrigada, la forma brusca en la que Tobías se comportó en el momento que agarró el brazo de Gregorio y no pudo pasar por alto su mirada oscura. Ese hombre de alguna manera causaba algo extraño en ella, como un tipo de desconfianza.—¿Qué dices?, ¡estas loca!..., mi papá nunca se juntaría con malas personas— le contestó Ignacia sabiendo que en parte mentía, ya que antes tantos sus padres como ella no tenían que ver si la persona era buena o mala para ser parte de su círculo social, puesto que lo único que le interesaba era el dinero; sin embargo, ahora suponía que era dis
Narrador. Martina no es una mujer mala, simplemente es una madre que sufrió durante años ver a su hijo tras una reja y luego saber que su hijo se convirtió en el delincuente más buscado. Teniendo metida en la cabeza la idea de que por culpa de Ignacia él tiene que llevar doble vida. Teniendo Matías una doble identidad, eso la hace vivir con el miedo de que un día su hijo vaya a parar a prisión, de la cual posiblemente con todos los cargos que se le imputan no vaya a salir nunca. Siendo extraditado a un país al que ella no puede ir porque no tiene la posibilidad de entrar. Pensar en todas esas posibilidades le hace doler el corazón, y vive con el creo en la boca y saber que esa mujer va a estar al lado de su hijo, y puede qué un día se entere de que lo que verdaderamente hace Matías y decida traicionarlo; entregándolo con sus propias manos a la policía con el fin de poder quedarse con la fortuna que ha creado Matías durante todos estos años.—Madre. No soy tan tonto, sé que una muj
Ignacia.Soy una tonta, creí que, al aceptar dicha propuesta arbitraria y loca, lograría salir rápido de mi problema, pero ha pasado con exactitud una semana, y no tengo respuesta de ese arrogante, ni siquiera sé si continúa con la tonta idea de casarse conmigo.Pero claro, ¿qué boda se iba a realizar en una semana? Estaré tonta, parece que por estar sumergida en mi problema olvide la realidad, y supuse que ya para esta fecha estaría casada con ese señor que me ve como una garantía. Y en realidad no me molesta, estoy tan acostumbrada luchar con tantos tipos de personas como él que ya no me toma por sorpresa estupideces como esta, puesto que yo misma era una de las personas que creía que los demás eran simplemente objetos con los cuales podía jugar a mi antojo ¿Y quién soy yo para criticarlo? Era igual o tal vez peor, ahora sí creo que el karma existe, yo estoy recibiendo mi propio karma.«Qué querrá ese señor de mí» me volví a preguntar cómo lo he hecho miles de veces en estos días,
Ignacia.Aunque no tenía planeado detenerme a discutir con esta mujer para no perder mi tiempo ni mucho menos ponerme a su altura, decidí hacerlo; necesitaba sacar parte de la rabia que llevo dentro porque si entro a ese estrado con tanta irritación lo que haré es darle la de ganar a Sebastián.—Antes de pretender ser madre de alguien enfócate en madurar y dejar de tener tanta basura en esa cabeza, —ella se puso de pie, pero eso no me detuvo para seguir diciendo lo que necesitaba sacar— solamente mira tú lugar, donde tienes que estar fuera porque no significas nada, quieres ser algo que nunca serás. Tu opinión en la vida de mis hijos no cuenta y eso de que seas su madre es una idea que te has hecho tú y una bastante ridícula—, quería hablar, pero no le permití decir ni una sola palabra porque me tocaba a mí.La barrí con la vista de arriba abajo, con mirada desdeñosa—en vez de pretender estar con mis hijos y de tu futuro esposo—. Intenté simular comillas con dos dedos —pídele qué te c
Ignacia.Escuché como este hombre murmuraba que esto no sería nada bueno y me encogí de hombros restándole importancia a todas sus murmuraciones, solo me agarraba la mano nerviosamente esperando qué el trayecto no fuera muy lejos.En mi afán por venir a resolver dicho problema olvidé desayunar y ahora mis tripas gruñen cómo animal furioso.En el momento que llegamos a una hacienda, tan grande que me hacía sentir pequeña sentí una rara sensación, un escalofrío recorrió mi nuca y no hacía más que mirar para los lados desconfiada.«Por qué tengo este mal presentimiento» no sé si había visto este lugar en algún momento.De modo que no presté atención al lugar ni a nada, solo me dispuse a seguir al conductor que me abrió la puerta, seguido se desmontó.—¡Es ella! — Esa no fue una pregunta, sino una exclamación de una señora que me miró como si mirase al mismo demonio sobre la tierra.Me quedé mirándola y parecía como si quisiera agarrarme del brazo y sacarme a patada de esta casa, pero se