El corazón de Isabella, pareció detenerse por algunos instantes. ¡la ayudaría!, esa chica estaba dispuesta a ayudarla. Quiso llorar de felicidad, porque parecía que todo podía tener un color diferente y que estar nuevamente cerca de Zabdiel, no se quedaría solo en sus sueños.
-¿Lo harás?- le susurra- ¿me ayudarás a escapar Azhohary?
-Lo haré Rosa inglesa. Lo haré. Tú aún tienes oportunidad de tener una vida diferente lejos de este lugar, y te ayudaré a que escapes, quizás así se borra ese dolor de tus ojos, solo te pido que me des hasta el día de mañana para pensar en cómo podemos lograr hacer que atravieses el muro de la fortaleza y puedas escapar de aquí. Luego debes seguir mis indicaciones, es necesario que lleves mucha agua y algo de alimento, lo tomaremos de la cocina, y buscaré la forma de tener un caballo preparado para ti.
-¡Eso sería genial!- dice casi llorando, sintiendo que se podría quebrar de felicidad.
Zabdiel. . . Mis ojos se abren enormes cuando Isabella se desvanece entre mis brazos.-¡Ayúdame Zahir!- es lo primero que grito. Mi hermano obedece y está junto a mí en un instante. Me siento sobre la arena, y la acuno en mi regazo.-Debe tener una insolación, además debe estar deshidratada. Es necesario resguardarla, ya comienza a caer la noche.-Si- le respondo con un sabor agridulce en la boca. Al fin encontré a mi amada, pero no sé cuál sea su verdadero estado de salud. El Príncipe da la órden y todos se preparan para cabalgar en busca de un refugio. Subo al caballo y Zahir, me ayuda a colocar a Isabella, frente a mí, cabalgo despacio mientras mantengo su delicado cuerpo inerte, recargado en el mío.Después de unos diez minutos, llegamos a un lugar con algunas formaciones rocosas no muy altas, nos cubrimos del viento con ella, eso servirá para la noche. Doy
Zahra. . .¿Intentar algo que acabe con ellos?Querría decir; intentar algo que acabe con ella, porque aunque aparentaba trabajar de la mano con su primo, su único interés era desaparecer a Isabella, ella era la única que le estorbaba para alcanzar sus planes y propósitos. Quizás su primo no estuviese tan mal, y lo que ella necesitaba era idear un plan para acabar con la rosa inglesa, si pensaba en algo productivo, quizás la eliminara pronto, eso aprovechando la cercanía que tenía al vivir bajo el mismo techo que ella.-No sé qué podría hacer- le respondió dubitativa.-Vamos cariño, sé creativa hay tantas cosas que podrías emplear, ven siéntate- le sonrió con malicia- te contaré algunas formas en las que podemos acabar con ellos.Cuando Zahra, llegó a Palacio, ya pasaba la hora de la comida. Se encontró con El Príncipe, que bebía una copa
Dos días habían transcurrido desde que el pueblo la aceptara como futura reina, estaba nerviosa porque ya habían comenzado los preparativos de la boda y aquello le ponía los nervios de punta, amaba a Zabdiel, y por estar con él estaba dispuesta a asumir el gran reto que se avecinaba. Ser reina de un país, no debía ser nada fácil, los distintos compromisos que reclamarían su atención, atender las necesidades del pueblo, aportar al crecimiento de la nación, solo esperaba poder llenar las expectativas de todos. Desde que se anunciara el compromiso Zahra, parecía estar siempre de mal humor o taciturna.Isabella, comprendía que seguramente eso se debía a que estaba pasando por una mala etapa, era evidente para todos que ella quería mucho a Zabdiel, y se esforzaba por llenarlo de atenciones, pero el amor del Jeque, era solo para su rosa inglesa.Isabella, estaba nerviosa, mientras caminaba de un lado a otro del gran salón, sus amigos lleg
-Naiara. . . – dice sintiendo como su cuerpo comienza a temblar al ver aquella cobra armada dispuesta a atacar.-No se mueva señorita, manténgase así como está, tendré que ir por Haimir, él sabe cómo deshacerse de ellas, las conoce.-No. . . No me dejes sola- dice completamente aterrada. Con un mordisco estaría muy cerca de la muerte- te lo suplico Naiara, no me dejes sola- contrajo la mandíbula y se mordió el interior de la mejilla para no llorar, siempre había sido una mujer fuerte y la muerte le daba igual, tener que enfrentarse a ella a diario, era parte de la gran aventura que significaba su trabajo. Pero ahora era diferente, tenía a Zabdiel, y no tenía el menor interés en morir.-No sé cómo tratar con esos animales señorita, les tengo muchísimo miedo, pero Haimir, sabrá que hacer
Los días avanzaron con rapidez, aparentemente todos en Palacio se habían acostumbrado a que Zabdiel e Isabella, durmiesen juntos pues ya nadie los miraba extrañado y hasta la mismísima Hayffa, había cambiado el semblante.Los preparativos de la boda se llevaban a cabo con diligencia, Isabella estaba feliz de poder tener a sus amigos allí, apoyándole como siempre habían estado. El Príncipe no dejaba de halagar a las hermanas Cooper, lo que al principio le causó algo de gracia y luego preocupación a Isabella, ya que su cuñado era un reconocido don juan.Matt, no estaba más feliz que ella, por eso en cuanto tuvo oportunidad le dejó claro al Príncipe, que Suseth era su prometida y no le agradaban para nada sus halagos y la cercanía que tenía con la mujer que sería su esposa, tambi&eac
El gran salón estaba decorado exquisitamente, las largas mesas elegantemente ornamentada estaban colocadas en perfecta armonía, alrededor de una larga pasarela.Isabella, sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas al observar a todas aquellas personas reunidas para presenciar su unión matrimonial, además de la prensa que no dejaba de fotografiarla. Todos se ubicaron en sus posiciones. Un atractivo chico con su elegante traje, comenzó a tocar la marcha nupcial.Isabella, recorrió la larga pasarela de brazo de Matt, quien se erguía con orgullo de ser el seleccionado para llevar a la futura Reina a su destino. Un gran trono dorado la esperaba y a su lado otro igual de hermoso, que sería el que usaría Zabdiel.Frente al trono, una sonriente Hayffa, una sensible Ivette, una feliz Suseth y una muy seria Zahra, la esperaban para cumplir con la ceremonia Norusakistaní. La idea de mezclar lo oriental con lo occidental, había s
Zahra. . . -¡Casados!- explota furiosa, golpeando una copa y arrojándola lejos con un manotazo- ¡llevan dos malditos meses casados!, ¡sesenta y un días, y dieciocho horas!-Definitivamente estás mal Zahra, lo tuyo es una obsesión imposible de sobrellevar.-¿Te parece, Esquizbel?, al menos yo he intentado hacer algo- le mira enfadada.-Claro, una miserable cobra real que no logró nada. Es más Zahra, por tu propio bien te sugiero que no me recuerdes que intentaste matar a Isabella. Te perdoné porque llevas mi sangre, pero ya comienzas a hartarme- ella oprime los labios.-Me importa muy poco lo harto que estés- le dice- soy yo la que soporta a diario sus arrumacos y tonterías frente a todos. Sus besos y que El Príncipe, no tarde en hacer algún comentario sobre lo bien que se ven desde que despiertan juntos. ¡Odio a Zahir!-gime- vive restregándome en la ca
Zahra. . .Camino por todo Palacio buscando a la estúpida de Isabella, y no la he encontrado por ningún lado.-Naiara- le pregunto a la que se cree la servidora de la diosa del mundo.-¿Si, señorita Zahra?-¿Dónde está Isabella?- ella hace mal gesto y reprimo las ganas de decirle un par de cositas.-Su Excelencia- hace gran enfasis en sus palabras, cómo queriendo recalcarme que no hablo de cualquier persona -está en sus habitaciones.¡Su Excelencia!, odiaba cada vez que alguien se refería a ella en esos términos; Su Excelencia, Su Majestad, La Reina, La Soberana. . . ¡Maldita mujerzuela, se le ha metido por los ojos a todo el mundo!-¿Y se puede saber qué le ocurre a su Majestad?- pregunta en tono irónico.