Luciano, estaba pensando que la vida quizás lo odiaba, darle un alma destinada que compartiría su amor con otro ser, eso lo estaba matando para un rey tan orgulloso como él, esto era demasiado difícil de asimilar, pero sobre todo de aceptar

— Nicolay, ¿Creés que pueda rechazar a mi pareja destinada? quizás romper el vínculo que nos uniera mañana incluso antes de sellarlo

— No, eso no es posible, eso lo sabe muy bien, si su destino es ella, eso no cambiará ni hoy, ni por toda la eternidad, esa hermosa mujer será su reina, y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, incluso si perece

— ¿Por qué no puedo rechazarla? Soy el rey, no quiero, no podré verla con ese estúpido Alfa, que la querrá mantener con él como suya, mis instintos me pediran matarlo, y si lo mato es como si me estuviera suicidando y yo mismo asesinando a mi reina

— ¿Qué puedo decirle amo, tendrá que hacer entrar en razón a esa bestia salvaje, el Alfa va querer despedazarlo antes de que pueda siquiera explicar