Charity frunció el ceño. “Chester conoce mi identidad, pero nunca volveremos a estar juntos”.

Los ojos apagados de Max se iluminaron de repente. “¿En serio?”.

“¿Qué tan grande necesita ser mi corazón para volver a estar con Chester?”, preguntó Charity.

Max se tocó la nariz alta. “¿Pero no lo amabas mucho?”.

“Eso fue en el pasado. Después de que terminamos, estuvo con bastantes mujeres y yo tampoco soy un basurero”.

Ella no era un basurero que recogía desechos.

La metáfora hizo reír a Max. “Sin embargo, Chester no es un basurero. Muchas mujeres sueñan con casarse con él, pero él solo juega con ellas”.

Dejando a un lado el comportamiento de Chester, en realidad era encantador en muchos aspectos. En primer lugar, tenía un estatus alto y, en segundo lugar, Dios le dio un rostro impecable y un físico de modelo. Incluso se decía que sus habilidades médicas eran las más destacadas de Australia.

Frente a un rival amoroso así, como alguien que viene de un pueblo pequeño, Max se sintió i