Antes de que Freya pudiera terminar de hablar, Rodney salió del coche negro. Se había dejado crecer un bigote en las comisuras de la boca y tenía los ojos enrojecidos. La mirada feroz en su rostro hizo que Freya se estremeciera. Ella inconscientemente se dio la vuelta y estaba a punto de salir corriendo.

Pero, Rodney se acercó a ella. La agarró del cuello por detrás y tiró con fuerza.

“Ah”.

Freya fue tomada por sorpresa y tirada al suelo, donde cayó y se lastimó el coxis y los brazos.

“Levantate”.

Rodney perdió la cabeza y la levantó. Después de eso, la arrastró hacia el coche negro para meterla dentro.

“¿Qué estás haciendo, Rodney? Suéltame”. Freya recordó las palabras de Catherine. Luego, miró la aterradora expresión feroz de Rodney. Ella no debería entrar al coche por nada del mundo.

Ella luchó para resistirse.

“Adelante, lucha”. Rodney le apretó el cuello con exasperación. “Freya, te estoy dando la última pizca de respeto. No seas desagradecida”.

“Estás loco. Debes estar l