"Defectos... Pues por ahora, no he descubierto ninguno". Freya lo pensó por un momento. “A veces pienso que eres demasiado astuto y difícil de entender, pero si los hombres no fueran astutos, las cosas serían difíciles para ellos en la sociedad y serían manipulados”.

"Ser astuto es mi defecto", dijo Ryan en voz baja. “A muchas mujeres no les gusta estar con hombres que son demasiado agudos. Tienen miedo de que al final los engañen y les quiten todo. Por eso, supongo que muchas mujeres no considerarán casarse conmigo después de conocerme bien. Además, a mí… no me gusta cepillarme los dientes. Mis pies apestan. Mm, también tengo una mala personalidad. Bebo y fumo. Tengo un mal carácter…”.

“Está bien, deja de engañarme. No eres ese tipo de persona en absoluto”. Freya lo interrumpió mientras se reía.

“Estoy hablando en serio. Solo no soy así cuando estoy contigo. Podría ser así con otras mujeres”, dijo Ryan gentilmente.

Freya no dijo una palabra. Era como si su corazón estuviera envuel