Capítulo 2

Hacerle saber que todo lo que había hecho para llegar a donde estaba, no había servido de nada por que su vida terminaría en ese momento y en las manos de Matt Tonson, su primera víctima.

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Los Ángeles California.

Se asomó por la terraza apenas despertó, contempló la inmensidad de su jardín y sonrió al ver el día soleado era una día perfecto, su clima favorito. Alzó las manos al aire estirando su cuerpo, puso música movida y comenzó a bailar mientras hacía su rutina de cuidado facial, se duchó y vistió, jamás salía antes de estar perfectamente arreglada, era conocida en su círculo de amistades como la omega más hermosa, no quería admitirlo pero ser reconocida por su belleza, solo aumentaba su ego y le encantaba.

Bajó al comedor alegremente, Boni además de hermosa era una omega muy risueña y amable. Abrazó a su papá por la espalda mientras desayunaba.

-¡Papi!...

Por poco Magnus escupe su comida por la sorpresa, Viky, como le decía su él, siempre solía darle esos sustos. Sonrió cuando tomó asiento a su lado. Nada alegraba su día como ver a su querida hija.

—Mi pequeña Boni. ¿Como amaneciste?

La omega pestañeo elocuentemente mientras acunaba su rostro entre sus pequeñas manos como respuesta, Colema rio y tomó su mano tiernamente colocando un pequeño dije de media luna sobre la palma de su mano, Boni lo admiró fascinada, era lo más bonito que había visto.

—Era de tu madre... lo usó el día en que nos casamos ¿es muy hermoso no lo crees?, hoy es un día especial así que pensé que era tiempo de que lo tuvieras tu mi pequeña. —Magnus sonrió.

—¿Día especial? —preguntó sin dejar de contemplar su obsequio.

Una de las cocineras llegó hasta su lado sirviendo un exquisito desayuno, los ojos de la omega se iluminaron cuando junto a su platillo se encontraba su tradicional trozo de chocolate amargo, que todos los días pedía como postre, su favorito. El sabor ácido y dulzoso, más ese olor tan exquisito lo hacía el bocadillo perfecto para ella.

—Gracias Nani. —Agradeció con una sonrisa más amplia. Siempre la consentía.

—De nada mi niña. —Le guiñó un ojo, simple.

El omega miró a su padre esperando respuesta a su pregunta anterior.

—Lo sabrás a su momento, ahora come que te veo muy delgada hija. —Acarició su hombro.

—¡Ay papi! Claro que no, yo estoy bien yo me siento bien no te preocupes —Llevó su mano hasta su estómago—. Lo dices por que me quieres, pero ya subí de peso papi.. —Soltó un puchero.

—Nada de eso—Negó—. Eres perfecta como eres mi Boni. —La omega sonrió dulcemente sin objetar ante su comentario. Su papá era su fan número uno.

Empezó a devorar su comida mientras navegaba un poco por sus redes sociales, pero el gruñido del alfa a su lado, la hizo alzar la mirada de su móvil.

El ceño de Coleman se hizo más visible cuanto empezó a leer las noticias de ese día, Boni conocía a su padre, ese semblante serio y preocupado solo significaba problemas.

—¿Pasa algo?.

—Nada cariño, solo que el idiota de Dimitri, a subido 1.4% en las encuestas de popularidad. —Bufó molesto.

Coleman era el favorito para ganar la presidencia del país, pero últimamente su contrincante estaba ganando terreno, a la gente le llamaba la atención su carisma y el aire jovial que desprendía.

—¿Hobi? —Preguntó Boni. Su padre la miró frunciendo a un más el ceño—. Es así como le dicen. —Se encogió de hombros apenada.

—Hobi —musitó indignado—. ¿Qué esperanza puede traer ese a este país? Como sea, podrá ganar una batalla pero jamás la guerra —dijo más que seguro.

La rubia asintió de acuerdo con las palabras de su padre, estaba convencida de que no había hombre más recto más que su padre, de buenos principios que su padre, era el mejor para el puesto de presidente.

—Señor, disculpe la interrupción, pero el ministro de estado está al teléfono. —Uno de sus guardaespaldas irrumpió en el comedor dando el aviso.

El alfa mayor alzó la mano para que esperara un instante, se dirigió a su hija explicándole todo acerca del evento de esa noche. Boni odiaba asistir a esas reuniones, pero no podía negarse, iría gente muy importante como el ministro de estado junto a su hijo, Alan Vidal, quien era su novio.

Al pensar en él, su sonrisa se desvaneció por completo, era de las pocas veces que se sentía frustrada y mal con su omega. Alan era todo menos un buen alfa, era alguien que solo pensaba en sí mismo, además de ser un mano larga, morboso. Juraba que si algún día estuviera en alguna situación de vida o muerte, él la usaría como escudo con tal de salvar su flacucho trasero. Pero no podía hacer nada solo soportarlo, mientras las elecciones no terminaran ella seguiría fingiendo delante de todos que estaba locamente enamorada de ese alfa.

—¡Se te ve divino! Boni, Es muy hermoso

Boni se mantuvo sumergida en sus pensamientos por un buen rato, Emma, quien era su amiga incondicional y cómplice, la alentaba para que eligiera el mejor vestuario para esa noche era una ocasión muy importante, pero se preocupó cuando su semblante no era el habitual.

—¿Qué pasa? Por qué no estás sonriendo y me dices que solo te digo que te ves hermosa con lo que te pongas, porque detesto venir de compras contigo. —Se puso en jarra. Conocía a su amiga. Joder, prácticamente cómplices en todas sus locuras. En la vida nacer omega era como un regalo de la diosa luna, pero los lobos de su edad no lo veían así, los Alfas eran muy crueles, sufrieron abuso y rechazos de pequeñas. Cuando se conocieron fue como un alivio. A pesar de no pertenecer al mismo círculo social, nació en ellas una gran amistad, Emma pertenecía a una familia de clase media, pero a Boni jamás le importó de donde viniera y después de casi diez años podrían considerarse verdaderas hermanas.

La Omega rubia suspiró pesado y se despabiló sonriendo al fin, no había algo con exactitud que la tuviera así, era un extraño presentimiento, su Omega interior estuvo inquieta desde que despertó horita en esta mañana, había querido ignorarla, pero cada vez era más difícil controlarla.

—Tranquila, debes estar aproximándote a tu celo tranquila. —Emma tocó su hombro.

Boni abrió los ojos, esperaba que no fuera eso, era decir, la primera vez que pasó su celo fue algo horrendo y no quería pasar por lo mismo, sintió que en cualquier momento moriría, el calor dentro de su cuerpo fue una verdadera tortura en ella, ni siquiera los supresores sirvieron con ella, le suplicó a su padre que la ayudara, si él sabía como aliviar un poco su agonía se lo dijera, pero simplemente se negó pidiendo que soportara, que pronto pasaría.

Hubiera querido tener a su mamá cuando su primer celo llegara, pero un maldito accidente se la arrebató pata toda la vida, pronto cumpliría los dieciocho de muerta, ella apenas tenía tres años de edad cuando la tragedia pasó. Su madre tendría las palabras y los consejos correctos para ella, a pesar de que su padre era el mejor del mundo había cosas de las cuales no podía hablar abiertamente con él. Sin embargo, no creía que fuera su celo la razón de sentirse así.

—No me hagas caso, solo estoy paranoica. —Negó. Distrayendo sus pensamientos en otra cosa.

—Vale, haré como que te creo. —Emma caminó hasta el vestido color perla y lentejuela, fue el primero que se probó su amiga—. Deberías de llevarte este, se te ve fantástico, resalta muy bien el color de tus ojos y tu rubia cabellera.

La omega sonrió dulcemente, Emma trataba de distraerla de su inquietud pata poder distraerla, le daría el gusto porque no le veía el caso a estar preocupada. Así que asintió con una gran sonrisa.

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El chofer abrió la puerta del vehículo y ofreció su mano para ayudarla a salir, Boni salió reluciente en el vestido que había escogido Emma para ella, tenía que admitir que a pesar de detestar las compras, su amiga era muy acertada cuando se trataba de moda el vestido que escogió era muy hermoso. Su padre llegó a ella aceptando su mano, caminaron elegantemente hacia la entrada del lujoso y exclusivo salón. Era una fiesta sumamente privada, solo los más cercanos e importantes estaban allí. La mayoría eran políticos y otras personas que Boni no conocía, podían ser empresarios no sabía mucho de ésto, que importaba.

Al llegar a la recepción, su padre fue interceptado con saludos y pláticas aburridas, casi todos eran Alfas acompañados de sus Omegas. Un hombre vestido de manera informal se acercó a él y entonces todo se volvió extraño. En primera, el olor a tabaco que desprendía no le agrado mucho a su omega, el tipo era mal encarado e incluso no le daba mucha confianza.

—Tenemos noticias del embarque —musitó el extraño—. Pit espera que le mandemos la dirección de los puntos de distribución...

Coleman apretó su mandíbula haciendo su mirada más profunda, el idiota incompetente que tenía en frente era nuevo, así que no sabía que su hija no estaba enterada de sus otros negocios y que tampoco estaba planeando que los supiera. Le hizo una señal a su guardaespaldas para que alejara al idiota de su vista.

—¿Embarque, de que habla? —Boni preguntó. Que ella supiera, su papá no tenía negocio en la naviera, pero conociéndolo podía ser algo nuevo.

—Mi pequeña Boni, son solo negocios de tu padre, porque no buscas a Alan debe estar esperando por ti. —Coleman recorrió con la vista todo el salón. ¿Dónde estaba ese Alfa bueno para nada cuando lo necesitaba?

—No te preocupes yo lo buscaré. —Se despidió sonriente, al menos eso trató de aparentar. No iba a buscar a Alan, si no lo veía por toda la jodida y aburrida noche para ella sería mucho mejor. Moría por un trago, algo caliente recorrer su garganta, si su padre la viera seguro la mata, pero siempre podía ocultarse por ahí.

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