Henry odiaba admitirlo pero el comportamiento de su esposa le daba curiosidad,porque a pesar de siempre estar a la defensiva e insultar hasta a sus antepasados,la joven mujer no caminaba ni hablaba con la misma confianza y planeación como en esos momentos. Henry pensó que Layla era más interesante de esta manera,parecía decidida y que nada ni nadie podría tirarla para abajo.
Al llegar bajaron del auto y Layla trancando las puertas observó las ventanas de la casa,sonrió acercándose a su marido fingiendo ser la esposa perfecta en un matrimonio perfecto,arregló la corbata del traje de Henry y susurró con rapidez.—Necesito que me ayudes—el castaño la mira confundido.—bésame—los ojos azules fueron abiertos en sorpresa,no se esperaba que su esposa pidiera algo así.—¿Qué? estas loca,no lo haré—La rubia rueda los ojos pensando que Henry es un idiota que no puede entender nada.—Mi familia está toda expectante a vernos llegar como un matrimonio feliz,entonces haces tú parteLayla observaba a su abuelo esperando su respuesta,el hombre,que no aparentaba para nada su edad,miraba a su nieta con ese rostro sin expresión. —No—fue lo único que salió de su boca de forma rápida y sin vueltas. —¿Por qué no?—pregunta haciendo puchero la joven rubia. —No empieces con tus cosas,te conozco bien,Layla—la joven esposa sabía que su abuelo no daría respuesta solo con llorarle un poco. La rubia con ojos tristes se acercó a su abuelo por encima del escritorio y susurró. —Ellos están desesperados,la inseminación artificial es una muy buena opción—volvió a su lugar en cuanto su abuelo abrió los ojos sorprendido. Layla sonrió por dentro,la expresión del anciano quería decir que estaba involucrado en toda la idea de su embarazo para obtener la fortuna de los Harper,dejó ir un suspiro y continuó con su teatro. —En esa casa no tengo libertad,no puedo respirar—sus ojos se llenaron de lágrimas pero a su abuelo
Henry suspira acercándose a su esposa,Matías lo mira por el filo del ojo,el mayor estaba algo harto de ese comportamiento arrogante y cara de no rompo un plato que se cargaba el castaño. Henry ignoró al hombre y tomó el rostro de su esposa con una mano,haciendo así que la rubia volteara su cara encontrando sus bonitos ojos. —Tengo algo urgente que hacer,me voy—la rubia asintió. Layla estaba segura de que eso "urgente" que tenía que hacer su esposo tenía un bonito rostro que lo esperaba sonriente. —Vete por la sombra—la rubia se soltó del agarré de su esposo y le sonrió falsamente. —Pero es de noche—susurra Matías. Layla y Henry lo vuelven a ver. Ignoran al mayor y Henry vuelve a hablar. —¿Con quién regresarás?—pregunta. —Con Matías—ambos están de acuerdo. Layla sabía que la pregunta de su esposo era para ver que no fuera a casa con algún desconocido para él. Henry dió medía vuelta para emprende
Eran cerca de las siete con treinta la de mañana cuando Henry llegó a su casa,sin darse cuenta se había quedado dormido y al ver la hora salió casi corriendo rumbo a la mansión. Solo quería llegar y darse una buena ducha con agua caliente,entró a la casa con algo de pereza,le llamó la atención una de las chicas del servicio que al verlo agachó la cabeza y casi corrió a la cocina,ignorando a la mujer subió la escaleras pero al llegar a la planta de arriba se encontró con su esposa saliendo de otra habitación,algo extrañado asomó la cabeza con curiosidad. Tal parecía que durante la noche su joven mujer había mudado todas sus cosas a una de las tantas habitaciones de invitados. No prestó demasiada atención y continuó con su camino hasta su cuarto,abrió su guardarropa sacando algo cómodo para acostarse y tomar una merecida siesta. Layla se sentó en la misma silla que la noche anterior en la cocina,dejó ir un suspiro y bebió de ese vaso con agua que la llamaba con ans
—Lamento mucho las molestias—se disculpa la joven rubia con el hombre que se había unido a ella en aquella batalla interminable. —hablaremos más tarde—insistió la alumna a su profesor.El profesor simplemente giró los ojos,ya bastante acostumbrado a ese comportamiento por parte de Layla. —No tienes que disculparte por nada,en realidad estoy muy interesado en lo que comentaste a tu profesor—una sonrisa fue regalada a la mujer por aquel hombre desconocido para ella,gracias al alago la rubia se había puesto roja.El profesor saltó de la silla en la que se encontraba sentado en su escritorio,al oír las palabras de su amigo salir de su boca. —Genial,Lorenzo,ella es Layla Miller de Harper,es una mujer hecha y derecha—presentó el profesor. —Layla,él es Lorenzo Williams,es director y co-fundador de empresas WW Americans.—la joven estiró su mano para estrecharla junto con la de ese hombre que no dejaba de sonreír. —No se ofenda pero n
Henry regresó a casa bastante cansado,se dio un baño y vistiendo ropa cómoda bajó a cenar algo,una de las chicas se acercó a él con la comida en una bandeja y en completo silencio sirvió la cena a su empleador. —¿Layla aún no llega?—pregunta sin mirar a la mujer,extendido la tela de seda que formaba parte de su servilleta sobre sus muslos. —No,señor,ella aún no regresa a casa. Henry asiente probando un bocado del apetecible plato frente a él,felicita a la mujer y esta se aleja con una sonrisa. Bebiendo su té recibió una llamada,sonrió al leer el nombre en la pantalla,esperaba buenas noticias de parte de su amigo. —Lorenzo,cuéntame las nuevas—habla alegre. —Me hablaste sobre conseguir un nuevo proyecto ¿cierto?—Henry escucha atento.—encontré a una persona con una mente brillante y con proyectos que no solo podrán levantar una nueva empresa sino varias. Henry sonrió a lo grande,satisfecho con las buenas noticias, volvió a ret
—¿Hola?—su voz con suavidad preguntó a la persona que había llamado.—¿quién habla? —¿Layla? soy Lorenzo,su profesor me dió su número—la rubia fruncio el ceño,hablaría con su tutor luego. —Ya le dije que no iré con usted,no insista—la chica era seria,no tenía tiempo que perder en una empresa que no la favorecía.Colgó antes de que Lorenzo pudiera abrir la boca para deprecar una vez más,Layla se paró y tomó las llaves del Mercedes que esperaba por ella a sus servicios,tendría que hablar con ese hombre antes de que lo arruine todo. Al llegar a la Universidad su profesor la recibió con una sonrisa. —Señor Lorens,no puede estar dando mi número así como así—habla con suavidad y firmeza la joven mujer. —Oh,lo siento—baja la mirada apenado.—Es solo que en verdad me gustaría que hicieras negocios con Lorenzo,lo conozco desde hace mucho tiempo y puedo confirmar que con él tendrias la vida resuelta niña—Layla negó. —No q
Lorenzo miraba a su amigo desde la silla frente al escritorio,Henry esperaba atento que el hombre soltara las palabras que tanto quería escuchar pero al escucharlas solo quiso saltar sobre la yugular de su amigo. —Me das esperanzas y luego me las arrebatas así—el castaño frota su propio rostro con frustración.—Ya,dime de que trata el proyecto y cuando hablaremos con esa persona para llevar a cabo la idea,necesitamos empezar lo antes posible. Lorenzo niega. —Me obligaron a firmar un pacto de silencio—Henry largó una carcajada en cuanto las palabras abandonaron la boca de su amigo. —¿Me estás jodiendo?—no podía creer las palabras de Lorenzo. ¿Para qué me dice que tiene información sí no va a soltar la sopa? Henry soltó un suspiro y Lorenzo sonrió. —Pero como soy un buen amigo te tengo otra forma de saber sobre ese bendito proyecto. El castaño sonrió ampliamente esperando la solución a sus problemas. <
Henry no dejaba de pensar en las palabras de su abuelo, había salido de su oficina con la mente en blanco para soportar los regaños que el anciano le dedicaba por largo rato, estaba bastante cansado de toda la situación en la que estaba envuelto, necesitaba despejar su mente, estar lejos de todos y cada uno de ellos pero, eso era lo último que él, Henry Harper, podía hacer. —Creo que si estuvieras aquí las cosas no serían así, tu esposo no sería la persona en la que se convirtió—susurra mirando la foto de su abuela que colgaba en la pared. Sacudió la cabeza sentándose finalmente en su silla giratoria, observó la hora en su reloj de muñeca y largó un pesado suspiro, eran cerca de las tres de la tarde y su amigo no daba señal alguna sobre la reunión con aquella genio, necesitaban ese proyecto lo antes posible, no soportaría otro discurso por parte de su abuelo. —Algunas veces no entiendo ¿por qué no le dió la maldita empresa a mi padre? me hubiera ahorrad