Henry termino la reunión dando un sermón a uno de sus nuevos empleados junto a una bienvenida, había prometido invitar el almuerzo a su personal y todos saltaron felices.
—¿Como se encuentra su esposa?—preguntó un anciano que llevaba más tiempo en la empresa que algunos pisos de la misma.El castaño sonrió amable.—Mejor,hoy le darán el alta—respondió con su voz suave.—Espero y sea más cuidadosa la próxima vez,es muy peligroso cortarse de tal forma—el hombre caminaba a un lado de su jefe, de forma lenta y algo cansada.—¿Ya hablaron sobre su jubilación?—pregunta Henry abriendo la puerta para que el hombre caminara fuera del edificio junto con él.—Claro,a finales de este año ya puedo irme de vacaciones con mi hermosa Irma.—el anciano sonrió de oreja a oreja.Henry sonrió,era bastante tierno ver los ojos brillantes del hombre al hablar de su ya fallecida esposa,estuvo casado por casi sesenta años con la misma mujeHenry la volvió a tomar con fuerza al ver las intenciones de huir que su joven esposa mostró, Layla gritó con fuerza, maldijo una y otra vez su nombre pero Henry hizo caso omiso a sus súplicas y la entregó al médico,con voz firme dijo: —Si intenta volver a escapar pueden atarla a la camilla o usar algún anestésico.—dió la orden como si de un animal se tratara, como si fuera un animal salvaje del que estuviera hablando. Layla entendió que era una advertencia para ella, pero al oír las palabras de su marido se desesperó, no podía creer que fuera un ser tan despiadado, sabía que era un idiota,todos estos días que llevaban casados lo confirmaron, casi un mes de matrimonio y Henry solo había enseñado ese lado malvado que la hacían sentir pequeñita e insegura. Henry la vuelve a ver por última vez, los ojos azules chocan con los negros haciendo que el corazón de ambos diera un vuelco por diferentes razones. Henry no podía ceder ante ella para él la mujer no era más
Henry observaba el paisaje a través de la ventana de su oficina,sin pensar en nada,no quería hacerlo,oía las voces de sus subordinados a lo lejos,algunos gritos y risas se escuchaban de vez en cuando. La imagen de su esposa se hacía presente en su mente en algunos momentos,los ojos negros llenos de lágrimas,suplicantes,pidiendo por su ayuda y él simplemente no podía creen en ella,no quería confiar en alguien como ella. Tocaron a su puerta. —Señor Harper—la voz suave de su secretaria se oyó.—Ya van a ser las seis, ¿necesita algo antes de irme?—el hombre se volvió a verla. —¿Ya?—observó el reloj de pared detrás de la mujer.—Está bien Martina,puedes volver—La mujer le sonrió y cerró la puerta a sus espaldas. Henry dejó ir un suspiro y tomó su abrigo de la silla giratoria detrás de su escritorio,se colocó el saco,era hora de ir a ver a su esposa. Camino por los pasillo de la empresa saludando a algunos empleados que se encontraban con él en el cam
Layla se sentó en el banco mirando el mar,en la oscuridad le parecía tan aterrador.El sonido de las olas golpeando la orilla lastimaban sus oídos,se sentía asustada,algo aterrada gracias a ello. El mar durante el día parecía tan calmo e inocente,pero cuando caía el sol era bastante aterrador,daba algo de miedo pensar en caer en él y perderte en el fondo,imaginar como luchas por sobrevivir con cada célula de tu cuerpo,el sentimiento le recordaba a lo que horas atrás la habían hecho vivir. —Layla—Una mano se apoyó sobre su hombro haciendo que dé un pequeño salto en su lugar.—¿Te encuentras bien? Te llamé varias veces y no me escuchaste—la rubia le sonrió algo ida. —Lo siento,me encuentro algo distraída—susurra,las olas se escuchan con fuerza.—¿puedes contarme más sobre ella?—carraspeando pregunta. —¿Por qué tanta curiosidad?¿tienes algún plan en mente?—la joven niega enseguida,deja ir un suspiro. —Solo quiero saber más sobre la ex de mi mar
Layla llamó a su primo en cuanto entró a la casa y subió las escaleras,la voz de Matías se oyó a la perfección desde el otro lado. —Vistete de etiqueta,te veo en casa de nuestro abuelo—fue lo primero y único que dijo la mujer antes de colgar. Matías emocionado hizo caso sin chistar,él también deseaba ver las caras de sus abuelos y demás familiares al ver a la bella mujer caminando empoderada hacía todos ellos,Layla siempre pasó desapercibida en la familia y ahora venía con todas para callar bocas y destapar verdades. Al abrir la puerta de la habitación que compartían con Henry la rubia se sorprendió un poco al verlo,no se esperaba ver a su esposo en casa a decir verdad,el hombre se encontraba sentado sobre la cama con un semblante serio que a la joven esposa la hizo temblar internamente. Sus ojos negros miraron directo a aquellos azules que no mostraban nada más que repudio hacia la persona frente a ellos. —¿Donde estabas?—pregunta siguiendo c
Henry odiaba admitirlo pero el comportamiento de su esposa le daba curiosidad,porque a pesar de siempre estar a la defensiva e insultar hasta a sus antepasados,la joven mujer no caminaba ni hablaba con la misma confianza y planeación como en esos momentos. Henry pensó que Layla era más interesante de esta manera,parecía decidida y que nada ni nadie podría tirarla para abajo.Al llegar bajaron del auto y Layla trancando las puertas observó las ventanas de la casa,sonrió acercándose a su marido fingiendo ser la esposa perfecta en un matrimonio perfecto,arregló la corbata del traje de Henry y susurró con rapidez.—Necesito que me ayudes—el castaño la mira confundido.—bésame—los ojos azules fueron abiertos en sorpresa,no se esperaba que su esposa pidiera algo así.—¿Qué? estas loca,no lo haré—La rubia rueda los ojos pensando que Henry es un idiota que no puede entender nada.—Mi familia está toda expectante a vernos llegar como un matrimonio feliz,entonces haces tú parte
Layla observaba a su abuelo esperando su respuesta,el hombre,que no aparentaba para nada su edad,miraba a su nieta con ese rostro sin expresión. —No—fue lo único que salió de su boca de forma rápida y sin vueltas. —¿Por qué no?—pregunta haciendo puchero la joven rubia. —No empieces con tus cosas,te conozco bien,Layla—la joven esposa sabía que su abuelo no daría respuesta solo con llorarle un poco. La rubia con ojos tristes se acercó a su abuelo por encima del escritorio y susurró. —Ellos están desesperados,la inseminación artificial es una muy buena opción—volvió a su lugar en cuanto su abuelo abrió los ojos sorprendido. Layla sonrió por dentro,la expresión del anciano quería decir que estaba involucrado en toda la idea de su embarazo para obtener la fortuna de los Harper,dejó ir un suspiro y continuó con su teatro. —En esa casa no tengo libertad,no puedo respirar—sus ojos se llenaron de lágrimas pero a su abuelo
Henry suspira acercándose a su esposa,Matías lo mira por el filo del ojo,el mayor estaba algo harto de ese comportamiento arrogante y cara de no rompo un plato que se cargaba el castaño. Henry ignoró al hombre y tomó el rostro de su esposa con una mano,haciendo así que la rubia volteara su cara encontrando sus bonitos ojos. —Tengo algo urgente que hacer,me voy—la rubia asintió. Layla estaba segura de que eso "urgente" que tenía que hacer su esposo tenía un bonito rostro que lo esperaba sonriente. —Vete por la sombra—la rubia se soltó del agarré de su esposo y le sonrió falsamente. —Pero es de noche—susurra Matías. Layla y Henry lo vuelven a ver. Ignoran al mayor y Henry vuelve a hablar. —¿Con quién regresarás?—pregunta. —Con Matías—ambos están de acuerdo. Layla sabía que la pregunta de su esposo era para ver que no fuera a casa con algún desconocido para él. Henry dió medía vuelta para emprende
Eran cerca de las siete con treinta la de mañana cuando Henry llegó a su casa,sin darse cuenta se había quedado dormido y al ver la hora salió casi corriendo rumbo a la mansión. Solo quería llegar y darse una buena ducha con agua caliente,entró a la casa con algo de pereza,le llamó la atención una de las chicas del servicio que al verlo agachó la cabeza y casi corrió a la cocina,ignorando a la mujer subió la escaleras pero al llegar a la planta de arriba se encontró con su esposa saliendo de otra habitación,algo extrañado asomó la cabeza con curiosidad. Tal parecía que durante la noche su joven mujer había mudado todas sus cosas a una de las tantas habitaciones de invitados. No prestó demasiada atención y continuó con su camino hasta su cuarto,abrió su guardarropa sacando algo cómodo para acostarse y tomar una merecida siesta. Layla se sentó en la misma silla que la noche anterior en la cocina,dejó ir un suspiro y bebió de ese vaso con agua que la llamaba con ans