Eran cerca de las cuatro treinta de la tarde cuando Henry volvió al hospital,observó a su esposa desde la puerta con su acostumbrado semblante serio,la hermosa joven parecía estar muy centrada en su celular como para notar la presencia del hombre,hasta que éste habló.—¿Qué haces? llevo parado aquí hace diez minutos y ni cuenta—Layla se vuelve a verlo con una sonrisa,fastidiando a su esposo.Esa sonrisa cuadrada era tan molesta para Henry,le provocaba un sentimiento de familiaridad bastante extraño,cosa que odiaba,y ese calor que subia hasta sus orejas era algo que deseaba hacer desaparecer.Se sentó en el sillón con el ceño fruncido mientras sus ojos miraban fijamente a la rubia que habia vuelto su atención a aquel aparato en sus manos.—Tu madre dejó dicho que pasaras por su casa antes de que caiga la noche—la mujer dejó a un lado su celular para mirar a su esposo.—Pasaré mañana,ahora tengo algo importante que discutir contigo.—Layla frunce el entrecejo,tenía el presentimiento de q
—Con respecto a eso...no tengo información alguna—la rubia rueda los ojos haciendo una mueca en dirección a su primo.—Ya debería de estar volviendo a casa,tengo turno en un par de horas—la joven asintió entregando al hombre la bandeja vacia.El hombre se paró a unos pasos de la cama llamando la atención de Layla,el hombre no estaba muy convencido y volvió a formular aquella repetida pregunta.—¿Tan rápido te enamoraste de él?—la joven mujer lo mira de forma tranquila pero Matías sabía lo que aquellos lindos ojos ocultaban.—está bien si no me lo quieres contar—Layla bajó la mirada,no sabía que decirle a su primo.Después de varíos segundos en silencio se decidió a hablar.—Nos conocimos hace diez años,es mi primer amor y aunque es cierto que en el presente solo nos vimos unas pocas veces,tenemos un pasado que al parecer solo yo recuerdo—susurra la última frase con voz apagada,Matías solo niega con la cabeza.En ese contrato se supone que son esposos,que Henry debe
Llevaba cerca de una semana en el hospital,Matías la visitaba todos los días después de terminar con su turno,le traía regalos y hablaban por las tardes antes de que su esposo llegara.Su primo tocó la puerta entrando a la habitación como ya se había hecho costumbre y le sonrió de oreja a oreja a la joven rubia que ansiosa se sentó en la cama,dejando de lado el libro que atentamente leía segundos antes.—Dime que traes información—fué lo primero que soltó la joven emocionada.—Hola,me encuentro perfectamente ¿y tu?—preguntó sarcástico el mayor.Layla frunce el entrecejo al notar que la sonrisa del mayor no era debido a información sobre el contrato.—No es mucho lo que tengo—la cara de la hermosa joven se ilumina—Hay un nuevo acuerdo,no sé en que los beneficia o perjudica a ustedes pero no parece ser nada bueno si lo agregaron después de casarlos—dice sentándose a su lado,la joven hace una mueca.—Tendré que indagar más a fondo,no quería llegar a esto pero no
—El nuevo convenio lo tenía muy en claro,después de leerlo aceptaste sin un solo "pero" salido de tu boca,ahora no pongas esa cara de confusión—Layla no entendía ni una sola palabra de las que su esposo soltaba. —No sé de lo que estas hablando.—susurra la rubia parándose de la mesa,gracias a su esposo su hambre había desaparecido. Cada segundo se encontraba aún más confundida que antes,no sabía que hacer ni mucho menos que decir,solo su cara reflejaba su ignorancia hacia las palabras de Henry,se sentó en su cama con lentitud,tratando se no apoyar mucho su pierna herida. El castaño observó el pánico en los ojos ajenos,le sorprendían las habilidades actorales de su esposa,sabía que le había reclamado lo mala que era actuando pero estaba muy equivocado,ahora mismo la joven mujer podía convencer a cualquiera que entrara a la habitación,su rostro se había desfigurado en desconcierto. Henry sonrió de lado,tal vez si no hubiera escuchado la conversación d
Henry termino la reunión dando un sermón a uno de sus nuevos empleados junto a una bienvenida, había prometido invitar el almuerzo a su personal y todos saltaron felices. —¿Como se encuentra su esposa?—preguntó un anciano que llevaba más tiempo en la empresa que algunos pisos de la misma. El castaño sonrió amable. —Mejor,hoy le darán el alta—respondió con su voz suave. —Espero y sea más cuidadosa la próxima vez,es muy peligroso cortarse de tal forma—el hombre caminaba a un lado de su jefe, de forma lenta y algo cansada. —¿Ya hablaron sobre su jubilación?—pregunta Henry abriendo la puerta para que el hombre caminara fuera del edificio junto con él. —Claro,a finales de este año ya puedo irme de vacaciones con mi hermosa Irma.—el anciano sonrió de oreja a oreja. Henry sonrió,era bastante tierno ver los ojos brillantes del hombre al hablar de su ya fallecida esposa,estuvo casado por casi sesenta años con la misma muje
Henry la volvió a tomar con fuerza al ver las intenciones de huir que su joven esposa mostró, Layla gritó con fuerza, maldijo una y otra vez su nombre pero Henry hizo caso omiso a sus súplicas y la entregó al médico,con voz firme dijo: —Si intenta volver a escapar pueden atarla a la camilla o usar algún anestésico.—dió la orden como si de un animal se tratara, como si fuera un animal salvaje del que estuviera hablando. Layla entendió que era una advertencia para ella, pero al oír las palabras de su marido se desesperó, no podía creer que fuera un ser tan despiadado, sabía que era un idiota,todos estos días que llevaban casados lo confirmaron, casi un mes de matrimonio y Henry solo había enseñado ese lado malvado que la hacían sentir pequeñita e insegura. Henry la vuelve a ver por última vez, los ojos azules chocan con los negros haciendo que el corazón de ambos diera un vuelco por diferentes razones. Henry no podía ceder ante ella para él la mujer no era más
Henry observaba el paisaje a través de la ventana de su oficina,sin pensar en nada,no quería hacerlo,oía las voces de sus subordinados a lo lejos,algunos gritos y risas se escuchaban de vez en cuando. La imagen de su esposa se hacía presente en su mente en algunos momentos,los ojos negros llenos de lágrimas,suplicantes,pidiendo por su ayuda y él simplemente no podía creen en ella,no quería confiar en alguien como ella. Tocaron a su puerta. —Señor Harper—la voz suave de su secretaria se oyó.—Ya van a ser las seis, ¿necesita algo antes de irme?—el hombre se volvió a verla. —¿Ya?—observó el reloj de pared detrás de la mujer.—Está bien Martina,puedes volver—La mujer le sonrió y cerró la puerta a sus espaldas. Henry dejó ir un suspiro y tomó su abrigo de la silla giratoria detrás de su escritorio,se colocó el saco,era hora de ir a ver a su esposa. Camino por los pasillo de la empresa saludando a algunos empleados que se encontraban con él en el cam
Layla se sentó en el banco mirando el mar,en la oscuridad le parecía tan aterrador.El sonido de las olas golpeando la orilla lastimaban sus oídos,se sentía asustada,algo aterrada gracias a ello. El mar durante el día parecía tan calmo e inocente,pero cuando caía el sol era bastante aterrador,daba algo de miedo pensar en caer en él y perderte en el fondo,imaginar como luchas por sobrevivir con cada célula de tu cuerpo,el sentimiento le recordaba a lo que horas atrás la habían hecho vivir. —Layla—Una mano se apoyó sobre su hombro haciendo que dé un pequeño salto en su lugar.—¿Te encuentras bien? Te llamé varias veces y no me escuchaste—la rubia le sonrió algo ida. —Lo siento,me encuentro algo distraída—susurra,las olas se escuchan con fuerza.—¿puedes contarme más sobre ella?—carraspeando pregunta. —¿Por qué tanta curiosidad?¿tienes algún plan en mente?—la joven niega enseguida,deja ir un suspiro. —Solo quiero saber más sobre la ex de mi mar