Minutos más tarde, Elijah se marchó de la mansión. Salvador, por su parte, se quedó con Zoé y la aconsejó sobre la situación. Le dijo serio:—Zoé, tienes que entender que tu relación secreta con Elijah no es lo que parece. Estar enamorada de tu hijastro es un error.Zoé, con una mezcla de confusión y determinación, respondió:—Pero, Salvador, lo que siento por él es real. No puedo simplemente ignorarlo.Salvador suspiró, intentando mostrarse comprensivo:—Lo sé, pero piensa en las consecuencias. Esto podría complicar mucho las cosas para ambos. ¿Estás dispuesta a arriesgarlo todo por un amor que podría no ser correspondido de la misma manera?Zoé bajó la mirada, reflexionando sobre sus palabras.—No lo sé... Solo sé que no puedo dejar de pensar en él. Te juro que lo amo, este sentimiento nació de la nada.Salvador, con un tono más suave, le dijo:—A veces, lo que sentimos no es suficiente. Debes cuidar de ti misma y de tu futuro. Piensa en mi nieto, por Dios.—¿Tu nieto? —exclama Zoé
Fátima se enfrenta a su marido y lo recrimina por la conversación que este estaba manteniendo en el jardín con Grace. Sin conocer el motivo de su conversación, se centra solo en sus celos.—¿Qué hacías hablando con ella? —pregunta Fátima con la voz temblorosa de indignación. — ¿No te das cuenta de cómo me hace sentir?—Fátima, no es lo que piensas —responde él, tratando de calmarla. — Solo estábamos hablando sobre Zoé.—¿Sobre Zoé? —replica ella, cruzando los brazos.— Eso suena a excusa. ¿Por qué no me lo dijiste antes?—Porque no quería que te preocuparas.—Demasiado tarde para eso —responde Fátima, alejándose con un gesto de frustración.—Tranquilízate por Dios.—Salvador, esto no puede seguir así —dice Fátima, girándose bruscamente para mirarlo a los ojos. — No puedo estar en una relación donde sienta que tengo que competir con otra persona.—Fátima, no estás compitiendo con nadie. Grace no significa nada para mí, solo es la madre de mi hija, te lo prometo —responde él, tratando de
Al día siguiente, Elijah acudió al llamado de Zoé y se encontró con ella en la fundación, sosteniendo al bebé en sus brazos. Zoé, harta de la situación que los aquejaba, le dijo con firmeza:—He tomado una decisión. Estoy decidida a dejarlo todo, incluso si eso significa renunciar a la fortuna de mi marido.Elijah, envuelto en una cortina de esperanzas, sintió una oleada de emoción y le respondió:—Zoé, si eso es lo que realmente quieres, estoy aquí para apoyarte. Juntos podemos enfrentar cualquier reto que se nos presente.Zoé lo miró a los ojos y sintió el consuelo que necesitaba en ese momento.—Gracias, Elijah. Tu apoyo significa más de lo que imaginas. Estoy lista para luchar por lo que realmente quiero.—Con mi amor y mis firmes esfuerzos saldremos adelante. No seré rico, pero soy joven y puedo trabajar en lo que sea. Te juro que a mi lado nada les faltará, ni a ti ni a mi hijo.—Elijah, tu determinación me inspira —respondió Zoé, con una sonrisa que iluminaba su rostro. —No nec
Con Joshua en brazos, Elijah y Zoé sellan su pacto de unión y deciden poner fin a su amor prohibido para dar cabida a un amor justo para su bebé.Elijah, mirando a Joshua, dice: —Sabes que esto no ha sido fácil para nosotros, ¿verdad?Zoé, acariciando la cabeza de Joshua, responde:—Lo sé, Elijah. Pero ahora lo que más importa es su bienestar.—Sí, debemos ser responsables. Nuestro amor no puede depender de su felicidad.—Prometámosle que siempre haremos lo mejor para él, sin importar lo que pase entre nosotros.—Te lo prometo. Este es el final de nuestro amor prohibido, pero el comienzo de algo nuevo y hermoso para Joshua.—Siempre seremos una familia, aunque de una manera diferente.Con el niño en medio de ellos, sellan su compromiso con un tierno y delicado beso. Zoé y Elijah se miran con amor, a pesar de las dudas que aún existen en su relación. Saben que el camino no será fácil, pues las sombras del pasado y las decisiones difíciles que han tomado los persiguen.Sin embargo, en
Días después, Zoé y Lucas ahora dormían en camas separadas. Zoé estaba decidida y firme en su postura de divorciarse de su otoñal marido. A pesar de la tristeza que le provocaba esta decisión, pensaba para sí que, a pesar de todo, tenía mucho que agradecerle a Lucas. Él había sido fundamental para que su familia saliera de la ruina y le había proporcionado una vida cómoda, libre de complicaciones. Sin embargo, esa estabilidad no era suficiente; la falta de amor en su relación pesaba más que cualquier otro aspecto. Zoé se encontraba en una encrucijada emocional, reconociendo los sacrificios y logros de Lucas, pero también sintiendo que era hora de buscar su propia felicidad, incluso si eso significaba enfrentar un futuro incierto.En la sala de estar se respira un ambiente tenso. Grace, su madre, está sentada en el sofá mirando a su hija con una expresión de determinación. Zoé, visiblemente angustiada, está de pie cerca de la ventana.—Mamá, tienes que entender que Lucas no es el hombr
Un mes después...Los días pasaron a toda velocidad y la relación entre Zoé y Elijah estaba en un punto crítico. Ambos estaban viviendo temporalmente en la granja de la madre de Elijah mientras organizaban sus documentos para comenzar de nuevo en otro país. Habían decidido mudarse a la ciudad de Montreal junto con su pequeño Joshua. Sin embargo, antes de dar ese paso, Elijah sabía que debía enfrentarse a Lucas y asumir las consecuencias de su traición por haberse enamorado de la joven esposa de su padre.Zoé, con los nervios a flor de piel, miró a Elijah y le dijo:—Elijah, por favor, piénsalo bien. No puedes decirle nada a Lucas. Es tu padre y esto complicará aún más las cosas.Elijah, con una expresión de conflicto en el rostro, respondió:—Lo sé, Zoé, pero no puedo seguir viviendo con esta carga. Necesito ser honesto, aunque duela.Zoé se acercó y tomó su mano con firmeza.—¿Honesto? ¿A costa de qué? ¿De perderlo todo? Joshua necesita un padre, y tú necesitas un futuro. No dejes qu
Mientras caminaban hacia el dispensario, Lucas empezó a hablar con Salvador sobre su hijo Elijah.—¿Sabes, Salvador? He notado que Elijah y yo hemos estado distantes estos últimos meses. No entiendo bien qué ha pasado entre nosotros—comentó Lucas con un tono de preocupación en su voz.Salvador lo miró con empatía y respondió:—A veces, los jóvenes pasan por etapas complicadas. Quizás está lidiando con cosas que no te ha contado. ¿Has intentado hablar con él?Lucas suspiró, rascándose la cabeza.—He intentado de todo, pero parece que se cierra cada vez que trato de acercarme. Me duele no saber qué le pasa.—Tal vez deberías encontrar un momento tranquilo para sentarte con él y expresarle cómo te sientes. A veces, un simple gesto puede abrir la puerta a una conversación más profunda —sugirió Salvador con una mirada comprensiva.—Sí, tienes razón. No quiero que esta distancia se convierta en un abismo entre nosotros— respondió Lucas, decidido a hacer un esfuerzo por reconectar con su hij
Al día siguiente, Linda se encontraba sentada en una mesa de la cafetería de la universidad hablando con su novio, Mark. Su expresión denotaba preocupación mientras le contaba el extraño comportamiento de Solange.—No sé qué le pasa a Solange —dijo Linda, frunciendo el ceño. —La he notado muy distante últimamente. A veces parece perdida en sus pensamientos, como si estuviera lidiando con algo muy pesado.Mark, que la escuchaba atentamente, respondió con curiosidad:—¿Has intentado hablar con ella? Tal vez solo necesite desahogarse.—Lo he intentado, pero siempre se muestra evasiva. Ayer, cuando le pregunté si estaba bien, solo sonrió y dijo que todo estaba bien, pero no me convenció —respondió Linda, moviendo la cabeza con frustración. —Me preocupa que esté pasando por algo difícil y no quiera compartirlo.—Quizás deberías insistir un poco más. A veces, las personas necesitan un empujoncito para abrirse —sugirió Mark, tomando la mano de Linda. —Estoy seguro de que, si le demuestras que