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Andrew estaba más que agotado con todo lo ocurrido, nunca pensó que el trabajo del hogar, de una granja y un molino fuera tan pesado, en especial porque tuvo que darles de comer a las gallinas, recoger las hierbas dañadas, fresas para hacer mermelada y no solo eso, ahora recogía manzanos del enorme árbol situado frente a la casa de los Griftonn. Cuando terminó dejó de lado sus labores absurdas y sentándose en el suelo escuchaba de lejos las risas de Alessandro. Su buen amigo estaba con ella dentro de la pequeña granja, la actitud tan positiva y extraña que ambos presentaban en su presencia le hacía creer que tramaban algo pero... ¿que era?

Cuando los vio salir; él como un crío emborrachado de amor por Catherine, y ella sonriendo como una promiscua, apretó los dientes hasta sentir dolo

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