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Capítulo 4: Problemas en el paraíso

De un momento a otro el silencio de la habitación fue interrumpido cuando una vocecita le estaba llamando…

- Matsu… Matsu…

En eso Kyomi empezó a abrir sus ojos lentamente, notando que su canario estaba parado junto a ella y le llamaba, por lo que se incorporó sentándose en la cama para extender su brazo y así el animalito se parara en su mano.

En eso fue recordando lo sucedido el día anterior y con ello se enojó, definitivamente empezaría a pensar en un plan para vengarse del castaño, en eso escucho que alguien toco la puerta y noto que entraba una sirvienta con una bandeja de comida.

- Buenos días señorita, aquí le traigo su desayuno e igual algo de ropa nueva – hablo mientras colocaba una la charola con el desayuno en la mesa de noche – le dejare la ropa en el baño, tiene algún aroma en especial para que la coloque en la tina.

- …

- Bueno no se preocupe, ahora lo arreglo – dijo sonriéndole al notar que la chica no parecía querer responderle, para después ir a prepararle su baño y salir de la habitación.

Eso fue algo extraño, pero en eso sus amigos le recordaron que no había comido nada desde el día de ayer, por lo que se levantó para tomar la charola y empezar a comer el desayuno, después decidió ir a darse un baño mientras dejaba a Matsu y Loli jugando en la cama.

Mientras ella se bañaba, cierto castaño había regresado a su habitación para buscar a su nueva guardiana, pero al entrar noto que no estaba en la habitación, por un momento pensó que se había ido, pero en eso escucho el ruido del agua, por lo que este sonrió de forma picara mientras empezaba a caminar hacia el cuarto de baño con la clara idea de espiar un poco.

Pero cuando estaba a punto de tomar el pomo de la puerta sintió miles de agujas en su mano, en eso miro a ver y en el pomo de la puerta había un pequeño puerco espín parado el cual le miraba con enojo.

- Pero que… - empezó a decir, en eso noto que sobre el puerco espín se paraba un canario que igual le miraba enojado – fuera de aquí, shuuu – les empezó a decir, pero por lo visto eso solo enojo más a los animales ya que el canario tomo a su amigo y ambos se lanzaron contra el castaño.

En eso Kyomi salía del baño ya relajada y cómoda ya que ahora le habían dado una camisa blanca de cuello en V con botones, unos pantalones de vestir negro y unos tenis blancos, bueno al menos eso era mejor que ese ridículo vestido; aunque sus pensamientos fueron interrumpidos al salir del cuarto del baño y ver la escena más rara de su vida: Matsu y Loli estaban peleando contra el castaño, donde el canario le picaba en su cabeza y el puerco espín estaba sobre su cara arañándole mientras que le otro forcejaba para quitarse al que tenía en la cara al mismo tiempo que se pinchaba y buscaba ahuyentar al pájaro.

- Oigan… - les llamo de forma enojada la chica, pero estos estaban entretenidos en su pelea ya que la ignoraron provocando que ella se enojara más y alzara la voz – ¡deténganse! – les volvió a hablar mientras perdía la paciencia y liberaba un aura negra a su alrededor.

Al sentir el instinto asesino, la pelea paro y miraron a una pelinegra enojada.

- Kyomi – le saludo el castaño – auch… - se quejó al notar que le habían picado en su frente y ahora los animales se posaban en cada hombro de la chica.

- ¿Qué haces molestando a mis mascotas? – le reclamo.

- ¡Que…! ellos empezaron – se defendió mirando con recelo a los animales que parecía que se burlaban de el en ese instante.

- … - Kyomi solo le miro a ver mientras cruzaba los brazos.

- Am bueno… que te parece si exploramos la mansión para que te acostumbres al lugar – busco cambiar de tema al sentirse atrapado.

- Hmm… supongo – dijo de mala gana mientras salía de la habitación y empezaba a caminar sin rumbo fija.

- Espérame – dijo caminando rápidamente para llegar a su lado y acompañarla.

En su andar, recorrieron gran parte de la mansión: la sala, el comedor, la cocina, la biblioteca, algunas habitaciones, el jardín, varios cuartos de entrenamiento, la piscina, el cuarto de juegos y otros cuartos con cosas especiales para cada uno de los amigos del castaño, quienes se denominaban a sí mismos sus guardianes. Obvio que el castaño prometió personalizar una habitación con los gustos de ella para que pudiera pasar sus ratos libres en ese lugar, después de ello visitaron el despacho del castaño.

- Y aquí es mi despacho, donde paso la mayor parte del tiempo – dijo con pesadez Antonio mientras notaba como la chica se paseaba.

- Hmmm y ¿porque está lleno de documentos? – dijo mirando los alrededores, donde se podían ver pilas y pilas de papeles.

- Am… bueno es que…

- Torpe… Torpe… - se burló el canario Matsu en ese momento mientras volaba alrededor del lugar.

Esto hizo enojar un poco al castaño, pero se contuvo de iniciar una guerra infantil contra el ave, pero noto que la chica se burla de él porque vio que sonrió de lado al ver su reacción.

- Bueno sigamos el recorrido, nos faltan el área de inventos y la armería – comento el castaño y noto que eso si había captado la atención de la chica y con ello la llevo hasta ese lugar.

Al llegar saludaron a los científicos que estaban en el lugar: uno era un pelirrojo de cabello corto de ojos verdes, de tés clara y usaba lentes, en ese momento llevaba una camisa azul de manga corta con pantalones negros y tenis del mismo color, y el otro era un rubio de cabello corto y ojos verdes que llevaba unas gafas protectoras y usaba un overol color verde oscuro con botas de goma negras; los cuales en seguida empezaron a agobiar a la chica con preguntas para poder empezar su historia e igual diseñarles un plan de entrenamiento, en eso uno de ellos le pregunto sobre el tipo de armas usaba, en eso ellos le dieron un regalo a la chica entregándole unas tonfas modificadas negras que recién había creado.

A Antonio le sorprendió notar que la chica se puso feliz por ese simple gesto haciendo que se ponga ligeramente celoso, pero prefirió olvidar ese detalle mientras seguía observando como los chicos seguían haciéndole preguntas e ingresando la información a su computadora. Después fueron de regreso al comedor donde les sirvieron la comida.

- Y ¿qué te ha parecido todo hasta ahora? Kyomi.

- Interesante…

- Si, bueno ¿qué otra cosa te gustaría hacer?

- Nada, ya que tú regresaras a terminar tu trabajo, Antonio – le dijo una voz detrás suya mientras sentía una pistola que le apuntaba en su cabeza, al girarse se podía ver a un hombre de cabello negro con patillas finas y largas, el cual llevaba un smoking negro, una camisa naranja con corbata negra y zapatos negros bien lustrados, en su cabeza usaba un sombrero negro con una cinta naranja y le estaba apuntando con una pistola glock de color verde.

Entonces de un momento a otro se desato una pelea… y para horror del pobre castaño el comedor era víctima de esa batalla.

Él sabía que esa persona solo le estaba regañando, esa era la actitud normal de su padrino y su ligero humor negro; se suponía estaba de viaje, no pensó que su padrino regresaría tan pronto… pero lo que no conto es que Kyomi se lanzara a pelear contra él… ahora que lo miraba fue mala idea dejar que sus científicos le dieran un arma, por su parte su padrino estaba divertido disparándole y poniéndola a prueba, a la vez que se notaba que ella parecía feliz de pelear con alguien fuerte; lo malo es que ya la mesa estaba rota al igual que las sillas, las paredes ya tenían grietas, los cuadros que alguna vez adornaron las paredes ahora estaban en el suelo partidos en varias partes y de un momento a otro el candelabro que colgaba del lugar se calló haciéndose miles de pedacitos.

- ¡YA BASTA! – les grito muy enojado, recordándoles a los pelinegros que él seguía en el lugar.

- Oh… - se burló Kyomi al notar que ahora el castaño parecía alguien rudo y serio.

- ¿A quién le estas gritando Antonio? – se quejó su padrino.

- A ti Renato, mira como dejaste este lugar – le regaño.

- Yo solo me defendía de su ataque – respondió fingiendo inocencia.

- Tu igual Kyomi, porqu… - empezó a regañarla, pero se detuvo al ver que ella estaba enojada y por alguna razón se sintió intimidado con esa mirada – ah am… te presento a mi padrino… – dijo rápidamente cambiando de tema, obvio que ese cambio fue notado por el pelinegro demostrándolo levantando una ceja mientras lo miraba seriamente, para luego sonreír ya que había entendido todo.

- Mucho gusto señorita – le saludo quitándose el sombrero y caminando hasta ella para luego hacer una ligera reverencia– soy Renato De Santis a sus servicios – dijo en tono coqueto mientras tomaba la mano derecha de ella y le depositaba un beso, notando que su teoría era cierta al ver que eso ponía celoso a cierto castaño.

- Hmm… Matsumoto Kyomi – respondió con simpleza la chica.

- Y… ¿qué hace una hermosa mujer como usted en la Cosa Nostra? – siguió hablando Renato mientras disfrutaba ver el tic en el ojo del castaño.

- Estoy aquí porque el me oblig… - empezo a hablar, pero en eso rápidamente Antonio le tapó la boca ya que se colocó detrás de ella para impedir que hablara, obviamente esta acción solo acentuó más la sonrisa sádica de cierto pelinegro.

Aunque Antonio consiguió que la chica no hablara esta se enojó y le golpeo con toda su fuerza en el estómago usando sus nuevas armas, haciendo que este perdiera algo de aire y callera de rodillas mientras la chica salía de la habitación.

- Hmm… que patético te viste - se burló Renato quedando parado frente a el – y yo que pensé que habías aprendido bien, pero veo que necesitas más lecciones – se burló.

- Que… - dijo asustado el castaño.

- Sabes te felicito: ella si será una buena esposa para ti, no como la interesada de Katerin – siguió hablando.

- ¿Como es que...?

- Vamos Antonio te conozco, solo eso explicaría porque una ex-asesina de Limit este en la casa.

- Bueno si…

- Por lo visto es fuerte, pero a ti aun te falta entrenamiento y obviamente me tomare la tarea de ayudarte con eso – dijo mientras le volvía a puntuar al castaño con su arma y le sonreía – bueno… empecemos… - hablo notando que la cara de chico se ponía azul mientras lo tomaba del cuello de su camisa y lo arrastraba a uno de los cuartos de entrenamiento.

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