Capítulo 23Mina SimonAun no entendía que era eso que Dragón tenía que lograba desactivarme rápidamente, mi mente deseaba alejarlo, pedirle que respetara mi compromiso con Bastián Moreau, pero mi cuerpo, mi cuerpo reaccionaba a cada uno de sus roces. Sus manos separaron mis piernas, mientras que sus brazos me sentaron de golpe sobre un escritorio.Sus ojos y los míos hicieron conexión por un momento,Dragón se terminó de arrancar la corbata, lanzó lejos de nosotros la americana de su traje y se zafó unos cuantos botones de su camisa para acto seguido bajarse un poco su pantalón. —¿Qué crees que estás haciendo? —Hablé mientras lo veía meter sus dedos por el elástico de mi braga, para así tirar de ellos hacia abajo.—Quiero tener sexo contigo…—mord&i
Capítulo 24Mina SimonsUn grito ensordecedor se escapó de mi garganta, cuando la puerta trasera en donde mi cuerpo se hallaba agonizante fue abierta de golpe. Un par de zapatos negros de charol fue lo primero que vi, para acto seguido ver el rostro palidecido de Dragón al frente de mí.—¿Tienes algo roto? —Negué porque mi llanto no me dejaba hablar—, ¿algún corte? —volvió a señalar y asentí señalando mi estómago—, ¿es profundo? —negué rápidamente—okey, escucha, Mina, esto es lo que va a pasar, te voy a sacar de esta maldita camioneta, y necesito que aguantes hasta que lleguemos a algún lugar seguro, el presidente ya debe de haberse enterado que su plan falló y va a querer que sus matones te maten a toda costa, ¿entendiste?Un grito d
Capítulo 25Mina SimonsEl enorme hombre asintió de manera formal, inclinando un poco su torso—Lo haré señor, creo que Mina debería dormir un poco…—Mis padres asintieron para luego ser levantada con cuidado por el hombre que me retuvo todo este tiempo. Mis manos rodearon su cuello y cerré los ojos para descansar sobre su hombro derecho por un momento.El rubio dejó mi débil cuerpo sobre la cama que usaba antes de irme de la residencia Simon. Todos mis objetos valiosos seguían justo en el mismo lugar. Era como si el tiempo jamás hubiese pasado aquí adentro.—¿Cómo te sientes?El colchón se hundió por el peso de Dragón.—Así que me estuviste protegiendo todo este tiempo…—enfaticé mirando sus enormes manos—, ¿sabes si puedo llamar a Bastián…? —Un gruñido me obligó a mirarlo.—No puedes comunicarte con nadie de la casa Moreau, Mina…—mis manos empezaron a sudar—, al amanecer vamos a partir, tus padres se irán apenas te quedes dormida.El noruego intentó colocarse en pie, pero lo agarré de
Capítulo 26DragónMiré a la chica de arriba abajo, mientras uno de mis hombres la terminaba de revisar por seguridad de Mina, su figura esbelta se veía perfectamente delineada sobre aquel uniforme de enfermera que portaba. Sus enormes ojos marrones me observaban un poco asustados, y no era para menos, estaba dentro de una pequeña habitación oscura donde más de cuatro hombres la estaban interrogando agresivamente antes de ser contratada para cuidar de mi futura mujer.Mi futura mujer…Agaché la cabeza para sonreír, porque ni yo mismo me estaba creyendo eso, respiré profundamente antes de volver a colocar mi mirada sobre la asustadiza jovencita. Levanté mi pie derecho, y pateé la canilla de Marco, una vez este se le fueron los ojos con la nueva empleada.—¿Comprendes la responsabilidad que tienes ahora, Alexia? —La chica, abrió los ojos, para luego agitar con rapidez la cabeza. —La salud de Mina ahora es tu prioridad, cualquier cosa que le suceda a ella, caerá sobre tus hombros, y si a
Capítulo 27Dragón—Mañana sale su vuelo para Noruega, se quedará en casa de mis tíos por un tiempo, mientras se soluciona todo este problema…—Giré los ojos hacia la entrada de la cabaña, al notar como Ignacio para este punto, ya había desaparecido sin ni siquiera hacer ningún ruido. —¿Qué hablabas con él?Cuestioné, bruscamente.—¿Con quién?Mordí mi labio inferior, porque lo menos que quería ahora mismo era arruinarlo con ella. —Con mi amigo… Ignacio—, escupí, mientras Mina volvía a apartar la mirada—¿De qué estaban hablando? —dije, caminando rápidamente hacia donde ella se encontraba sentada.Su respiración se agitó, como si me estuviese escondiendo algo realmente importante, y que por alguna extraña razón yo no debía enterarme. —No es algo que le interese, señor Johansen—, mi apellido, mi maldito apellido se escucha tan exquisito entre sus labios. Respiré profundamente buscando la forma de calmar mis emociones y sentimientos, sin embargo, mi entre pierna no pensaba lo mismo.Podía
Capítulo 28Mina SimonsYo…Nos puedo respirar, observo detenidamente como todos los hombres de Dragón, comienzan a recoger sus cosas, mientras una mujer llamada Alexia intenta llevarme con ella, sin embargo, me zafo de su agarre, una vez veo al lider de este clan caminando hacia un extenso pasillo que da hacia una pequeña habitación en donde han estado guardando el armamento todo este tiempo.Mis pasos persiguiéndolo lo colocan en alerta, pero este ni siquiera se detiene al guardar un revolver calibre cuarenta y cinco en la parte baja de su espalda. —¿Qué vas a hacer? —Pregunté, temblando en la entrada de aquella habitación. Dragón, tenía sus ojos fijos sobre lo que estaba haciendo, ignorándome por completo—. Por favor, señor Johansen, ¿Qué pretende hacer conmigo?Inhalé hondo, una
Capítulo 29Mina SimonsEl anciano replicó, mandando a uno de sus hombres a tomarme del brazo para meterme de nuevo en mi habitación a la fuerza, pero tiré de este mismo zafándome rápidamente—Estás loco si crees que no ayudaré a recuperar a Jer…—¿Jer?Esta vez es Dragón, el cual se notaba molesto por la forma tan íntima y cariñosa en cómo le he llamado a su hermano menor—Le puedo llamar como quieras sabes, no eres mi puto dueño…—Mascullé entre dientes, sin embargo, terminé chillando una vez los dedos gruesos del asesino terminaron clavándose dentro de la carne de mi antebrazo—¡Imbécil! ¡Suéltame! ¡Gilipollas!—¡Déjate de comportar como una puta niña de una buena vez, Mina!—¡Eres un maldito dolor e
Capítulo 30Mina SimonsComo pude, di algunas zancadas hasta llegar a la ventana de mi recamara, para de este modo abrirla lo más rápido posible y ventilar de esta manera el espacioso lugar. —¿Por qué sigues haciéndome esto? —Indagué, una vez, terminé de toser—¿Quieres que nos maten a todos?—¿Quizás?Su confesión me dejó algo aturdida, el rubio, dejó reposando sus codos a la altura de sus rodillas, desde aquí podía ver lo rojizo de sus mejillas, percatándome de que estuvo bebiendo hasta quedar en este estado. —Deberías irte a dormir, Dragón, no deberíamos estar a solas tú y yo, si algún hombre del señor Toshiba se llega a dar cuenta de que estamos aquí, juntos, estaremos en problemas. —Hubo un silencio pausando entre los dos—, podr&ia