Xavier¡Teníamos que habernos ido antes, yo lo sabía! Había demasiada calma. Había pasado las noches más deliciosas y fascinantes con mi mate, y ahora iba a pagar caro por las malas decisiones que habíamos tomado. Sabía que algo malo se acercaba, pero jamás pudimos imaginar esto.Ahora estaba en med
FabrizioEl rey había dado su sangre luego de mucho quejarse, el saldo estaba pagado. Con nosotros venían cien vampiros de Valerius, y el resto llegaría al castillo en las próximas horas.Alaric había quedado con la mano adolorida, un pacto de sangre no era cualquier cosa, y yo lo sabía. Pero entre
Carmen Yo pensaba que en mi vida había sufrido, que el dolor del rechazo de mi familia, de haber sido maltratada por la manada y la desesperanza que me embargaba en Luna de Sangre había sido el dolor más grande.Pero no había contado lo que provocaba el vínculo. Yo era de Xavier y él era tan mío qu
Marina—¿Marina, estás bien? ——Estoy bien... no sé qué pasó. Sentí un dolor en mi cabeza —dije, viendo que estaba sentada en el suelo mientras Bruno estaba arrodillado a mi lado, su herida sangra de nuevo y me angustio. —Necesitas recuperarte, mate. Hay un ataque —él acarició mi cara con amor.—Me
AlaricEl camino siempre es largo cuando uno quiere regresar rápidamente y yo sentía que ya debería estar en el castillo protegiendo a mi gente. Venía con guerreros vampiros, más mis guerreras y Amelia, cuando de repente la ruta por donde íbamos, parecía no avanzar.—¿Qué demonios sucede? —pregunté
AníbalA veces no sabía qué era realidad y qué no. Había perdido totalmente el norte y el sentido. La necesidad de mi mate y los remordimientos con mi padre ocupaban todo mi pensamiento y mis deseos.—¿Qué demonios te pasa? —me preguntó Sangreoscura, acercándose a mí y mirándome fijamente. Solo le f
FabrizioSi Carmen estaba tan agobiada, no quería imaginar cómo estaría Xavier. El corazón roto de un alfa era algo realmente peligroso y terriblemente doloroso de ver, pero yo sabía que él subsistiría si sabía que ella estaba bien y segura, y yo me encargaría de eso.Yo mismo me sentía mal de haber
Xavier—¡Muévete, alfa! —me gritaban los Herejes de la Noche, tratándome como un prisionero, y lo era. En años de ser alfa y de estar en varios enfrentamientos, jamás me habían atrapado. Me llevaban más allá de las montañas y me alegraba alejarnos de Luces de la Noche, quizás ellos tendrían una opor