—Y como siempre, espero que usted esté del lado correcto...— —Cada vez me es más difícil ver entre lo correcto y lo incorrecto, Fabrizio— —Busquen en su corazón, mi señora —le digo, y ella sonríe. —Supongo que te refieres al lugar de los lobos y tu amigo el rey. Si quizás si… igualmente, te quer
Marina — Fabrizio..realmente no entiendo —le preguntaba al vampiro, quien parecía enloquecido de un momento a otro, lo veía empacar ligero, estresado en su habitación. — Lo siento, pero lo que está sucediendo... yo…—dice él, pero sin terminarme de explicar Había estado de viaje por un tiempo, y
— Sí, los supuestos experimentos— — Creo que sé quién está tras todo esto y es un vampiro que yo conozco hace mucho tiempo, pero mi preocupación es que creo que no está trabajando solo, no solo ayuda a Aníbal… sino que debe tener un amo. Uno peligroso, un enemigo. Su Majestad no me dio permiso para
Carmen A los días, Aníbal ha mejorado solo un poco y sus quemaduras ya no son tan graves, pero, con todo y eso, simplemente no termina de levantarse, y los médicos siguen igual de perdidos. ¿Cómo había sucedido todo esto? Yo poco me había encontrado a esa loba; ella parecía aparecer y desaparecer
—¡Es que acá ustedes quieren acabar con Luna de sangre, quieren extinguirnos! ¿Qué le hiciste a Aníbal? —preguntaba mi hermano de forma dramática. —¡Ni una palabra más! —gritaba Freya, imponiéndose, y él tenía que callarse. Veía que lo llamaban a una reunión privada, y no me dejaron entrar. Me qu
Fabrizio Sabía que la decisión que había tomado no había sido fácil, pero era peor si yo me quedaba sentado de brazos cruzados sin actuar. La historia tenía la mala propiedad de repetirse continuamente, queramos o no, y ya yo había vivido demasiadas guerras y hambrunas; había visto morir a tanta
Fabrizio Llegue buscando oro y no sé ni que encontré. Esto es peor de lo que pensaba. Mi objetivo era tener alguna noticia de dónde podría estar el enemigo de Su Majestad, pero al parecer me había encontrado con lo que parecía ser un ataque programándose. —Dicen que quiere ir contra el rey y qu
—Marina... — me susurró Henry con expresión aterrada. —Tenemos que alertarles... — —Tenemos que irnos cuanto antes— le decía a Henry y poco a poco salíamos de ahí, veíamos cada vez más emoción e intentábamos pasar desapercibidos, cuando éramos interrumpidos. —¿Quiénes son ustedes? ¿A dónde van?