Odiaba que alguien me dijera lo que tengo que hacer, tampoco que me trataran como un inmaduro tonto. Pero el vampiro... tiene razón, aunque no me gustaba reconocerlo. Yo había metido la pata, bastante, ahora me daba cuenta. Yo sentía cómo me odiaba, o peor... me tenía miedo, y yo no había ayudado
Carmen —¿Pero de qué se tratarán estos desafíos? — pregunto mientras estoy en el jardín con Xavier. Aníbal estaba afuera y yo realmente no deseaba verlo. Después de esa cita había tenido pesadillas en donde me despertaba angustiada, mi cuerpo temblando. Odiaba sentirme así, como una víctima esta
Él se acerca poco a poco con mucho cuidado y se arrodilla ante mí en una actitud como si fuese un perro regañado que viene a rogar por su vida. — Sé que lo que he hecho no está bien, yo he tenido una vida acomodada y de lujos y pensé que todo se me tenía que dar fácilmente. No lo vi en el momento y
—Estoy listo —dije mientras dejaba mis armas encima de la mesa. Se había preparado el primer desafío, iba a hacerse en los bosques del Rey; se suponía que eran sagrados y se necesitaba el permiso mismo de Su Majestad para poder entrar. No parecía extraño que fuera el lugar del primer desafío en u
—No es que no quiera... ¡Diosa, no hay nada que desearía más que acabar con ese imbécil! Pero las reglas... —digo, y veo la furia en su cara. —¿Prefieres cumplir las reglas que salvar a tu propia mate? No eres el mate que yo merezco— dice ella, y es como si me apuñalaran el corazón. —Carmen…— —Di
Carmen Xavier había ganado el primer desafío, y yo no podía estar más feliz. Todos lo felicitaban y alababan, puesto que lo que había tenido que enfrentarse no había sido fácil. Y, sin embargo, él solo tenía ojos para mí. —Quiero llevarte a una cita... una cita humana —me había dicho, y yo no sab
—Gracias a ti... por aceptar estar aquí —me decía, y llenaba mi corazón de alegría. —Agradezco tanto que haya sido tú quien haya ganado —le confesaba, y él acariciaba mi cabello, colocando un mechón detrás de mi oreja. —Estaba desesperado, temía no encontrarte. Realmente pensé que estabas en probl
Carmen —Hija, es realmente una alegría tenerte aquí ¡Verte! ¡Saber que estás bien! ¡Oh ahora estaremos juntos como una familia cuando vuelvas a Luna de Sangre!—decía mi madre, absolutamente deleitada. La veía bien vestida, maquillada y peinada como si fuera a un gran evento, viéndome de arriba a