El corazón de Chiara prácticamente paró en ese instante.No podía ser cierto. No podía simplemente hacerlo.Miró su móvil de nuevo, el mensaje era claro. Debía ir a la casa de Marco Lombardo y robarle los calzoncillos… Las mejillas de Chiara ardieron poco después de ver que Jeremiah se estaba quedando con ella.Rápidamente escribió de vuelta que si era una broma.Para su mala suerte no.Chiara, todavía en shock por el mensaje, decidió llamar a Jeremiah para obtener más información.—Jeremiah, ¿qué significa todo esto? ¿Por qué tengo que robar los calzoncillos de Marco Lombardo?—, preguntó Chiara con una voz temblorosa.—Es parte de nuestro plan—, respondió Jeremiah en un tono serio. —Necesitamos esos calzoncillos para incriminar a Marco en nuestro esquema. No te preocupes, te compensaré por tu trabajo.Chiara se sintió aún más confundida. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había terminado envuelta en un plan tan descabellado y potencialmente peligroso? Pero, al mismo tiempo, necesit
—Marco, deja libre a tu hermano y a su novia…—soltó Chiara—Soy maestra, Marco. Estáis jodiendo el futuro de estos niños prácticamente, voy a clase y paso lista con miedo de que mis alumnos hayan sido asesinados la noche anterior en un intercambio fallido de drogas—suelta Chiara notablemente dolida.Marco la mira con seriedad analizando la situación.Finalmente se encoge de hombros, saca un cigarrillo y lo enciende con desgana.—No es mi problema.Chiara se acerca a Marco y le agarra el brazo con fuerza, mirándolo directamente a los ojos. —Lo es, Marco. Todos tenemos la responsabilidad de hacer lo correcto y proteger a nuestra comunidad. ¿De verdad quieres seguir siendo parte de esto? ¿De seguir lastimando a la gente que vive aquí? ¿De ver a jóvenes como tu hermano y su novia perder su futuro por una vida de crimen? Marco la mira en silencio por unos segundos antes de soltar un suspiro y asentir con la cabeza. Chiara sintió cómo la desesperación comenzaba a apoderarse de ella. Había
Mientras tanto, Jeremiah estaba en su oficina, preocupado por Chiara. Sabía que la había metido en una situación peligrosa y se sentía responsable de su seguridad. Pero también sabía que ella era valiente y estaba dispuesta a arriesgar todo para ayudar a los demás. Él hacía tiempo que había decidido tirar la toalla con la mafia.Había visto suficiente violencia y corrupción en su vida y había llegado a la conclusión de que era hora de hacer algo diferente. Por eso, había estado trabajando en secreto para desmantelar la organización y llevar a los criminales ante la justicia.Pero sabía que no podía hacerlo solo. Por eso, había buscado a Chiara. Había visto en ella la misma pasión por la justicia que él mismo tenía y sabía que juntos podrían hacer una gran diferencia.Mientras pensaba en todo esto, su teléfono sonó. Era uno de sus hombres de confianza, informándole que habían localizado a Chiara, Enzo y Julia en una de las propiedades de la mafia. Jeremiah supo entonces que era hora d
FLASHBACKChiara estaba sentada en el suelo frío y húmedo de la mazmorra, con los brazos abrazando sus rodillas. La habitación estaba a oscuras, con sólo una pequeña ventana en la puerta para dejar entrar un poco de luz. El silencio era ensordecedor y lo único que se oía era su propia respiración y los latidos acelerados de su corazón. Se preguntaba cómo había llegado a esa situación y cómo iba a salir de allí.De repente, la puerta se abrió y entró uno de los guardias de la mafia. La luz del pasillo iluminó la habitación y cegó a Chiara durante unos segundos. El guardia la miró con desprecio y le dijo:—Tú eres la novia del traidor, ¿verdad? Pensé que eras más lista que eso.Chiara se levantó con determinación incrédula ante la acusación.—No soy la novia de nadie. Soy una maestra que intenta hacer el bien en este mundo. Y tú eres un hombre que trabaja para la mafia, ¿cómo puedes vivir con eso?El guardia la miró con desprecio antes de cerrar la puerta y marcharse, dejando a Chiara s
Chiara caminaba por los pasillos de la escuela, sintiendo que todo era familiar y extraño al mismo tiempo. Los pasillos de la escuela estaban iluminados por la luz natural que entraba por las ventanas, y los sonidos de los estudiantes y profesores llenaban el aire. Chiara se detuvo por un momento para recordar sus días anteriores, cuando la escuela era solo un lugar de trabajo para ella, sin emociones ni aventuras. Ahora, todo había cambiado.Recordó cómo había estado en peligro, cómo había enfrentado a la mafia, y cómo había logrado salvar a sus estudiantes. La experiencia había cambiado su perspectiva de la vida y de su trabajo. Ahora se daba cuenta de que no solo estaba enseñando a los estudiantes, sino que también los estaba preparando para enfrentar los desafíos que la vida les presentaría.Mientras caminaba, Chiara notó que muchos de los estudiantes y profesores la miraban de manera diferente. Sabía que habían oído hablar de sus hazañas y se preguntaba qué pensaban de ella ahora
La rutina diaria de Chiara comenzaba temprano en la mañana, antes de que el sol se levantara. Se levantaba antes de que sonara la alarma, se vestía rápidamente y salía de su humilde apartamento. Luego caminaba hacia la estación de tren, donde tomaba un tren que la llevaba a través de la ciudad.Durante el viaje en tren, Chiara aprovechaba el tiempo para preparar su día. Revisaba su lista de tareas pendientes y organizaba su horario. Una vez que llegaba a su destino, caminaba hasta el centro comunitario donde trabajaba.El centro comunitario estaba ubicado en un barrio pobre de la ciudad y estaba diseñado para ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades prácticas y darles oportunidades para un futuro mejor. Chiara era responsable de organizar talleres y actividades para los jóvenes, y trabajaba duro para asegurarse de que el centro cumpliera su propósito.La mayoría de los jóvenes que venían al centro eran de familias pobres, y muchos de ellos habían tenido dificultades en la escuel
Enzo y Julia solían pasar mucho tiempo juntos, compartiendo sus pasatiempos y disfrutando de su mutua compañía. Sin embargo, Chiara notó que últimamente habían dejado de hacer muchas de las cosas que solían disfrutar juntos. Enzo solía jugar al fútbol con sus amigos en lugar de ir al cine con Julia como solían hacerlo antes. Y Julia a su vez, comenzó a pasar más tiempo con sus amigas, saliendo de fiesta hasta altas horas de la noche, algo que antes no hacía con tanta frecuencia.Chiara también notó que la comunicación entre Enzo y Julia había disminuido, ya no hablaban tanto como solían hacerlo y cuando lo hacían, a veces parecían discutir más de lo normal. Además, la pareja ya no mostraba tanta demostración de afecto en público como antes, como tomarse de la mano o darse besos en la mejilla.Chiara estaba preocupada por la relación de sus amigos, sabía que eran una pareja feliz y no quería verlos sufrir. Por eso, decidió hablar con ellos por separado para entender mejor la situación
Jeremiah llegó al instituto con una expresión tensa en su rostro. Había venido a por Alex.Cuando lo encontró, le explicó que había sido contactado por uno de sus antiguos hombres, quien le informó que se llevaría a cabo un intercambio de drogas en el instituto esa misma tarde relativo con su clase.Alex escuchó atentamente las palabras de Jeremiah, manteniendo una expresión neutral en su rostro. Era un hombre misterioso y calculador, y sabía que para ganarse la confianza de Jeremiah debía ser cuidadoso con sus palabras y acciones.—Entiendo— respondió Alex con calma. —¿Y qué piensas hacer al respecto?—Jeremiah frunció el ceño, desconfiado. Sabía que Alex no era un hombre de muchas palabras, y eso lo hacía aún más sospechoso en sus ojos. Pero también sabía que necesitaba ayuda para hacer este intercambio de manera segura y efectiva.—No lo sé— respondió Jeremiah, rascándose la barba. —Supongo que necesitaría a alguien que me ayude a vigilar el lugar mientras se lleva a cabo el interc