NARRADORA—¿De qué mierd4 estás hablando, infeliz? —Axton no entendía las sandeces que decía Svento.—. ¿A cuál manada de las montañas te refieres? ¡Nunca te mandé a asesinar a Damon! —le rugió indignado.— ¡No finjas demencia! ¡¿Qué hiciste con todas las personas que desaparecieron?!Desde las sombras, Damon había ocultado su rastro y observaba a los ojos de su hermano.Por más que buscaba la mentira, Axton parecía genuinamente sorprendido.Era imposible que reconociera el engaño que tramó. Las plantas de olores fuertes alrededor camuflaban los aromas.—¡Señor, yo solo hice lo que me ordenaron!—¡¿LO QUE TE ORDENÓ QUIÉN?! —le saltó encima listo para destrozarlo, tomándolo de la camisa con furia.Sus malos manejos lo habían hundido frente a su padre.De repente, algo se prendió en la mente de Axton.—Me traicionaste por Tavian, ¿verdad? —la certeza lo golpeó como un rayo—. Como no quise comprarte esa mierd4 de que un Amo me necesitaba, fuiste a venderte a otro postor. ¡Dime!—¿Un… u
NARRADORAUnas horas más tarde, en su habitación, Lorien estaba inquieta; se paseaba de aquí para allá.Sus ojos miraban insistentes a la cinta roja sobre el tocador.Damon extrañamente se había olvidado de llevarla y eso le daba muy mal presentimiento.Parecía una tontería; al final, ese objeto le pertenecía.Su madre, antes de morir, le dijo que por ningún motivo la podía perder, que era una reliquia de las mujeres de su familia.Para ella parecía una cinta normal, pero la verdad es que cuando la tocaba, sentía como si solo sostuviese un lado del hilo que la llevaría hasta el final, donde alguien aguardaba.Toc, toc, toc.La puerta sonó, sobresaltándola.Mandó a pasar y resultó ser Soren.—Cachorro, ¿ya te sientes mejor? —se inclinó para abrazarlo.—Sí, mejor —Soren le echó los bracitos al cuello. En su afán por sostenerlo, Lorien no vio la sombra que se movió desde el cuello del niño y navegó por la piel hasta su mano derecha.—¡Auch! —Lorien gimió de dolor al sentir un arañazo en
LORIEN Alrededor de la mesa, la charla iba y venía. Solo estábamos nosotros tres. Tavian jamás llegó. El tiempo pasaba y el ambiente se había relajado. Sheira no hizo otras insinuaciones frente al Rey y, más bien, parecía demasiado cariñosa con su padre. Sin embargo, en algún momento de la velada, tenía ganas de tomar una copa. Estaba ahí, justo frente a mi mano, y no podía agarrarla. Quise decir algo al respecto y no pude hablar sobre el tema. Me sentía como una muñeca, solo actuando normal cuando miles de cosas raras se desencadenaban en mi cuerpo.—Lorien, ayúdame a ponerle la capa al Rey —Sheira de repente me pidió.Miré sus ojos profundos y juraría que destellaban con malicia.—Sheira, ¿por qué me mandaste a confeccionar esto, hija? Es tu cumpleaños —el Rey le dijo con una sonrisa.Me vi levantándome y parándome detrás de la espalda de Su Majestad. Sheira le acomodaba por el frente el lazo. Repentinamente, un dolor agudo recorrió mis venas. Los labios pegados sin dejarme
LORIENSheira dio un paso atrás, su mirada perdida en lo que parecían recuerdos traumáticos.—Yo sabía que ella también me correspondía. ¡Me entregó su primera vez, a mí, no a Damon! —me rugió llena de odio, como si hablara con su mismo hermano.— Pero al otro día se arrepintió, me dijo que era un error, una abominación, intentó rechazarme tantas veces… —llevó la mano a su pecho, riendo como una demente.Algunas lágrimas bajaron por su mejilla.—.Nunca me rendí, pero no podía luchar tampoco abiertamente por ella. Su padre era un Alfa noble y pidió el compromiso de casamiento de su hija con Damon… él la rechazó… pft…Se rió a carcajadas.Diosa, esta mujer estaba demente, enloquecida y podrida más allá de la salvación.—Damon la miró como un insecto y le dijo que la veía solo como la amiga de su hermana, que fuera a buscarse otro prometido. —¡Él la rechazó, nunca te quitó nada! ¡Ni siquiera sabía que te gustan las mujeres!… ¿Y tu padre? ¡Maldita psicópata, mataste a tu padre! —¡Mi pa
NARRADORATambores de guerra comenzaron a sonar desde las murallas, el relincho nervioso de los caballos se mezclaba con la incertidumbre en el ambiente.Los rayos de luna alumbraban la épica escena de dos lycans machos abalanzándose a destrozarse.Uno azul, más grande, y otro azul y blanco.¡BAM!La colisión de los colosos resonó, con los gruñidos y rugidos de las dos bestias hermanas.Damon y Ulric estaban enfurecidos más allá del raciocinio, atacaron a la parte animal de Tavian con toda su furia.Sus manos entrelazadas probaban fuerza en el aire mientras se rugían con los enormes caninos afuera.La pata robusta de Ulric pateó al contrincante, sintiendo el crujir de los huesos bajo los músculos en tensión.Tavian y su lobo rechinaron los dientes con dolor, controlados por las garras de Damon, no podían retroceder para pensar una mejor estrategia.Irle de frente a su hermano no había sido una buena idea y ya los humos se le estaban bajando.Sin embargo, era tarde, Ulric no lo dejaría
NARRADORASheira intentaba moverse, gritarle que se apartara, nunca tuvo la intención en realidad de asesinar a Lorien, pero ahora estaba experimentando lo mismo que le hizo pasar con el Rey.El filo de la hoja bailó en el aire y bajó sin compasión hacia el pecho femenino.“¡NOOOOOO!” El rugido de Damon hizo a todos taparse los oídos, sus cerebros a punto de hacerse papilla.La onda expansiva de poder lycan se extendió, obligando a muchos a convertirse en su forma animal para protegerse.Damon corrió, apartando a Tavian.Muy tarde, sus pupilas reflejaban el cuerpo inerte de Lorien cayendo desde lo alto.El vestido flotaba iluminado bajo los haces de luz de una luna que comenzó a colorearse de rojo, como la cinta en su cabello.El cuerpo de Lorien cayó en las profundidades del frío lago.El rugido endemoniado del lycan guerrero desgarró los cielos, lo único que podía contenerlo acababa de ser ultrajado frente a sus ojos.—¡ATÁQUENLO TODOS, ATÁQUENLO!Los alaridos de Tavian pincharon a
NARRADORAUlric y Damon eran fuertes, pero no lo suficiente como para derribar a una criatura ancestral.Damon yacía en el suelo a cuatro patas, como un animal salvaje, aún rugiendo, sangrando sin cesar por las heridas que atravesaban su cuerpo.Entre las llamas, vio cómo la bestia alada emprendía el vuelo, buscando escapar. Fue como si una chispa volviera a encenderle el alma.Se impulsó con toda su fuerza.Sus fauces ensangrentadas se clavaron en una de las garras del Amo con tanta rabia que casi se la arrancó.El Amo bramó furioso. ¡Estaba harto de ese pulgoso tan resistente! ¡¿Por qué no se moría de una vez?!Sacudió la garra con violencia y lanzó al lycan por los aires.Damon se estrelló contra un tronco. El impacto hizo que el árbol se estremeciera.Una bocanada de sangre brotó de su hocico. Sus pulmones luchaban por seguir bombeando aire.Las pupilas lobunas se estrecharon al ver al titán planeando sobre él.No podía moverse. Su cuerpo estaba al límite.La garganta del dragón c
NARRADORAUn rugido desgarrador retumbó dentro del volcán."¡Eldora! ¡Me engañaste, maldita bruja!" gruñó apretando los colmillos."¡No lograrás encerrarme con estos trucos baratos!"Eldora tembló. Las maldiciones del Amo golpeaban su mente, pero no retrocedió.Siguió firme, mirando la luna manchada de sangre.Robaba su energía.Cada palabra del cántico lo debilitaba más.Entonces, detrás de cada conjurador, surgieron sombras con forma femenina.Las esclavas del Amo."¡Sometanlos!"Las sombras se lanzaron, pero una no obedeció.Isolda Vane, antepasada de Eldora, era libre."¡Aaahhh!" el grito fantasmal estalló cuando una sombra fue atravesada.Isolda atacó sin piedad.Se enfrentaba sola, pero no por mucho tiempo.Desde el bosque, la ayuda llegó.Criaturas feroces emergieron entre los árboles.Aladas, terrestres, de garras afiladas, lanzándose con furia sobre las sombras del Amo.—¡Protejan a los conjuradores! —rugió Asher, su voz expandiéndose con fuerza entre el trueno.Sus ojos rojo