CAPITULO 36
Iván estaba observando a los demás instructores su enseñanza, miraba uno a uno a los aprendices, cuando algo no le gustaba intervenía y eso era lo que más temían, pues sus arrebatos a veces llegaban a tal grado que mataba a alguno que se atreviera a responderle o se equivocaba cuando les pedía que le demostraran sus adelantos

Ya habían pasado casi dos horas cuando en su revisión última uno de los aprendices ya estaba harto de los insultos de Iván y se atrevió a desafiarlo

—Maldita sea, señor, de los diez tiros, solo falle uno y me insulta diciéndome inútil, eso es una gran estupidez, yo… Yo soy uno de los mejores, carajo

Iván solo lo observo y hablo con ironía —Pero no indispensable —y le disparo entre ceja y ceja abriéndole un agujero matándolo de contado

El cuerpo del atrevido fue llevado a la fosa común, la pistola 9 mm fue dada a otro entrenador, los demás pupilos estaban en silencio.

Katta se le acercó muy sensual y le habló con deseo

—Comandante… ¿Quiere sacarse el calor conmigo?
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