Eran lagrimas, esas que caían como cascada desde sus ojos, y seguian camino hasta por fin caerse o tal vez seguir la corbatura de su cuello. Unos brazos delgados lo arroparon, abrazando su cuerpo con fuerzas, aquellos apéndizes ajenos se sentían raramente como una cálida manta que lo cubría en un día humedo y triste, donde las nubes grises enojadas cubrian todo el cielo, ocultando con envidia la belleza del sol, donde a psear de la triste situación tan funebre y sombría podría apreciarlo de diferente manera, verlo con nuevos ojos, tal vez imaginarse sentado en una banca, viendo la lluvia caer en un ligero rocio que no llegaba a ser llovizna, una taza caliente en sus manos, que matendría a su cuerpo fuera del frio y el cosumirlo le haría olvidar sus penas, como su propio alcohool, contrarestando el limpio frio del ambiente, y sin olvidarse de la manta la que cubrria sus piernas de cualquier peligro, como si tuviera un campo protector o agua bendita para que los monstruos no se acercas
El hombre lobo salió corriendo despavorido hacia donde estaba el mate de su hermana. April se había quedado en la cocina con una gran sonrisa en el rostro, era divertido ver como se había puesto con solo gritarle que se marchara, tenía que usar esa voz más seguido si quería que alguien hiciera algo por ella, suponía que era por el título de Luna de manada que tenía, creaba un poder extraño en ella al igual que en las demás Lunas de la manada, suponía que era el favor de la Diosa Luna, la que le daba una gota de su poder a sus hijas, las que consideraba dignas para sus otros hijos, ella era la que unía los hermosos lazos de almas gemelas con los que eran de la especie licántropa, April sabía que la única hija de sangre que tenía la Diosa Luna había sido Alex, una mujer de las mismas características que la diosa Luna, ella había tenido un hermoso romance con el dios del inframundo, pero luego de una trágica separación, ella se entero que esperaba un niño en su vientre, y su enojo y des
La semana para la pareja pasó sumamente rápido, como si el suave soplor del viento se llevase volando las horas y días desde aquel momento. Esa misma tarde los invitados caerían en su manada, siendo escoltados por dos guardias (uno de ellos siendo el mismísimo Thiago) de la manada Ricoparis, quienes hace tres días se habían ofrecido y retirado para escoltarlos. La pelinegra de hermosos ojos verdes se encontraba totalmente nerviosa, moviendose de un lado a otro através de la cocina donde las cocineras y cocineros se enfocaban en hacer el platillo que ella misma había pedido fuera totalmente perfecto, pues ellos querían que la primera impreción fuese perfecta, y el encanto y anciedad que trasmitía April se les contagiaba. A veces ella se acariciaba el vientre en una acción inconciente con claro nerviosismo, ella les había pedido a los empleados (quienes habían empezado a trabajas hace solo algunos días) que hicieran un delicioso guiso con chorizo colorado y carne, que era uno de los
Sus oídos llegaron a oír unos aplausos que resonaron desde la rural entrada al jardín delantero que tenía la mansión de Ricoparis, hacíendo que April, quien antes estaba concentrada en mirar a la linda morena de ojos marrones y vestido suelto de color verde, ser llevada de sus dos brazos por los guardias que anteriormente custodiaban la entrada de la masión pero por ordenes directas de una enfadada April escoltarían bruscamente a la invitada no deseada a las afueras de su territorio, girara su cabeza en un momento de instinto hacía esa dirección dando un vergonzoso respingo ante ese repentino he ilógico ruido en el eterno silencio en el que ellos estaban, claro sin contar los chillidos de la morena. April sabía y estaba enterada de que su esposo estaba detrás de ella, en realidad, desde hace mucho tiempo que el se encontraba en la puerta, como un idiota paralizado ante la escena que acababa de pasar y observando a la persona que aplaudia sin decir ni una sola palabra, el fuego de
—Es mejor que vayamos a dentro, ya son la una y veinte y el guiso esta hecho.—Sonrió mientras sovaba sus manos en un intento de calentarse, un jadeo de sonmbro hizo que April inclinara su cabeza hacía la rubia, quien ahora se encontraba siendo observada por todos, pero eso no le importo y casi corrio hacía la pelinegra que la veía extrañada.—Diosa Luna, guiso...¿Tiene chorizo colorado?—Preguntó anciosa, mirando hacía las puertas que se encontraban abiertas ante el descuido de los dueños y su situación. —Si, el otro día me encargue de comprar de los ,ejores ingredientes, y la carne, no tenía practicamente nada de grasa y se encontraba roja. Te aseguro que las cocineras hicieron un gran trabajo.—Empezaron a hablar, dejando a unlado a los hombres mientras acminaban charlando de comida y especias dentro de la masión.—Yo las sigo.—Anunció el alpha ajeno mientras le daba una mirada a Abdel para que le pe5rmitiera pasar, y al recibir un asentimiento miró a su representante y este entró ra
La comida sabía exquisita, los de sangre licántropa incluso pidieron un segundo plato, que no tardó en llegar pues las cocineras ya estaban preparadas para que ellos lo pidieran. Rápidamente llegó el segundo plato, el humo salía de la comida dejando saber lo caliente que estaba, y el olor que surgía de esta hizo que no esperaran ni un segundo más antes de comenzar a comer rápidamente la comida.—Cuando terminemos de comer, iremos directo a la sala de conferencias, quiero que terminemos el asunto lo antes posible, así ustedes disfrutan un poco su estadía y yo sigo haciendo mis cosas.—Habló Abdel, mirando de reojo a su esposa, que seguía ensimismada hablando con él otro alpha que le ponía atención a los dos a la misma vez.—¿Tan rápido quieres que nos vayamos? Estamos hablando de algo muy importante.—Respondió Leandro con el rostro serio.—Nunca salieron de mi boca aquellas palabras. Debe tener algún problema con sus sentidos de audición por que yo claramente dije que era para que yo t
Las horas iban pasando lentamente, como si las agujas del reloj se movieran como si un segundo durara la mitad de un minuto, las dos partes sumamente importantes de ambas manadas iabn hablando pacificamente sobre diversos temas después de un ambiente tan tenso como antes lo estaba, y mientras cada uno leía los puntos claves de el contrato, preguntaban las cosas que creían eran importantes y no entendían en su mayoria de lo que quería decir, por lo que le preguntaban a Abdel y a Morwen (que había llegado despues de esa discucion donde prácticamente la manada Capuchino suplicaba que les prestaran la mitad de sus guerreros por una guerra que tenían en Argentina) La tarde cayó a picada, en un resplandor el sol se escondió y las caras sonrientes de todos dio por sentada la reunion. Los empleados, que iban espiando de vez en cuando la reúnion sin poder escuchar gracias a que era un lugar insonorizado, se alegraron al ver he intuir que la reunion fue por buen camino, cmo si las caras sonrie
Después de merendar, se dispusieron a pedirles a los encargados de las habitacónes que llevasen a cada uno de sus invitados a una habitación separada a cada uno, aunque April se haya preguntado a la pareja si no queria tener una habitación para ellos dos solos, pero esta nego aclarando que el estar una noche solos no iba a ser el fin del mundo, y April rió, por que ella misma hace meses atras estaba diciendo lo mismo cuando en realidad quería estar tan pegada a el como una garrapata. Aprovechó ese tiempo en que sus inquilinos estaban dentro de sus habitaciónes solo para salir a tomar aire fresco en el jardín delantero, justo donde había tirado a la joven morena de indos y maleficos ojos marrones, no era que queria recordar esos momentos o sentirse miserable, no...no era eso, solo quería tomar aire fresco y conocer más ese jardín que era más grande que una casa promedio. Salió de la "casa" usando un poncho para abrigarse la parte del cuello y pecho, un suspiro salió de su boca cuand