La pregunta quedó en el aire, la adolescente de corte militar fue empujada por una figura un poco más grande que ella. El cabello largo de Casimiro revoloteo con el viento haciendo más atractiva la vista que daba aquel muchacho, pues el en enojo por sentirse utilizado solo pudo hacer aquello por lo que se encontraba en el piso arriba de su hermana, con ambas piernas a sus lados para evitar algún escape que ella pudiera hacer.
—¡Tápale la boca!—Gritó apurada April acercándose a ellos, siendo el chico Quién pusiera su mano en los labios de la mujer enojada, ella movía su cabeza de un lado para otro esperando que con el movimiento brusco este la soltara y escapar para seguir intentando reclutar a su hermano.
—Jefa, creo que es mejor cancelar la ceremonia, ella podría escapar y arruinarla…es solo una vez en la vida y seria horrible que fuera en estas circunstancias.—Acotó Thiago quien traía consigo unas esposas de puro aconitum dentro de una
Ella sabía que la culpa aun carcomía la mente de el muchacho, sin embargo no iba a dejar que siguiera así, no luego de ver a su hermana de esa manera…el ya no era como ella.—Ya no mereces nada, era la maldición hablando y actuando por tu como lo hace con ella. Sin embargo luchador contra eso y decidiste curarte, evitar la maldición y seguir adelante con tu nueva familia. Solo tienes que esperar grandes cosas para tu futuro, es así como el destino seguirá tu camino para bien o para mal…nosotros ya no podemos decidir su castigarte y no porque eres como otra persona, en cambio tu hermana….ella se niega a cooperar y quiere dominar a todo el mundo, eso no está bien y menos si es a la fuerza y muerte de los demás.—Yo…aun así, no puedo dejar de pensar en las cosas que hice.—Escucha, imagina que tu estuvieras de
Velas anchas y blancas, con gravados ilegibles a la vista humana, formaban un angosto camino perfecto para el tamaño de las telas que colgaban como vestido. La mayoría volteó la cabeza al escuchar las tiras de piedritas que hacían de vestido cada vez que daba un paso con sus pies descalzos, y ella solo pudo mirar al alpha que ya se encontraba a un lado de la gran piedra. Casi para su caminar al ver el estado del hombre, sus negros cabellos peinados y húmedos hacia atrás, con algunas hebras que formaban finos mechones caían en su cara dándole un aura más atractiva. Un traje completamente blanco al igual que las pocas telas que tenía ella del color puro, la camisa estaba desabotonada justo en las dos primeros botones, dejando que el saco cubriera sus hombros y brazos, la tela amoldaba perfectamente la figura del muchacho disfrazando su musculatura. Sus ojos tenían un delineado negro en la parte de abajo, haci
Un pitido agudo llegó molestando los oídos de todos, Mandia sonrío al notar el por qué de eso. De momento menos esperado como si de una linterna recién encendida a todo esplendor viniera de la luna hasta la tierra, quemando la tierra por la fuerza y calor que la energía emitía. Todos se obligaron a cerrar los ojos cuando el polvo y humo se levantó, apagando las luces de fuego que mantenían el camino iluminado.El silencio de un momento para otro reino el lugar, permitiendo al más curioso de la manada abrir los ojos en el lugar exacto del impacto. Thiago dio un jadeo de asombro ante la luz que descarrilaba su vista, pero sabía bien de quién se trataba, los demás hicieron lo mismo, pero estos veían como la luz azulada se iba apagando levemente permitiendo ver quien era la que lo emitía, sus cabellos rizados y cortos, permitiéndose llegar hasta por debajo de sus hombro
Los gritos y aplausos de alegría y euforia no se hicieron esperar, para ello el ver a la pareja junta y con la esperada bendición de la Diosa solo los hacia querer llorar de la emoción, sabía que el reinado frío del alpha acabaría para iniciar uno más cálido y gentil junto a la luna de la manada, que ya estaba dando señales desde hace mucho. Los recién casados sonrieron ante la atención, más April quien estaba más suelta y liberada de la tensión, ambos giraron hacia el montón de gente para ver como estos aún se mantenían en su lugar. La diosa luna dejó escapar una sonrisa antes de dar la cara hacia los demás lobos, alzó las manos elevándolas a la altura de su cabeza para luego dejarlas caer en un rápido movimiento, desapareciendo apenas esta acción terminó, en miles de partículas celestes que inundaron el bosque por la pequeña explosión que dio como resultado de aquella desaparición. La madre de Abdel había esperado a que la diosa se fuera para acercarse a ellos ocultando su e
El sonido de los aullidos sonaban como una suave melodia acompansada para sus oidos humanos, su vista verdoza se dirijió a la persona junto a ella, dándose cuenta sobre las ganas que tenía la mujer de transformarse en una loba completa y unirse a ellos en el canto hacía la luna. April lo pensó, y de pronto se vio en su lugar, si bien estaba claro que ella era únicamente humana y nunca había tenido siquiera la remota posibilidad de tener a un ser lobuno dentro de su mente y ni mucho menos transformarse en uno, ella entendía la sensación de pertenecer y extrañes que tenía Mandia a pesar de los diferentes escenarios que cada una conllevaba. Con vergüenza disimulada camino tratando de ocultar los pequeños ruidos que hacía su vestido al chocar las piedritas que este poseía, tomando por sorpresa a la mayor, quien no se esperaba que April quisiera tomar la iniciativa de hablar tan rápido, pues a pesar de ser una persona extrovertida a su manera, no estaba en ella iniciar conversaciones. La
El sonido de la música en campanadas, que surgían de las hojas que poseían los árboles, sonaban a compás del viendo dando una alegre melodía, la música era tan animada y rítmica que no era siquiera necesario seguir una coreografía exacta a la hora de bailar. La pelinegra, quien aún seguía tomada de la mano de Abdel después de aullar, veía a la manada maravillada, pues cada uno de los integrantes tenía su propio baile pero encajaban perfectamente. Mandia se encontraba alegre y energética ante el nuevo descubrimiento que había experimentado. Por primera vez en mucho tiempo se encontraba saltando y bailando entre los pastizales rociados de rocío que mojaban su piel en un suave contacto. Mandia era una mujer hermosa a los ojos de April, sus cabellos castos y sus ojos negros le daban una belleza exótica al igual que su piel clara. Era una mujer bellísima incluso más en sus años jóvenes, todos en el pueblo sabían, había sido la mujer más fuerte de toda la manada años atrás su lo
Sus hermosos, lacios y castaños cabellos caían despeinados como cascada en su flaco rostro, denotando con claridad la falta de comida descanso qué poseía su cuerpo magullado, estaba claro que su presencia no era lo que más preocupaba a la mayoría de los habitantes de Ricoparis, pero la suciedad que inundaba su rostro como si la misma fuera perteneciente a este, el sudor que caía en gruesas y sucias gotas desde su frente hasta pasar por la curvatura de su cuello y perderse en sus roñosas ropas, era simplemente desagradable para la vista ajena.La muchacha casi desvanecida había dejado a más de uno sorprendido, y mas por la falta de aire que parecía tener, pues sus pulmones parecían a punto de explotar ante el sobre esfuerzo que hacía para que el aire lleno de oxígeno entrara, hasta podían escuchar el forzoso y agudo ruido que salía de
El viento levantó las ramas de los árboles en un fuerte empuje que inició el vaivén brusco de las hojas al agitarse, la manada reunida que miraba furiosa a la mujer híbrida delante de ellos no pudieron evitar gruñir como lobos salvajes en pleno bosque en una lucha por territorios, ellos sabían muy bien lo que significaba una maldición, tenían a una personificación de ello en Mandia al ver que aumenta solo era una humana con el poder del aullido al igual que ellos, era la antigua luna de la manada, la desgraciada de toda la sucesión…la que fue maldecido injustamente cuando mataron a su esposo frente a ella. La maldición era un acto tan cínico como lo que Zaira y su hermano habían sufrido a través de su madre, la nula empatía que tenían estos seres que maldecía era una tortura para buenas almas, y que la chica de pelo corto estuviera en la misma posición que aquellas brujas…quemaba el alma de Casimiro. Y si bien aquella palabra tan prohibida en la manada no estuviera totalmente concre