Los hombres quedaron muy sorprendidos por lo que la enfermera les comentó, y más que eso, están muy asustados por la reacción que tendrá su jefe cuando se entere de lo ocurrido. Ellos se arrepienten de haber acatado la orden que ella les dio para que se fueran a descansar al hotel, con la esperanza de que allí nadie le haría daño.

— El jefe ya debería de estar enterado sobre lo que ha pasado, si no se lo decimos rápido se pondrá aún más furioso y es capaz de mandar una bala por llamada y destruirnos en segundos. — Opinó uno de los hombres.

— Lo mejor es que se lo digamos ya, para que él ponga las barbas en remojo y se prepare para el ataque, porque sí, esto es un ataque y lo hiso alguien que quiere hacerle daño a él y como no puede hacerlo directamente, encontró el objetivo con el que destruirá aún más al capo del cartel. — Opinó otro de los guardias de seguridad.

— ¿Por qué te noto tan seguro de lo que dices? — Preguntó Vitorino, el hermano de Valeria. Poniendo en práctica lo que apr